Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

KULKULCÁN Y LOS PREPPERS DE YANKILANDIA

Hermanos, hermanas...

No es raro que en un mundo en el que la gente cree que ser capricornio te condiciona la vida o que en vidas anteriores fue emperador, rey, ilustre personaje (pero nunca campesino o muerto de hambre), haya personas incluso con estudios que asegure sin duda alguna que este viernes es el fin del mundo.

Para tal efecto, muchos se preparan de diversas formas: quedando para suicidarse colectivamente, inventando sitios clave donde bajará una nave espacial y podrán gastarse los cuartos ahorrados mientras esperan, despelotándose y corriendo por la calle… Pero siempre han existido unos tíos (como no, yankies) preparándose a tope para la venida del apocalipsis, que un día cae en miércoles, otro puede ser el día después del puente, o en el santo del abuelo. A estos preppers o preparacionistas, ahora tristemente célebres no me los creí demasiado en su día, pero tras catar al pueblo estadounidense en su propio territorio, un servidor se dio cuenta de que cuando acopian latas de conserva en sótanos bunkerizados, equiparan el primer disparo de su hijo con la primera comunión, y mentan el nombre de Dios nuestro señor para ponerse como los únicos dignos del planeta, no sólo hablan muy en serio, sino que se lo toman como una carrera armamentística vecinal.


El yankie vive en un mito western eterno. Un vecino cualquiera se puede creer el puto Wyat Earp. El español también es muy de su pueblo pero nunca ha sabido ni sabrá ahorrar y entrenarse, por lo que nuestros trastornos sociales son muy diferentes. El yankie prepper, ya sea en su versión paleta de red neck o montuno de los lindes con Canadá, tiene en su interior un viejo republicano recalcitrante lleno de miedo. Miedo al exterior, a lo que pueda pasar. El mismo miedo de las ancianas solas cuando llama el técnico a la puerta, el mismo de ese cani que esconde su inferioridad en su paseo con el pitbull para achantar al que le mire mal. Adviertan lo ridículo de la madre del muchacho matador de inocentes de esta semana en yankilandia. Imaginen una maestra de niños chicos que llega a su casa y se coge su fusil de asalto que escupe balas como el diablo, se hace su fotito orgullosa, le dice al hijo “quillo ven pa acá que te voy a enseñar cómo se mata”, y se pone al tajo metiéndole en la cabeza que el 21 del mes el mundo se acaba y van a venir los zombies a por nosotros, y los malos a asaltar casas, y los negros a violar a nuestras mujeres, y tienes que protegerte a base de latas de sardinas y balazo limpio, hijo, y que Dios bendiga América y a nuestro presidente.

En la tele sale un prototipo de conservador diciendo “si la directora del colegio hubiese tenido una pistola habría matado al asesino y santas pascuas”. El tipo, con su mente privilegiada, no llega a razonar que si no hubiese armas para el que la pida, el loco de turno no habría disparado contra nadie. Joder, fíjense en España, país de locos y gilipollas con carnet de federados en el que si a uno le da por vengarse de la sociedad y de la madre que la parió, a falta de armas tiene que resolver el conflicto a hostias, y cuando le ha pegado a dos o tres, ya le han dado lo de hoy y lo de mañana. A hostias es mejor, más sano, y no acaba la cosa con 30 muertos. A ver para qué te sirve una ametralladora si no es para cargarte a todos los notas de una calle. Para qué un arma de guerra moderna que se maneja a larga distancia del objetivo. Ah claro, para matar a los zombies mayas cuando vengan, es verdad. Ya nos lo avisaron los de Walking Dead, benditos sean.

La hostiería llega a límites insospechados. Que Kulkulcán baje el día 21 de la pirámide de Chichén Itzá y se coma a 7.000 millones de tontos no es el fin del mundo. Es un acto de justicia divina. Dios, qué mundo tan kitsch y tan hortera.

Podéi ir en paz.

viernes, 7 de diciembre de 2012

DE PROFESIÓN, TERTULIANO

Hermanos, hermanas...

Podemos distinguir dos clases de tertulianos, pero son la misma mierda. Unos son los de programas del corazón, los de la pornografía sobre la vida de conocidos de medio pelo que salen en la tele, previa raya de coca para que el espectáculo sea más del agrado del vulgo soez e inculto, que son, directamente, yonkos a tiempo parcial y sujetos a renovación de contrato en función de lo que sean capaces de degradarse en público. No nos ocuparemos de estos hoy, porque para qué; no vale la pena. Observaremos los pecados de los soberbios, encumbrados y pedantillos tertulianos de los programas informativos de tele y radio.


Cuando se es periodista y no se han cumplido los sueños de emular a Johnny Carson, y uno no quiere conformarse porque su ego está sobrealimentado sin motivo, puede recurrir al puesto de reparto de todo periodista frustrado con ideas para arreglar el mundo: tertuliano.

Si usted, amigo, es uno de ellos, su camino está claro y debe satisfacer unos requisitos obligatorios, y si puede, ganar puntos con otros extraordinarios que le ayudarán a chupar un buen sueldo por cascar un par de opiniones ajenas a diario:

Primero. Hágase amigo de alguno de los periodistas de moda que lleven programa propio. Ríale las gracias y no le lleve mucho la contraria.

