Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

sábado, 30 de abril de 2011

CULTURA Y REBUJITO

Hermanos, hermanas...

Las veces que me he pasado por la Feria de Abril, no he podido superar la codificación automática y autónoma que mi mente hacía de todo lo circundante. El nivel de estimulación visual y el embotamiento sonoro, se unía al inevitable análisis de los acontecimientos: allí, unos novios se insultan a gritos (apagados por las sevillanas que suenan desde las casetas), allá unos canis roban el móvil y el peluco a un pijo impune y relajadamente, acullá un borracho violento y encocao provoca a un nota para pelear… E inexplicablemente, la gente allí concurrida, se divierte. ¿Me he perdido algo?

Básicamente se trata de un lugar enorme donde los adultos han acordado un macrobotellón con licencia y ánimo del ayuntamiento para tajarse en la calle. Todo esto se ejerce en un entorno de casetas guardadas por un gorila que impide la entrada a los fulanos que no pertenezcan a la élite de los socios. Los socios se reúnen en dichas casetas (disfrazadas de los equipos de la ciudad, que hasta para eso hay que ser apretados aquí), engominados, enchaquetados y pijines, para disfrutar del real de la feria, debidamente regado de mierda de caballo, mierda de humano, orines de humano, potas de humano, y un pestazo de mil pares. Pero nunca fue problema para el andaluz de pro, que siempre valoró las tascas y tabernas más positivamente cuanto más serrín en el suelo, grasa en la barra, e inaccesibilidad en el baño, si lo había.

No deja de ser curiosa la querencia de los compatriotas por el cuidado del aspecto para lucirlo en sitios inmundos. En esta feria inquietante y admirada, podremos ver a la vez en dos metros cuadrados, a una hermosa y elegante chica vestida de flamenca, una gitana con el culo en pompa meando en una pared, y un borracho chillando el himno del Betis. Qué maravilla…

Allí los caricatos tienen oportunidad de pagar un montón de pasta por un plato de plástico con dos chocos, o tres gambas revenías… o coger una papa con “rebujito”, ese invento de algún genio de aquí, consistente en adulterar la manzanilla (orgullo de Sanlúcar de Barrameda) con Seven Up, o lo que es lo mismo un calimocho de las latitudes bajas. Las ambulancias recogen esos días más imbéciles con comas etílicos que pasajeros el metro, y cumpliendo el 061 su inefable trabajo, contribuyen a abortar el mecanismo natural que ayudaría a la humanidad a deshacerse de la escoria beoda y lastrante.



La música, alegre y bailable, aumenta el número de futuros portadores de sonotones con tal de sonar más fuerte que la de la caseta vecina. La flamenca con sus gafas de sol y su porte señorial con tabaco en la zurda y vaso de tubo en la diestra, grita en el oído al pijo de las patillas de ganadero, la chaqueta celeste y las pulseritas rojigualda, partiéndose la garganta antes de coger el cáncer de justicia, sabiendo que el gesto es el propicio para que le coman la boca. El anfitrión, o socio que convida pasa los platos de boquerones y las cañas sobre las cabezas de los concurrentes, colorado por el vino y gritando chistes malos de cojones entre “arsa”, “ole” y “ahí está er tío”, además de llamar “guapa” y “preciosa” hasta al calorro de los buñuelos.

La multitud se agolpa, y suda, y se pelea por una silla, y llaman a la policía por robo de cartera, y todo lo que sea menester. Y todo esto les divierte. Grandioso. Magnífico. El ser humano ha aprendido a sentirse cómodo en la mierda y el agobio con tal de que haya alcohol de por medio (aunque luego te denuncien porque les has mirado mal). Yo no lo entiendo. Quizás sea que aún no he llegado al grado esperable de evolución del andaluz medio. Pero si debe ser así, prefiero permanecer en mi bendito primitivismo.

¡Andalucía ha muerto! ¡Viva Andalucía!

