Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

jueves, 20 de junio de 2013

MI TRABAJO

Hermanos, hermanas...

Mi trabajo consiste en convertir la mierda en oro.
En ganar siempre la partida con la carta más baja.
En salvar al que se ahoga mientras me dan de ostias.
En escupir contra el viento.
En correr en cuesta.
En responder bien ante la incomprensión.
En levantarme para el último round.
En enseñar a otros a hacerlo.
En salvar casos perdidos de antemano.
En creer sin fe.
En enseñar a ser feliz.
En enseñar a ser capaz.
En romper esquemas.
En encajar directos a la cara.
En contaminar mis noches.
En ser honesto entre la basura.
En no revelar que eres el puto Spiderman.
En que a la chica se la lleve el protagonista.
En apagar fuegos.
En atrapar al malo mientras te insultan.

En resucitar.

Algún día conseguirán rendirme. Pero ese día... aún no ha llegado.


Podéis ir en paz.

 

lunes, 10 de junio de 2013

EL NEOBURGUÉS


Hermanos, hermanas…

Hasta hace poco no me explicaba cómo en derredor, las quejas de los conocidos sobre la imposibilidad de llegar a fin de mes, llegaban a cotas nunca vistas. Un análisis superficial acabaría dictaminando que es culpa de la crisis. Pero no es tan fácil. ¿Por qué yo no tengo grandes problemas, ingresando en muchos casos la mitad de pasta que los que se quejan tanto de estar siempre en números rojos?

Estos cabrones te hacen sentir como si fueras un potentado de la hostia, y se apuntan a la moda de pobres que ahora se estila tanto. En la familia paradigmática de la que hablo, supongamos que entre los dos ganan 3500 euros al mes (que ya hay que tener suerte para que tengan trabajo los 2 y bien pagado), pero el comentario que les escuchas más es: “Illo, estamos a 15 y tengo 50 euros en la cuenta” o “No podemos ir hoy a la playa porque no nos queda pasta” o “Como me recorten más le tendré que pedir a mis padres”. ¿Esto cómo se explica? Muy fácil.

Adentrémonos en la intimidad de esta familia y empecemos a ver indicios y contradioses. El primero que vemos es que te enteras de que tienen una “mujé de la limpieza”, reminiscencia de esa tendencia del español a creerse hijodalgo y grande de España. A ver desde cuándo los pobres podemos tener remilgos en limpiar nuestra mierda. La clase media y su patética tendencia a engañarse y creerse rico. Es que eso de limpiar un váter, mira, como que no es lo mío, que yo estudié un ciclo formativo para aspirar a algo.

Otro contradios económico doméstico es la “necesidad” de tener cada miembro de la familia un coche, y el marido además una moto. La necesidad en realidad es muy cuestionable. En mi casa nos aviamos con uno porque no hay más cojones ni más dinero. Y en casa de mi padre no se tuvo coche ni hubo nada hasta que yo tuve 17. Más que necesidad es querer tener comodidad al 100% si o si, porque hasta para comprar el pan hay que ir motorizado y parece que coger un coche que sea de otro miembro da asco o es indigno (otra vez la clase media con sus remilgos de pobre dignificado). Lo del extra motero del hombre de familia entra a satisfacer su afán de adolescencia interrumpida y aplazar su frustración por estar atado a su familia y funciona como sucedáneo de libertad.

El siguiente contradios son los vicios estúpidos en los que se gastan miles de euros al año: en tabaco se puede gastar cada miembro fumador casi 1000 euros. Pero en alcohol mejor ni hacemos el cálculo porque ya es para hundirse y no levantarse más. No beben agua, ni zumitos, ni cocacola. Hay que beber cubatas por cojones, si no eres maricón. Las rondas y convidadas son frecuentes y a veces entre semana. Vamos, que miles de euros también. Como comer, que no cocinan nunca porque será también un trabajo de chacha, y mire, no. Así que vayamos al restaurante Alexandro´s a comer un escalopini al marsala con hierbas provenzales acompañado de un buen reserva, que si no somos finos habrá que aparentarlo.

La ropa es aparte, parece que entre la clase media, está también mal visto repetir modelito hasta en el trabajo. Cada fin de semana es una oportunidad para renovarse uno mismo (no espiritualmente o intelectualmente, que eso no se sabe cómo se hace), su imagen (que es lo más importante que uno tiene en la vida) por supuesto con marcas. Llevar algo no marcado o del mercadillo es de cutre, y verás, que aceptamos a los cutrones como amigos, pero no es lo mismo, oiga. A veces la marca es una cuestión de vida o muerte. El suministro de ropa es más importante que el de la comida.

