Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

martes, 9 de abril de 2013

PUBLICANDO LA VIDA (I)

Hermanos, hermanas...


En esta sociedad mediterránea nuestra que tan a gusto vive entre contradicciones, en la que se manda a la abuela de 80 años a recoger al nieto para cargar la mochila desde el colegio para que no te coja escoliosis el pobre retoño de 12 años, pero se fomenta el gusto cofrade en los chavales por cargar 4 ó 5 pasos de Semana Santa, me preguntan por qué no quiero que me etiqueten en el Facebook, porque no pongo mi nombre en los nicks, por qué no voy soltando fotos de todo lo que hago, o dando mis localizaciones al minuto en el Twitter.

Por mí uno puede poner la foto de su niño el chico en la red, su foto comentando que está ahora mismito en frente de la Torre Eiffel (vamos, que en casa no hay nadie durante algunos días), su idea política radical con su nombre y su careto fotografiado en blanco y negro en postura pseudointelectualpasando por filósofo, o la foto de la juerga de ayer mientras disfrutaba de su baja médica. Incluso dar, si lo estima necesario, los datos varios de otras personas incluyendo a sus queridos familiares. Incluso, además, ejercer su derecho a la libertad y grabarse stripeándose para el nuevo novio mientras se casca el tema (que uno puede ser tonto y hasta gilipollas de torneo, pero oiga, libre ante todo).

Pero hermanos, yo no.

Llámenme conspiranoico o lo que estimen oportuno. No lo haré por dos motivos:

Uno: Ya lo tienen fácil de por sí para rastrearme con el GPS del móvil que me obligan a llevar para vivir en esta sociedad, para saber de mis gustos por lo que compro con mi tarjeta, para saber sobre lo que se rastreando mi carrera, o lo que quieran desentrañar de uno. Encima de que me invaden por el ojete, no les voy a poner la vaselina gratis.

Dos: Paso de dar explicaciones sobre mi vida privada. Esto puede resultar reaccionario a día de hoy e incluso no entenderse. Pero demasiado intentan controlarte ya los cotillas de los compañeros, los jefes en el trabajo, los amigos celosos, o los locos de turno. Cuando la vida de uno es de uno, eso es un tesoro que muy pocos disfrutan ya.

Luego están los peligros típicos como que te expandan por ahí una foto tuya en tetas, o con una papa del quince potando entre dos coches. O peligros más políticos y evidentes. Por ejemplo, cuando cambien las tornas de todos estos derechos y bienestar que tenemos tan bonitos y venga otra cosa, los que tengan las armas de su lado mirarán donde tengan que mirar para ver quién es de su bando y quién no, y fusilar en consecuencia. Eso no queda tan lejos porque se ha hecho siempre. Cuando entró el bando nacional por el sur dando matarile, buscaban en los comentarios de los vecinos, en los registros de la burocracia, en los artículos de periódico, y en todo lo escrito y no escrito. Es lo normal en estos casos.
 

 





En verdad os digo hermanos, que la tecnología no es el demonio. Es una herramienta con alguien malo o bueno manejándola, igualito que la energía nuclear. De todas formas lo que me preocupa no es que detrás de esa herramienta haya un bueno o un malo. Lo que me preocupa (y eso es lo más frecuente en una sociedad como la nuestra) es que haya un tonto.


 

Podéis ir en paz.
 

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