Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

jueves, 14 de abril de 2011

CÓMO NOS LAVAN EL COCO (2º REVELACIÓN)

Hermanos, hermanas...

El otro día hice un pedido al Telepizza. Al comerme la primera porción caí en la cuenta de que no me entusiasman las pizzas de este sitio. Prefiero mil veces las que yo mismo me hago en casa. Empiezo a analizar el suceso. Recuerdo que estuve en el cine. En una escena un tipo recibía un pedido del Telepizza con todo el logotipo estampado en la caja. Mientras pego el segundo bocado me cago en mi estampa por ser tan gilipollas de, sin gustarme el producto, haber caído en esta trampa tan vieja pero aún eficaz de lo subliminal, conociendo como conozco el mecanismo del engaño publicitario y la intención que tiene de exprimirme. Si esto me pasa a mí sin enterarme, que soy menos consumidor que el abuelo de Heidi, qué no conseguirá un anuncio puntero o un videoclip con una niña pija y mimada, o un cani ostentoso.

No te engañes amigo piltrafilla, el bote de gomina que te enseña Cristiano Ronaldo vestido de Armani es la solución a todo. El amigo consumidor tiene tres churumbeles a los que pasa una paga de manutención desde que su mujer (una gorda que consiguió la separación alegando maltrato psicológico en falso) le botó de la casa que aún paga. Intenta rehacer su vida con una niña joven y bajuna que se lía con otro cuando puede. Lleva en paro tres años y se le acabó la ayuda de los 400. No consigue trabajo porque para muchas cosas necesita la ESO, y no la tiene. La barriga cervecera no le deja ver su pajarito cuando mea (en su lugar ve el logotipo de la camiseta del Real Madrid y una mancha de chorizo). Porca miseria. Qué vida más patética… Pero es sólo momentáneo: al ver el tarro que anuncia Ronaldo, sabe que si lo compra y lo usa, todas las cualidades del héroe le serán transmitidas en el acto. Se ve triunfador, ídolo de nenas y señoritas de la vida de alto standing, conductor de coches pepineros, admirado, guapo, con tableta de chocolate. Se mira al espejo y – milagros de la parafísica – se ve parejo en belleza a su compañero en sueños. Es en definitiva, un grandísimo gilipollas.

Los Special K salen en la tele devorados por unas tías que para qué te voy a contar. Línea perfecta, culos prietos encajados en ropa a medida, extremadamente guapas, y no haciendo nada más que comer cereales para conseguir el efecto estético. El spot avisa de que sólo con Special K, una dieta equilibrada y ejercicio podrá conseguirlo cualquier fulana. Pero a la fulana de a pie – con su celulitis de serie y sus estrías de haber intentado la dieta de la alcachofa y la del ramadán crónico – le sale por la otra oreja lo de la alimentación y el ejercicio, y encaja como agua de Mayo lo de comprar la caja, entre autoimágenes de belleza prometida y promesas de polvos conseguidos con los maromos que anhela. Somos realmente patéticos.

La estrategia es darte donde más duela: al complejo, a la inseguridad, al vacío existencial, al defecto que te atormenta porque eres imbécil. Tocarte en lo más sensible para crearte un vacío, una necesidad que en verdad no tienes, para convencerte de que la cubras, de que necesites cubrirla, de que los demás ya la han cubierto y maricón el último. La persona insegura necesita adquirir cosas que sienta que le hagan especial, y he ahí el por qué de que los inseguros estén siempre de shopping (intentando encontrar algo definitivo con lo que demostrar a los demás que no son mediocres, sin conseguirlo). Es increíble la cantidad de gente (pongamos un 99%) que se siente impelida a comer mierda si se lo piden en un anuncio con glamour. La cantidad de insensatos que se crean de balde la necesidad de conducir un coche tal o de fardar de un móvil cual. Acto seguido, fulanito manda al ostracismo el mp3, muerto de ansiedad, para comprarse la PDA de última generación. ¿El Mago de Oz se lo dijo? ¿las voces se lo dijeron? Un simple anuncio se lo dijo. Un anuncio aséptico, con tía buena que cree que poseerá, maromo sofisticado pero alegremente informal en el que cree que se convertirá, y que en el spot triunfaba como animoso emprendedor a la aventura. Sin embargo este fulano es un don nadie, mileurista, futbolero, incapaz de una conversación asertiva , que vive en los pisos del Migue. Le crearon la necesidad de aparentar éxito porque carece de él. Y él cayó.