Podéis ir en paz.

martes, 26 de abril de 2011

LA BBC (II): MINIBODAS

Hermanos, hermanas...

Ya dedicamos hace unos meses un sermón a la culturilla de aquí, en relación con los absurdos rituales de puesta de largo (Véanse los sermones del mes de agosto´10). Al ser esta, época de comuniones, no puedo evitar ver los excesos del personal y sus notables esfuerzos por aparentar ante el vecino. Una comunión cuesta una media de 3000 euros. Los iletrados y resentidos echarán la culpa a la iglesia y quedarán satisfechos. Pero la culpa de esto no la tiene el clero. La tiene una vez más, la masa.

Evidentemente, gastarse medio millón de pelas en jugar a las muñequitas es un acto libre (por mí como si se la machacan con dos piedras), pero no respetable. En realidad estoy un poco hasta las gónadas de que todo sea respetable. Todas las opiniones y opciones no merecen respeto. El respeto debe merecerse por el mérito o la bondad de un concepto.

Si ya son absurdas las bodas que describíamos, en las que te cobran multas por ir con tal de acumular 40 ó 50.000 euros (porque la boda costó una media de 25.000), imaginen ustedes inventarse una celebración por toda la cara, en la que vestimos a una infante con un vestido de novia, le hacemos un recogido, la maquillamos, la ponemos sexualmente apetecible, y le hacemos una sesión de fotos en los lugares punteros del pueblo para culminar en un montaje fotográfico de estos modernos y barrocos para que la madre pueda decir “mira mi niña: ni la Keit-mos”. Invitamos luego a todo cristo al guateque para que aporten presentes, paguen la multa por pringaos (como en las bodas), y hagan de extras para rellenar un evento a como de lugar; porque en la vida social de la gente de ahora hay que ser como en el Facebook, cuantos más chalados aparezcan como amigos, aunque sean conocidos de tu primo segundo, mejor… más popular e influyente en la comunidad es tu vástaga y su puta familia. Langostinos a tutiplén, castillo flotante de goma de estos para revolearse (incluidos adultos con la papa de fin de fiesta), payaso cumpleañero y globofléxico para fardar de que “yo es que tengo un poderío y unos recursos para distraer al personal que se caga la perra”, y tertulias catetas de gente disfrazada… Coño, lo estoy diciendo: una boda. Joder, para este rito iniciático de toda la vida, déjate de basarlo en una religión de la que apenas conoces nada y ve al grano. Monta una puesta de largo para tu niña la pedante, como hacen los mexicanos con la fiesta esa de las quinceañeras, y listo. Excusa directa.


Y atentos, hermanos: todo este atrezzo y carnaval porque al infante le han dado hoy un trozo de recorte de pan como símbolo de una supuesta continuación en la religión católica, que para colmo es mentira. Porque ni el niño tiene idea del símbolo en cuestión, ni tendrá en un futuro Confirmación ni hostias, ni tendrá puñetera idea de qué religión tiene, ni sus garrulos familiares saben comportarse en una misa.

Pero no sólo nos centraremos en la figura de la niña precoz. También está la llamativa estampa ya clásica del marinerito (que vete tú a saber la historia de por qué y de donde viene el disfrazar a las personas de esto, y por qué los padres lo tienen tan aceptado) o qué decir del almirante (que es el disfraz que usan los padres con aires de grandeza para destacar socialmente al niño, aunque este tenga un expediente en primaria de “Necesita Mejorar” hasta en el recreo). En las comuniones se monta tal armada de grumetes que parece que en vez de decir “El cuerpo de Cristo” el cura va a soltar “Rompan filas” o “Leven anclas”, y todos al abordaje.

