Ayer estuve en una feria de ecologismo donde quizás tenía el prejuicio de encontrar consejos medioambientales, formas de reducir la huella ecológica, información sobre las energías sostenibles, o cómo ponerse uno una placa solar y desesclavizarse del recibo de la luz.
La experiencia no fue desagradable, pero si fue muy diferente a lo que esperaba. De los 50 estantes que habría, recuerdo 3 en que se daba información sobre coches eléctricos, placas y limpieza del agua. Pongamos que los otros 47 eran una mezcla entre estantes de comida sin agentes cancerígenos que los vendedores te intentaban vender con simpatía capitalista, y una serie de tiendas esotéricas en las que se vendían libros de horóscopos, pensamiento positivo, chamanismo y astrología, incluyendo magia y alquimia.
¿Por qué esta confusión de conceptos? Por cosas como esta se cree en todos sitios que la ecología es sólo cosa de perroflautas y veganos conversos. Y no creo que eso sea así. La ecología y el cuidado del planeta es cosa de todo dios, y no sólo de la fauna circunscrita a la que allí se veía: gran cantidad de mujeres en pantalón de chandita con chalequito de punto, caras de recién levantadas, arrugas a mucha honra y canas largas, pañuelo-bufanda obligatorio aunque haga calor, delgadez vegetariana, olor a tofu e hijos pequeños vestidos a rayas horizontales, despeinados sobre carricoches de madera, además de jóvenes con pinta activista ocultando que ocupan puestos de trabajo bien remunerados en la empresa de su padre. Todos ellos hablando de las cosas reglamentarias del catecismo del ecologista, con el acento típico del aficionado al cáñamo, pero con el toque cool requerido al urbanita. Como dios manda: no importa que dejes las litronas tiradas en cualquier sitio si luego te comes una hamburguesa de plantas y te compras un libro de autoayuda para penssar en positivo que la tierra se va a salvar y otro de echar el tarot.
Vamos, que no hace falta, como de costumbre, disfrazarse. Por mucho que el tonto se vista de hippie, haga cursos de masaje y acupuntura, y te de lecciones de naturopatía y psicología barata sobre optimismo gilipolllas... tonto se queda. Cuidemos de lo poco que nos queda en este planeta sin tener que dar también una imagen por ello.
Podéis ir en paz.