La cosa es que consumas, que des pasta sin pensar. ¿A quién? A los pecadores que mueven los hilos, a los bancos y corporaciones. A los supervillanos de toda la vida que nadie lincha porque no se les ve. A los que de todas formas no lincharía nadie porque estamos aborregados dentro de la burbuja atractiva y sedante del “tú puedes tener privilegios sin fin, financiando a 12 meses sin intereses”. Cuando realmente bastaría con decir: “¿Necesito? Yo no necesito una puta mierda; yo sólo necesito ser feliz, y eso me lo procuro yo. ¿Cómo? No siendo un esclavo de la necesidad perpetua”. No necesitamos 15 pantalones, necesitamos 2. Ni 20 pares de zapatos, necesitamos 1 ó 2. ¿Creéis que necesitamos un móvil con blutú, conexión a su puñetera madre y pantalla táctil? Eso dicen que necesitamos. Necesitamos un teléfono para hablar con otros que también tengan un teléfono. ¿Necesitamos un Mercedes con tapizado de cuero y llantas de aleación de sus muertos? No. Necesitamos un coche que nos lleve del punto A al punto B. Tanta hostiería…

Pongamos el ejemplo de McDonald´s (empresa con 55 millones de clientes al día comiendo mierda a esportones). Aquí un anuncio de un bebé mamando una hamburguesa. Qué sutil, pero qué de cabronadas nos dice. La mitad de la población nace y muere bajo los arcos de McDonald`s. Son como tus padres, siempre están ahí, fiables 100%. Tanto que le puedes dar de comer una Big Mac a un bebé. De bazofia nada. Puede que hasta tus abuelos tengan recuerdos en un McDonald´s. McDonald`s te quiere, tío. Valores familiares y toda esa movida. Publicidad y dibujitos directos al cerebro de los críos para que opten por el Mc como opción única para celebrar el cumpleaños. Vayamos en redil a comer mierda y pagar por ello. Necesitémoslo.

Un sistema educativo y una educación familiar cada vez más inexistente, y unos medios cada vez más invasivos consiguen que se hagan realidad los sueños de los supervillanos. Tan culpables nosotros como ellos, que entramos por el aro de ahogarnos con hipotecas y seguros criminales mientras no salimos de pobres creándonos vacíos que llenar con chorradas.



Para acabar, analicemos este anuncio de Ikea, en el que los hijos de su madre parece que se ponen de tu lado con eso de “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”, aportando imágenes de pisos de 30 metros, mesas plegables para comer, sitios originales y con encanto para hacer lo que se pueda jugando al escondite (directo al subconsciente), para largarte en definitiva dos mensajes:

El oficial: Te entendemos, tus dificultades, tu felicidad a pesar de, (no, yo sí se lo que es todo eso, y ustedes de Ikea no tenéis ni puñetera idea), tu heroicidad diaria, tu vida… amigo.

El real: Es más rico el que menos necesita… pero lo que te vayas a gastar te lo gastas aquí… pringao.


Podéis ir en paz.

5 comentarios:

  1. La cuestión de fondo es: por qué pensar... Pensar supone de un esfuerzo y una capacidad de la que lamentablemente carece la mayoría. Plantearse qué es lo bueno y qué lo malo, si te engañan, cómo te utilizan, qué has de hacer... En definitiva; valorar, ser uno mismo y luchar por lo que es correcto, no trae la felicidad y en una sociedad carente de valores el borrego ha encontrado en los templos comerciales un lugar en el que reunirse con el resto de la manada, en los mensajes publicitarios los nuevos mandamientos y en el consumismo la nueva religión. Mientras tanto los obispos de la nueva iglesia se regodean sentados en sus tronos observando sus pertenencias desde los áticos más lujosos de Manhattan o Abu Dabi. El trabajo está hecho: el imbécil trabaja para enriquecerme a mí y encima se siente feliz gracias a mi doctrina, que le ha lavado el cerebro y le permite contentarse con migajas. Visto esto, quién puede negar que pensar no trae la infelicidad...