Toda esta apariencia me asquea, hermanos. Tanta necesidad de sobresalir sólo puede estar causada por un gran vacío existencial, una necesidad enorme de aprobación y admiración social, y falta excesiva de otras muchas cosas ricas y estimulantes que tiene la vida. Pero qué vamos a esperar de la masa, si ni siquiera los ídolos populares saben dónde está África en el mapa…



PD: Con ese afán de protagonismo y hedonismo, ¿cómo es que aún no se ha puesto en boga en las bodas de este país lo de las damas de honor? Porque no se les habrá ocurrido todavía, y estoy yo aquí dando ideas. Anda que no… ahí tenéis otra excusa para lucir vuestros disfraces, tocados y piercings, y mostraros en el mercado de la testosterona de los convites a todos esos buenos mozos borrachos de los peinados de crestita.


Podéis ir en paz.

sábado, 23 de abril de 2011

ESPAÑA

Hermanos, hermanas...

He aquí la manifestación del problema de España:



He aquí su solución:

martes, 19 de abril de 2011

DESTRUIR EL TEMPLO

Cofrades, cofradas...
¡Pecadores, fariseos! ¡Arrepentíos!

Ya hace dos semanas hablábamos sobre el politeísmo andaluz y los cofrades, hermanos. No se dejen abrumar por sus aires de seguridad potenciados por su pompa y parafernalia.

A Jesús de Nazareth le dieron matarile al pobre mío por una actitud heróica consistente en fomentar el cambio de un sistema cultual (de culto concreto), que estaba basado principalmente - aunque no quisieran verlo sus contemporaneos - en la ganancia económica. Alrededor del templo de Jerusalem existía una gran actividad de compra-venta, sobre todo de transacciones holocáusticas (para sacrificar animales había que comprarlos, prepararlos, mandarlos matar y ceremoniar todo el tema). El culto era sólo un pretexto para posibilitar una cadena comercial de la que se beneficiaban muchos. Acabar con todo esto era un tema peligroso. Arremeter contra los puestos de mercaderes no era sólo la acción psicótica de un loco, y amenazar con destruir un templo corrupto y reconstruirlo no era una chulería. Era arremeter contra el sistema, contra la mentira. Contra el "haz lo que está escrito, compra, danos pasta, o irás directo al Gehenna, lo dice Yaveh" (beneficio de saduceos y fariseos). Y reconstruirlo, hacer un saneamiento desde los cimientos.

¿Ha cambiado algo? Parece que Jesucristo fracasó, hermanos. No para los que nos planteamos las cosas (para los que no deja de ser un maestro), pero sí para la mayoría del mundo. Los fariseos sevillanos, malagueños y demás de nuestra época siguen con sus ritos sin sentido, argumentando a veces que si no se sacaran los pasos, mucha gente iría al paro (orfebrería, textil, floristería...). Efectívamente. Es un tema económico. Exacto. ¿No nos suena de algo ya todo esto del mercado alrededor de la religión, ese sistema de dominación al servicio de la economía? Alrededor de las catedrales, mercados. Alrededor de los templos hindúes, mercados. Alrededor de las mezquitas, mercados. Alrededor de los McDonald´s, mercados.

Siempre ha sido así, no llegó nunca a cambiar. Desgraciadamente, en la práctica, Cristo es el gran perdedor romántico. Lógico que cuando un tío le eche cojones al sistema, ya sea ahora o hace dos milenios, se lo carguen, le evaporen, o le ignoren de lo forma más infame. No hará falta matarle, el pueblo pedirá su aniquilación. Nada ha cambiado. Ay, cofrades... arrepentíos de vuestros pecados, arrepentíos de ser vosotros los que, lejos de ser cristianos, fomentáis que el templo siga lleno de tienduchas, globos de Dora Exploradora, bares de tapas, y esas cosas por las que el galileo vendría a daros un remake de hostias como las recordadas en Juan 2, 13-22.

¡Pecadores, mercaderes! Lo que mueve este folclore no es el dinero. Es la fe. Seguro que sí.


