Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Mc,2;27

Hermanos, hermanas...

Qué vacaciones más buenas. Los dos años y pico de escribir en esta parroquia sobre burradas y barbaridades me ha reportado unos meses de paz y tranquilidad (o por lo menos de no distrés), que agradezco enormemente a la labor terapéutica de esta parroquia. Escribir menos es una buena señal, pero no he podido evitar acercarme hoy al púlpito para desfogar sobre el tema estrella esta semana, hermanos.

¿Por qué dormimos aún? Nos gusta dormir más que a un tonto un lápiz. Dejando claro, como siempre, que aunque no comprenda la opción pasiva, respeto las decisiones de los demás (Dios sabrá de sus motivaciones), tengo que matizar que no respeto todas.

El compañero de trabajo que comenta que no se movilizará porque no le llega el dinero si no cobra el día de huelga, pero que luego se gasta 100 euros una tarde en copas, o tiene su chacha limpiándole en casa porque él odia las tareas domésticas, y está entrándole en casa el doble de ingresos que a mí… ¿está mintiendo como un bellaco, es imbécil, reprime la realidad, es discapacitado en empatía, o es que todavía no ha pasado hambre? Parece ser esto último. Gran cantidad de españoles no ha pasado aún penurias. No le han explotado ni echado para poner al cuñado sin estudios del jefe.

Pero este funesto país ha sido siempre así por lo menos en los últimos siglos. Uno no se mueve hasta que no le toca a él. Es más, aún tocándole a él no se mueve por varias razones: no se lo cree, ejerce un hercúleo esfuerzo de represión, gastó toda su fuerza por la boca en insultar y quejarse y no le quedó para actuar… Y quizás la más realista de todas; el español medio no se mueve mientras tenga el grifo abierto, y muchas veces una familia de 7 se le encasqueta al viejo con pensión paupérrima de 300 euros y le chupan la vida, entendiendo que aún pueden resistir así. Miserables… ¿Toda la dignidad se nos fue con el Quijote? ¿O es que nuestra dignidad es de boquilla, y la honra es sólo literaria y para vestir de blanco a la putilla de tu hija? Ay, lo mediterráneo; qué folclórico y gallito, pero qué cobarde y pichafloja a la vez (y qué buena comida, oiga).

El típico compañero le dirá a usted que qué se va a arreglar con movilizarse, que si los demás no van, él tampoco va a perder dinero. Es la típica idea por la que España es una puta mierda de país desde tiempos de Felipe II. Este gran país y su iniciativa. Pero el voto femenino, el cese del aparheid, o la jornada de 8 horas (y no 18) se consiguió a base de movilización (véase que no digo sólo huelga) y desobediencia civil. Porque llegan límites en el que por muy bueno y democrático que se sea, hay que desobedecer. Y desobedeciendo, a veces, también se educa.

Hay dos opciones. Darle la vaselina al que te da por el culo, o no dársela. Darte te van a dar de todas formas. Pero un poco de dignidad viste mucho. Si se duerme tranquilo tras quejarse en los pasillos de la oficina e insultar al presidente de turno para no hacer nada después, uno se merece lo malo que le pase.

El remate del esclavo llega cuando empiezan a decir que si tú vas a la huelga será porque no te hace falta el dinero. ¿Qué no me hace falta? Desde luego para gastármelo en cubatas como tú no, soplapollas. Se trata de sacrificio, de compromiso, de coherencia, y de amor propio. Valores, como todo el mundo sabe, muy mediterráneos… y muy hispanos (¿?).
Penitencia para estos pecadores, sufrir el paro y la explotación en cadena perpetua, ya que les parece tan llevadero y poca cosa. A chuparla.

Podéis ir en paz.