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  2. Ciertamente, el conocimiento es sufrimiento, hermano.

    La incapacidad de pensar está más que probada en el momento en que interrumpiéndose un programa, nos quedamos zombificados tragándonos 30 ó 40 anuncios como si nada, inconscientes de lo que realmente estábamos viendo, apoltronados en el sofá ingiriendo dosis de adoctrinamiento, que encima, es totalmente voluntario.

    Nos han amaestrado tan bien, que no sólo nos sentamos a que nos laven el coco, sino que si se te ocurre hablar sobre toda esta paranoia, la masa te toma por conspiranoico chiflado y bicho raro (mecanismo de defensa perfecto del sistema).

    En el Manifiesto Comunista, Marx preveía sobre 185? la caída del capitalismo, que parecía petar del todo. Pero no contaba con las formas de regeneración de este (publicidad, marketing, etc...). Y aquí estamos hasta el día de hoy. Lo mismo, algún día peta del todo.

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  3. Si estos sermones suyos, predicador, se despachasen en la casa del señor, seguro que de buen grado acudiría puntual a estas citas domingueras. Inspiradísimo discurso. Quisiera aportar con tanta soltura y agudeza algún comentario que sirviese para apuntalar estas sentecias suyas, pero la verdad es que no tengo nada que añadir más que mi total conformidad dada la experiencia de la misma vida, de la que uno pretende desprenderse de estos artificios que apestan a engaño de lejos y pudren la conducta más libre del hombre. La pregunta que me surge es la de por qué hay tantas personas que no consiguen intuir que tienen los brazos atados como títeres. Será porque no se ve al titiritero o porque este se esconde mejor que nadie.
    La conducta está tan bien enseñada en la masa, la masa está tan bien amaestrada que ya eso que nos decía nuestras madres no vale: "No te fies de nadie". Ahora hay que decir "No te fies ni de tí mismo". Nace, consume, mnuere.

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  4. Esa es la observación clave del mecanismo, hermano... ¿Cómo no tienen conciencia del engaño? Sin duda muchas veces sobrevaloramos la cultura y sapiencia del ser humano. Pero la mayoría es sólo una masa sin sentido. Para ello, ejemplifiquemos con una anecdota rutinaria y nada extraordinaria que he visto hoy en la tele:

    En un concurso de estos en los que hay unas barbies de discoteca sentadas, esperando ser seducidas por unos monos de feria cortados por el mismo mediocre patrón, se le pregunta a una qué aficiones tiene y contesta que salir por ahí, estar con los amigos, reírse y tal...
    Esta individua hedonista sin raciocinio, es lógico que no se pregunte nada en su puta vida. Morirá algún día sin tener conciencia de dónde ha estado, para qué, ni quién fue.

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  5. ¡Ay si yo lo largara todo! Pero es que no hay nada que no se sepa. Tenemos tan somatizada la publicidad que nuestro organismo lo absorbe sin olerse la tostá. Todos saben que lo que sale en publicidad puede ser más o menos fraudulento y aún así son atraídos como moscas por ofertas que no lo son, productos nuevos que no lo son, ídolos de tres al cuarto y situaciones imposibles.

    Os diría que como profesional de esto no caigo en las mismas trampas que el resto de la gente, pero amiguetes, lo que veis es lo que hay. Por mucho que uno quiera ceñirse a sus necesidades siempre termina comiendo fuera cosas que jamás comería en casa, comprando ropa que claramente no es de calidad y pagando precios abusivos siendo totalmente consciente de ellos.

    La publicidad no hace más que lavarle la carita a una situación de por sí sucia y es tan imposible escapar de ella como del propio sistema capitalista en el país y la sociedad en que vivimos.

    Sabed que en publicidad lo primero que te dicen es que de por sí la publicidad no CREA necesidades, pero si que unta en vaselina para que entren por el agujero que dejéis abierto.

    Estoy dispuesto a un debate amplio sobre el sistema con quien esté interesado, pero no dejaré ninguna puerta abierta a quien quiera venir porque seguro que me entra una necesidad sin permiso alguno.

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