Podéis ir en paz

jueves, 14 de abril de 2011

CÓMO NOS LAVAN EL COCO (2º REVELACIÓN)

Hermanos, hermanas...

El otro día hice un pedido al Telepizza. Al comerme la primera porción caí en la cuenta de que no me entusiasman las pizzas de este sitio. Prefiero mil veces las que yo mismo me hago en casa. Empiezo a analizar el suceso. Recuerdo que estuve en el cine. En una escena un tipo recibía un pedido del Telepizza con todo el logotipo estampado en la caja. Mientras pego el segundo bocado me cago en mi estampa por ser tan gilipollas de, sin gustarme el producto, haber caído en esta trampa tan vieja pero aún eficaz de lo subliminal, conociendo como conozco el mecanismo del engaño publicitario y la intención que tiene de exprimirme. Si esto me pasa a mí sin enterarme, que soy menos consumidor que el abuelo de Heidi, qué no conseguirá un anuncio puntero o un videoclip con una niña pija y mimada, o un cani ostentoso.

No te engañes amigo piltrafilla, el bote de gomina que te enseña Cristiano Ronaldo vestido de Armani es la solución a todo. El amigo consumidor tiene tres churumbeles a los que pasa una paga de manutención desde que su mujer (una gorda que consiguió la separación alegando maltrato psicológico en falso) le botó de la casa que aún paga. Intenta rehacer su vida con una niña joven y bajuna que se lía con otro cuando puede. Lleva en paro tres años y se le acabó la ayuda de los 400. No consigue trabajo porque para muchas cosas necesita la ESO, y no la tiene. La barriga cervecera no le deja ver su pajarito cuando mea (en su lugar ve el logotipo de la camiseta del Real Madrid y una mancha de chorizo). Porca miseria. Qué vida más patética… Pero es sólo momentáneo: al ver el tarro que anuncia Ronaldo, sabe que si lo compra y lo usa, todas las cualidades del héroe le serán transmitidas en el acto. Se ve triunfador, ídolo de nenas y señoritas de la vida de alto standing, conductor de coches pepineros, admirado, guapo, con tableta de chocolate. Se mira al espejo y – milagros de la parafísica – se ve parejo en belleza a su compañero en sueños. Es en definitiva, un grandísimo gilipollas.

Los Special K salen en la tele devorados por unas tías que para qué te voy a contar. Línea perfecta, culos prietos encajados en ropa a medida, extremadamente guapas, y no haciendo nada más que comer cereales para conseguir el efecto estético. El spot avisa de que sólo con Special K, una dieta equilibrada y ejercicio podrá conseguirlo cualquier fulana. Pero a la fulana de a pie – con su celulitis de serie y sus estrías de haber intentado la dieta de la alcachofa y la del ramadán crónico – le sale por la otra oreja lo de la alimentación y el ejercicio, y encaja como agua de Mayo lo de comprar la caja, entre autoimágenes de belleza prometida y promesas de polvos conseguidos con los maromos que anhela. Somos realmente patéticos.

La estrategia es darte donde más duela: al complejo, a la inseguridad, al vacío existencial, al defecto que te atormenta porque eres imbécil. Tocarte en lo más sensible para crearte un vacío, una necesidad que en verdad no tienes, para convencerte de que la cubras, de que necesites cubrirla, de que los demás ya la han cubierto y maricón el último. La persona insegura necesita adquirir cosas que sienta que le hagan especial, y he ahí el por qué de que los inseguros estén siempre de shopping (intentando encontrar algo definitivo con lo que demostrar a los demás que no son mediocres, sin conseguirlo). Es increíble la cantidad de gente (pongamos un 99%) que se siente impelida a comer mierda si se lo piden en un anuncio con glamour. La cantidad de insensatos que se crean de balde la necesidad de conducir un coche tal o de fardar de un móvil cual. Acto seguido, fulanito manda al ostracismo el mp3, muerto de ansiedad, para comprarse la PDA de última generación. ¿El Mago de Oz se lo dijo? ¿las voces se lo dijeron? Un simple anuncio se lo dijo. Un anuncio aséptico, con tía buena que cree que poseerá, maromo sofisticado pero alegremente informal en el que cree que se convertirá, y que en el spot triunfaba como animoso emprendedor a la aventura. Sin embargo este fulano es un don nadie, mileurista, futbolero, incapaz de una conversación asertiva , que vive en los pisos del Migue. Le crearon la necesidad de aparentar éxito porque carece de él. Y él cayó.