Segundo. Al levantarse, vea los titulares sin leer muy a fondo (no hace falta matarse), y empóllese un editorial de algún periódico, cualquiera… subraye dos ideas y suéltelas luego en la tertulia como si fuesen suyas, rematando con un “¡hombre por Dios!” o un “eso está claro” que le darán credibilidad.

Tercero. El soltar una opinión chorra le llevará poco tiempo, por lo que es recomendable aprovechar cualquier momento para plantar con calzador sus vivencias de hombre de mundo y los conocimientos subjetivos que cultivó en esa carrera de historia o filología que no le sirvió a usted para nada, pero que en una mesa de tertulia radiofónica marcan la diferencia entre el que no tiene razón y el que tiene menos. Por ejemplo: “… la prima de riesgo está en 423 puntos básicos, que me recuerda a una situación de la Batalla de Lepanto, que por cierto fue en 1571 en Neupacto, (que por cierto se come estupendamente, os recomiendo el restaurante de mi amigo Stavros Papadopoulos), en el que el duque de Alba se la cascó en secreto al de Medina Sidonia…”

Cuarto. El tono y volumen de la voz es muy importante. Tenga en cuenta que usted no tiene ni puñetera idea de nada porque es un simple fantoche y un gilipuertas, pero un tono serio con la seguridad de un político, hará que no se pueda discutir el hecho probado de que usted sabe tanto de teoría de supercuerdas, como de los vicios de alcoba de Fernando VII, como de los activos bancarios de su puta madre, como la cita de memorieta del tercer acto escena segunda de Hamlet…

Quinto. Use usted frases clave para manipular al personal y quedar por encima, no olvide que se está jugando usted el puesto para la próxima temporada del programa, e intelectualoides baratos y mediocres hay para parar un tren. La frase esencial es “Y como tú muy bien sabes, querido…” Es una sentencia que encadena al otro totalmente, que le impele a estar de acuerdo por cojones porque si no parecerá que no lo sabe, y eso jamás. De todas formas, si se le acaban los pocos argumentos que haya podido recabar de otras tertulias que oyó esta mañana, siempre puede acudir a la demagogia y otros aspectos emocionales frente a los cuales nadie osará chistarle por no ser tachado de cabrón insensible y fascista. Aplauso seguro.

Puede usted tener más méritos si cuenta con las siguientes competencias:

• No saber pronunciar la /rr/. Muy gecomendable y de moda, quizás se contgata a muchos tertulianos con dicha dislalia para dar un espíritu más diverso y tolerante al pgogama de turno, más cercano a las taras del pueblo. También cuenta con posibilidades si es usted canario y no repgime su seseo medio sudaca.

• Un poco de ambición no le vendrá mal para acabar usurpando el puesto del periodista jefe durante sus vacaciones, pero olvídese de triunfar. Es verdad que algunos periodistas que no tienen ni puta idea de su trabajo como Ana Rosa Quintana se tomarán todas las fiestas, puentes y veranos… pero si un día a un gachó en Alicante (como no podía ser en otro sitio) se le ocurre comerse a su mujer, a sus hijos y a su suegra con extra de queso, Ana Rosa vendrá de sus vacaciones a cubrir ese bombazo y usted se quedará en bragas para cubrir noticias de segunda, porque ella no va a desperdiciar una audiencia y unos planos.

• Amenizar la tertulia con comentarios de trotamundo sobrado sobre gastronomía y vinos, bares exóticos y pueblos perdidos que no conoce ni Dios, los cuales, sorpresa, todo cristo en la reunión van a asegurar conocer. Acto seguido todos rivalizarán por dejar claro que el dueño de tal o cual local sibarita es su amigo del alma o que se llama por teléfono con el ministro de hacienda para contarse unos chistes verdes, hasta que uno de la tertulia asegure haberle chupado la polla a Ferrán Adriá. Si le preguntamos acto seguido al ministro o a Adriá si conoce al fulano, estos te dirán: “No tengo ni pajolera de quién este tío”.

• Enfádese, indígnese, haga como que le ofende la opinión retrógrada o progre del otro. No habrá querido decir eso, pero da igual… tergiverse, que eso da vidilla. Interrumpa a ese meapilas, y luego grítele diciendo “¡por favor, yo no te he interrumpido a ti ¿me dejas acabar?!”.


Recuerdo una vez, cuando entraban las tropas en Bagdad en plena guerra de Irak, que Jon Sistiaga retransmitía en directo desde el meollo conectado en directo con un programa de tertulia en el que uno de estos periodistas de tercera regional le preguntó: “Eh, Jon… eso que estáis viviendo allí, ¿se parece más a la toma de París por los alemanes o al sitio de Numancia?”. Es muy posible que el hijoputa, no pudiera resistirse a mostrar la cultura de libros que tenía y se refiriera en cristiano a que si estaba siendo una conquista fácil o difícil, respectivamente, mientras al otro la trayectoria de las balas le pasaban cerca del culo. El corresponsal dudó unos instantes y su vergüenza ajena, su prudencia y su educación le dieron para pasar de la pregunta y seguir describiendo el lance, mientras que en su fuero interno, muy posiblemente estuviera pensando: “Los alemanes y los romanos te los coges y te los metes por el culo con tu puta madre, mamahostia”.


Podéis ir en paz.