Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

viernes, 7 de diciembre de 2012

DE PROFESIÓN, TERTULIANO

Hermanos, hermanas...

Podemos distinguir dos clases de tertulianos, pero son la misma mierda. Unos son los de programas del corazón, los de la pornografía sobre la vida de conocidos de medio pelo que salen en la tele, previa raya de coca para que el espectáculo sea más del agrado del vulgo soez e inculto, que son, directamente, yonkos a tiempo parcial y sujetos a renovación de contrato en función de lo que sean capaces de degradarse en público. No nos ocuparemos de estos hoy, porque para qué; no vale la pena. Observaremos los pecados de los soberbios, encumbrados y pedantillos tertulianos de los programas informativos de tele y radio.


Cuando se es periodista y no se han cumplido los sueños de emular a Johnny Carson, y uno no quiere conformarse porque su ego está sobrealimentado sin motivo, puede recurrir al puesto de reparto de todo periodista frustrado con ideas para arreglar el mundo: tertuliano.

Si usted, amigo, es uno de ellos, su camino está claro y debe satisfacer unos requisitos obligatorios, y si puede, ganar puntos con otros extraordinarios que le ayudarán a chupar un buen sueldo por cascar un par de opiniones ajenas a diario:

Primero. Hágase amigo de alguno de los periodistas de moda que lleven programa propio. Ríale las gracias y no le lleve mucho la contraria.

Segundo. Al levantarse, vea los titulares sin leer muy a fondo (no hace falta matarse), y empóllese un editorial de algún periódico, cualquiera… subraye dos ideas y suéltelas luego en la tertulia como si fuesen suyas, rematando con un “¡hombre por Dios!” o un “eso está claro” que le darán credibilidad.

Tercero. El soltar una opinión chorra le llevará poco tiempo, por lo que es recomendable aprovechar cualquier momento para plantar con calzador sus vivencias de hombre de mundo y los conocimientos subjetivos que cultivó en esa carrera de historia o filología que no le sirvió a usted para nada, pero que en una mesa de tertulia radiofónica marcan la diferencia entre el que no tiene razón y el que tiene menos. Por ejemplo: “… la prima de riesgo está en 423 puntos básicos, que me recuerda a una situación de la Batalla de Lepanto, que por cierto fue en 1571 en Neupacto, (que por cierto se come estupendamente, os recomiendo el restaurante de mi amigo Stavros Papadopoulos), en el que el duque de Alba se la cascó en secreto al de Medina Sidonia…”

Cuarto. El tono y volumen de la voz es muy importante. Tenga en cuenta que usted no tiene ni puñetera idea de nada porque es un simple fantoche y un gilipuertas, pero un tono serio con la seguridad de un político, hará que no se pueda discutir el hecho probado de que usted sabe tanto de teoría de supercuerdas, como de los vicios de alcoba de Fernando VII, como de los activos bancarios de su puta madre, como la cita de memorieta del tercer acto escena segunda de Hamlet…

Quinto. Use usted frases clave para manipular al personal y quedar por encima, no olvide que se está jugando usted el puesto para la próxima temporada del programa, e intelectualoides baratos y mediocres hay para parar un tren. La frase esencial es “Y como tú muy bien sabes, querido…” Es una sentencia que encadena al otro totalmente, que le impele a estar de acuerdo por cojones porque si no parecerá que no lo sabe, y eso jamás. De todas formas, si se le acaban los pocos argumentos que haya podido recabar de otras tertulias que oyó esta mañana, siempre puede acudir a la demagogia y otros aspectos emocionales frente a los cuales nadie osará chistarle por no ser tachado de cabrón insensible y fascista. Aplauso seguro.

Puede usted tener más méritos si cuenta con las siguientes competencias:

• No saber pronunciar la /rr/. Muy gecomendable y de moda, quizás se contgata a muchos tertulianos con dicha dislalia para dar un espíritu más diverso y tolerante al pgogama de turno, más cercano a las taras del pueblo. También cuenta con posibilidades si es usted canario y no repgime su seseo medio sudaca.

• Un poco de ambición no le vendrá mal para acabar usurpando el puesto del periodista jefe durante sus vacaciones, pero olvídese de triunfar. Es verdad que algunos periodistas que no tienen ni puta idea de su trabajo como Ana Rosa Quintana se tomarán todas las fiestas, puentes y veranos… pero si un día a un gachó en Alicante (como no podía ser en otro sitio) se le ocurre comerse a su mujer, a sus hijos y a su suegra con extra de queso, Ana Rosa vendrá de sus vacaciones a cubrir ese bombazo y usted se quedará en bragas para cubrir noticias de segunda, porque ella no va a desperdiciar una audiencia y unos planos.

• Amenizar la tertulia con comentarios de trotamundo sobrado sobre gastronomía y vinos, bares exóticos y pueblos perdidos que no conoce ni Dios, los cuales, sorpresa, todo cristo en la reunión van a asegurar conocer. Acto seguido todos rivalizarán por dejar claro que el dueño de tal o cual local sibarita es su amigo del alma o que se llama por teléfono con el ministro de hacienda para contarse unos chistes verdes, hasta que uno de la tertulia asegure haberle chupado la polla a Ferrán Adriá. Si le preguntamos acto seguido al ministro o a Adriá si conoce al fulano, estos te dirán: “No tengo ni pajolera de quién este tío”.

• Enfádese, indígnese, haga como que le ofende la opinión retrógrada o progre del otro. No habrá querido decir eso, pero da igual… tergiverse, que eso da vidilla. Interrumpa a ese meapilas, y luego grítele diciendo “¡por favor, yo no te he interrumpido a ti ¿me dejas acabar?!”.


Recuerdo una vez, cuando entraban las tropas en Bagdad en plena guerra de Irak, que Jon Sistiaga retransmitía en directo desde el meollo conectado en directo con un programa de tertulia en el que uno de estos periodistas de tercera regional le preguntó: “Eh, Jon… eso que estáis viviendo allí, ¿se parece más a la toma de París por los alemanes o al sitio de Numancia?”. Es muy posible que el hijoputa, no pudiera resistirse a mostrar la cultura de libros que tenía y se refiriera en cristiano a que si estaba siendo una conquista fácil o difícil, respectivamente, mientras al otro la trayectoria de las balas le pasaban cerca del culo. El corresponsal dudó unos instantes y su vergüenza ajena, su prudencia y su educación le dieron para pasar de la pregunta y seguir describiendo el lance, mientras que en su fuero interno, muy posiblemente estuviera pensando: “Los alemanes y los romanos te los coges y te los metes por el culo con tu puta madre, mamahostia”.


Podéis ir en paz.

1 comentario:

  1. Me olvidé de otro requerimiento: pronunciar en inglés o francés toda aquella expresión susceptible de ello (siendo en español más fácil) para parecer más letrado. Véase: l´infant terrible o trendin´ topic, a poder ser imitando mal el acento lo más ridículamente posible.

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