La cosa es que consumas, que des pasta sin pensar. ¿A quién? A los pecadores que mueven los hilos, a los bancos y corporaciones. A los supervillanos de toda la vida que nadie lincha porque no se les ve. A los que de todas formas no lincharía nadie porque estamos aborregados dentro de la burbuja atractiva y sedante del “tú puedes tener privilegios sin fin, financiando a 12 meses sin intereses”. Cuando realmente bastaría con decir: “¿Necesito? Yo no necesito una puta mierda; yo sólo necesito ser feliz, y eso me lo procuro yo. ¿Cómo? No siendo un esclavo de la necesidad perpetua”. No necesitamos 15 pantalones, necesitamos 2. Ni 20 pares de zapatos, necesitamos 1 ó 2. ¿Creéis que necesitamos un móvil con blutú, conexión a su puñetera madre y pantalla táctil? Eso dicen que necesitamos. Necesitamos un teléfono para hablar con otros que también tengan un teléfono. ¿Necesitamos un Mercedes con tapizado de cuero y llantas de aleación de sus muertos? No. Necesitamos un coche que nos lleve del punto A al punto B. Tanta hostiería…

Pongamos el ejemplo de McDonald´s (empresa con 55 millones de clientes al día comiendo mierda a esportones). Aquí un anuncio de un bebé mamando una hamburguesa. Qué sutil, pero qué de cabronadas nos dice. La mitad de la población nace y muere bajo los arcos de McDonald`s. Son como tus padres, siempre están ahí, fiables 100%. Tanto que le puedes dar de comer una Big Mac a un bebé. De bazofia nada. Puede que hasta tus abuelos tengan recuerdos en un McDonald´s. McDonald`s te quiere, tío. Valores familiares y toda esa movida. Publicidad y dibujitos directos al cerebro de los críos para que opten por el Mc como opción única para celebrar el cumpleaños. Vayamos en redil a comer mierda y pagar por ello. Necesitémoslo.

Un sistema educativo y una educación familiar cada vez más inexistente, y unos medios cada vez más invasivos consiguen que se hagan realidad los sueños de los supervillanos. Tan culpables nosotros como ellos, que entramos por el aro de ahogarnos con hipotecas y seguros criminales mientras no salimos de pobres creándonos vacíos que llenar con chorradas.



Para acabar, analicemos este anuncio de Ikea, en el que los hijos de su madre parece que se ponen de tu lado con eso de “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”, aportando imágenes de pisos de 30 metros, mesas plegables para comer, sitios originales y con encanto para hacer lo que se pueda jugando al escondite (directo al subconsciente), para largarte en definitiva dos mensajes:

El oficial: Te entendemos, tus dificultades, tu felicidad a pesar de, (no, yo sí se lo que es todo eso, y ustedes de Ikea no tenéis ni puñetera idea), tu heroicidad diaria, tu vida… amigo.

El real: Es más rico el que menos necesita… pero lo que te vayas a gastar te lo gastas aquí… pringao.


Podéis ir en paz.

martes, 12 de abril de 2011

PREMIO A LOS HIJOS DE PUTA DEL AÑO

Hermanos, hermanas...

… Y el merecido premio se comparte, y va para los eurodiputados y para el Banco Central Europeo.

A los primeros por su hercúlea y útil labor consistente en sentarse en un sillón ergonómico y esperar la paga millonaria (eso cuando no faltan para ir a sus programas de radio o a sus negocios y trapicheos, que se tendría que mandar una notita a sus padres para informar de que hacen la rabona). Estos son los que desde Bruselas y desde aquí mismo en su partido propio, te tachan de antipatriota y cabrón desconsiderado por sentirte puteado con las medidas y recortes, con la subida de todos los impuestos, y con las veces que te meten el dedo en el culo para que ahorres en energía, combustible y en lo que a ellos les convenga… Pero luego, votan (pensando que nadie se va a enterar) que ellos no van a viajar en clase turista ni de coña porque eso de ajustarse es cosa sólo de los pringaos del pueblo. Además votan por no congelarse el sueldo (mejor subirlo, supongo, ¿o estamos locos aquí…?) y acumular dietas, cuando antes de ayer nos bajaron el sueldo a usted y a mí por la cara (que no ganamos en un año lo que ellos en un mes). Lo de ser austeros iba por nosotros… Eso se avisa. Debe ser un trabajo muy duro ajustar a los demás.

Prueba de más para corroborar que estos tíos y tías no son mejores que los concejales de pueblo o el trepa del curro. Son iguales, o psicópatas manipuladores de mayor alcurnia, si cabe. La aristocracia. El Ayuntamiento de Huevar del Aljarafe no paga ni a Dios (hay proveedores que esperan cobrar desde hace 4 años) y encima se vanagloria de lo competentes que son. Pues eso es lo que hay en todos lados. Mierda y más cara que espalda por doquier. A nivel de pueblo y a nivel de continente. Europa, al igual que el Imperio Romano en su última etapa, comienza a devorarse a sí misma, podrida de corrupción desvergonzada e impune, comprando la deuda de sus propios miembros para de paso extorsionarles (explotar las colonias y los países pobres ya no satisface el síndrome de tolerancia que tiene en lo alto), cediendo continuamente en sus valores, reblandeciendo su moral ante lo demagógico, y practicando el canibalismo económico como último paso de decadencia. Si en España o Europa gobernara Bob Esponja, nos iría mejor. O por lo menos sería una vivencia más coherente. ¿Dónde está el voto en blanco para echar a estos putos hipócritas de Bruselas, a los politicuchos de cada cutre-ayuntamiento, de cada parlamento? ¡Jauría de pecadores!

Y los segundos, los del Banco Central de los cojones, por empezar a subir el euribor, los tipos de interés, o en cristiano, los puntos del cinturón para apretarte el cuello. Estos sociópatas consentidos y mearruedas han visto que Alemania, Francia, y amigos, están saliendo de la crisis y te empiezan a meter intereses alegremente sudándoles la polla el que otros tropecientos millones de pringaos (que al cabo no sirven nada más que para mantenerlos a ellos en la cima del poder) no lleguen con su sueldo de 800 euros por muy diplomados y licenciados que sean.

Al final, también se deriva de todo esto la paradoja imbécil del año: tanto unos como otros te dicen dos cosas:

1. ¡Ahorrad malditos, conteneos, os recortamos los sueldos míseros, practicad lo estoico, sed austeros!
2. ¡Consumid insensatos: si no lo hacéis, la quiebra absoluta caerá sobre nosotros, colapsará el bienestar!

En qué quedamos… Que yo sepa, para consumir se necesitan perras. El anterior sigue siendo el discurso del hijoputa. De los tiranos asociados del mundo libre y no tan libre. Nos tratarán siempre como a máquinas generadoras de energía, trabajo y dineritos. Lo que quieren decir (o mejor, no decir) es que hay una diferencia entre microeconomía y macroeconomía. Cuando la macro, que es la de ellos, va bien, todo está viento en popa, aunque la micro, que es la nuestra, nos mate a pellizcos. Cuando la macro va mal, hay que exprimirte para salvarles el bienestar de vida de sus piscinas chaleteras y vacaciones en Seychelles. ¿O qué pensamos que hacen cuando te suben la hipoteca o el gobierno inyecta tu dinero a los negreros de los bancos para salvarlos y que sigan flagelándote?

Todos estos tocapelotas no dejan de ser como aquel niño que exige que todos los juguetes sean para él, y los de sus amigos... también. Sólo que estos viejos tienen más años y más dinero. Nunca aprendieron nada, y de tanto llorar para mamar, llegaron a gobernar el mundo, como un crío caprichoso ultrapoderoso, o un supervillano de tebeo. Espero algún día la toma de conciencia colectiva de los esclavos para hundirlos a todos en la mayor miseria posible. ¡Al Infierno con ellos! Que Dios Nuestro Señor les meta un rayo justiciero por el ojete y nos deje una tierra libre de ratas acorbatadas y sanguijuelas financieras.


Podéis ir en paz.

domingo, 3 de abril de 2011

EL POLITEÍSMO ANDALUZ

Hermanos, hermanas...


Qué gran tema, hermanos. ¿Por qué el prefijo “poli”? Resulta evidentísimo. Cuántos representantes de esta cultura andaluza de gracejo, romerías y fiestorros catetos habremos visto disertar acerca del plus de honorabilidad que tiene su Cristo de su hermandad cofradiera, frente a otro cristo cualquiera. Se entiende que dan por supuesto que la virgen del Carmen y la Macarena son identidades diferentes. Deidades diferentes. Que algunas de esas imágenes de culto son buenas-buenas de verdad y otras de chichinabo. Que la persona con nombre en el DNI “Joshua Ben Joseph” o lo que es lo mismo, Jesucristo, hay varios, y no me vaya usted a confundir uno con otro que es pecado. En pocas palabras, el catolicismo andaluz nunca dejó de ser simplemente, paganismo. Esto resulta en multitud de “dioses” que son venerados por peñas de personas que se hacen del dios concreto y lo siguen como el que sigue al Betis o al Sevilla (en muchos casos se solapan), y compiten entre sí por dejar claro quién viste más hortera al muñeco, quien tiene más quilates en los varales o quién más número de penitentes (signo de la audiencia y estatus de la deidad). Recuérdense frases clásicas dichas por los capillitas: “yo soy de mi cristo / como mi virgen de los siete dolores, ninguna…”.









Existen fenómenos antropológicos muy curiosos en Andalucía (aquí, unos cuantos):

Ateos beatos: pregúnteles a multitud de cofrades y/o romeros sobre cuestiones de su propia religión. La mayoría de ellos no tiene ni puta idea. Ni siquiera saben la diferencia entre un católico y un protestante, ni entienden una mierda sobre la filosofía de Jesús de Nazareth. Algunos se cagan en los curas, y otros tranquilamente te dicen que no creen en ná, pero salen de penitontos en su virgen. Es un claro indicador de que la Semana Santa aquí no tiene nada que ver con la religión. Es folclore puro y duro. Emoción inyectada directamente en vena desde “chiquetito”, control y sugestión desde lo afectivo. Perfecto para manipular mentes que creen no tener nada más que aprender. Véanse esos pregones barrocos, floriteros y pseudointelectuales.

Excesos en el Rocío: nunca se ha visto en el planeta tanto borrico montado a caballo como en la peregrinación a las marismas de Doñana. Aunque no todo el que peregrina allí es un crápula, el porcentaje de cachondos invocando a Baco y chutadores de rayas, es significativamente mayor que el observado en otros caminos como el de Santiago (en el que corre el canuto junto al misticismo). Lo suyo allí es irte con tu pandilla de pijoamigos rumbafílicos, tu vestido de volantes con gafas de sol, a desmadrar en una casa de hermandad, consumir en la bacanal (que ha costado sus varios miles de euros), pasar la resaca, y como hacen muchos, volverte a tu pueblo en coche cuando acabe. Al terminar, nadie te quita del cuerpo los cuernos que le has puesto a la parienta con los polvos del camino, y tus diítas de vacaciones (que visto así, viva la blanca paloma y lo que se tercie). Mientras tanto los mozos llevan a la virgen, todo muy apretujado, y hostian a todo aquel foráneo que intente portarla o robar un poco de su aura divina. Y a ver qué tiene todo esto que ver con Dios y con la madre que lo parió. Si Cristo levantara la cabeza iba a multiplicar las hostias que dar a esta reunión de tontos.

Gore en las calles: un niño de 5 años es aupado en los hombros de su padre para ver al crucificado, que asoma por la esquina, entre música apoteósica y jumerío. En el paso cubierto de plata, la figura de un hombre clavado literalmente en una madera, asfixiándose, desangrándose, torturado lentamente hasta la muerte, y cubierto de heridas chorreantes… como Dios manda. Las gentes gritan “¡guapo, guapo!, sacan fotos iguales a las del año pasado, aplauden ante una subida del volumen de la música. El niño fascinado, ya está curtido en la casquería porque su padre, el devoto capillita miembro de una hermandad, ya le ha puesto en la tele de casa la peli de “300”. La virgen pasa después, llorando porque al hijo se lo han matado cruelmente. La gente lo flipa en colores, lloran, “¡guapa!” (aquí en Andalucía que uno sea guapo es un mérito añadido y trascendente). El capataz del paso, disfrazado de alto-empresario emplea las formas del míster de un equipo de fútbol y mientras se regocija por sentirse admirado y envidiado, emplea frases emotivas baratas y populares que ponen el tejido capilar mirando al Hispasat: “¡Niño, que se´nteren los´anhele que hoy la Señora se pasea con nosotro!


Sacapasos y mandamases: muchos de los que van abajo eyaculan metafóricamente ante tan emotivas palabras. Pero es curioso que un alto porcentaje sean sólo adictos a esa emoción. Son los sacapasos, a los que llamamos así para distinguirlos del verdadero costalero (que lleva el paso por devoción). Llevan un paso el lunes santo, el martes, y cada día de la Semana Mayor. Les importa un carajo lo que carguen, son frikis del folclore semanasantero. Al igual que sus novias, que encuentran orgásmico que su hombre se dedique al primitivo y rudo arte de la carga de kilos (fenómeno extraño, pero real, no obstante). Luego están los mandamases de las juntas, que emulan a las directivas de los equipos de fútbol (o no se si al revés) - cuyo cometido es disertar sobre las nuevas bambalinas o sobre los rumores cofradieros de la hermandad rival -, y constituidas por niños viejos que imitan a Alejandro Agaj, hombres de derechas del PP, y hombres de derechas del PSOE.











Todas estas y otras que no digo para no aburrir, son las cosas que nos advierten de que la cultura andaluza sigue siendo primitiva y de pensamiento mágico. Como todas las cosas extrañas de este mundo, tiene detrás una razón económica. Y vergonzosamente, cuando nos reímos de los mojamés dándole vueltas a la Caba como gilipuertas o de la tribu de los yanomami porque le cortan el prepucio al púber con un machete, olvidamos que nosotros tenemos, al igual que ellos, un sinfín de rituales que dirigen nuestra vida, de los que no nos preguntamos el por qué, aceptamos ciegamente, y que no nos cuestionamos ni hartos de vino.


Sevilla tiene un color especial. En Cái hay que mamar… Hace poco, pregunté a un autóctono (con estudios universitarios) en el desierto del Taj, por qué son sagradas las vacas. “Porque todos creen que son sagradas” fue su respuesta. Nada nos diferencia de los demás.


Así nos va. Andalucía ha muerto. ¡Viva Andalucía!


Que Dios (en genérico) esté con vosotros.


Podéis ir en paz.