Y luego los niños. Algunos me constan que han tenido niños porque querían. No me refiero a esos. Pero la mayoría, como buena clase media, sigue los patrones mandados como borregos y si toca después de amueblar el piso y del casamiento tener niños, se tienen y punto. Toca y toca. Luego se cagan en el niño y en la madre que lo parió porque llora, y se mea, y no quiere comer, y cuesta más que mantener el Audi. Jódete. Es un ser vivo y hay que echarle de comer. Haberlo pensado antes, que no piensas.

De los que tienen dos casas, ya ni hablo.

En esta cuestión hay dos tipos de personas, los que han sido educados para saber administrarse, y los que no. Si no te administras, no te quejes. Luego vienen a quejarse que cómo yo me las arreglo para viajar por el mundo. Viajo con lo que tú te gastas en tabaco.

Podéis ir en paz.

jueves, 6 de junio de 2013

MADRES DE HOY EN DÍA

Hermanos, hermanas…

Ya sabemos que los padres de hoy en día, en una mayoría aplastante, son gilipollas. Han perdido el sentido común, o gracias a la educación deficiente, nunca lo tuvieron. Por lo que toca analizar qué carajo estaban haciendo mientras las personas de bien estábamos siendo educados por nuestros padres de buena forma. ¿Es un producto de la mal asimilada Transición Democrática, en la que los padres de los padres actuales se relajaron porque venían tiempos de conducta libérrima, dándose al despiporre y a la alegría del destape? ¿Se trata más bien de los consejos dados por la caterva de pedagogos inspirados en el Mayo´68 que inventaron aquello de que decir NO es crear un trauma, mientras fumaban canutos en la escalera de la facultad? ¿O más bien una estupidez generacional adobada con medios de comunicación en los que se ve a Paquirrín y la exmujer tuiteando una foto en Cancún descansando de haber parido a la criatura (que ahora está apalancada con los abuelos) como si la paternidad fuese un trabajo obligado. Ser padre/madre debería estar sometido a pruebas de aptitud y capacidad y con ellas determinar un proceso de eugenesia positiva, y no se trata de una idea fascista para mejorar la especie, sino para no empeorarla más de lo que está.

Entiéndase que el tema será multicausal, y que el gilipollas común, al ser corregido, lejos de mejorar, se lo toma como un reto. Señora, entérese que a su hijo no le suspenden, sino que suspende él solito por puto flojo (lo mismo ya hay un eufemismo para que estos tontos del culo no se sientan ofendidos, como “Disfunción motivacional sobre la capacidad volitiva o Flojexia). Los colegios se llenan de madres que amenazan a los profesores porque su hijo tiene que aprobar porque es buena gente (buena gente es que no ha matado).

Señora, su hijo no es hiperactivo, es un puto maleducado. Maleducado por usted. Su hijo no tiene dificultades en el aprendizaje, ni tiene trastorno alguno; su hijo es simplemente imbécil, igualito que usted. Su hijo no es un santo, tampoco lo es en su casa, pero usted no lo sabe porque o le deja hacer, o se lo apalanca a los abuelos, o niega la mayor después de que su niño le ha dado a usted dos guantazos y le ha llamado puta. Su hijo en el colegio dice cosas como “cómeme la polla” y la culpa no es del profesor, es de usted. ¿O no se ha fijado que en esas películas y programas que le deja ver, la gente se insulta y se querella, y se cortan la cabeza y salpican sangre, y follan a lo bestia, y toda la pesca…? ¿No se ha dado cuenta que la tendencia que usted tiene a denunciar a todo bicho viviente que miremal al niño le viene de ver esos debates de chonis y mariconas?

Su hijo no trabaja porque es un flojo. Usted no le ha urgido en que el colegio es importante porque no sirve sólo para jugar o para aprobar (si quiere), sino para poder vivir después sin sangrar a la familia como hace cuando le regaláis la moto por suspender hasta el recreo.

Cuando la policía le lleva a su casa a su hijo más tajao que un ruso bañado en vodka, ¿por qué se enfada usted con la policía? Cuando su hijo se escoña la cabeza por hacer malabarismos con el coche y en urgencias le salvan su cochina vida de mierda ¿por qué se enfada usted con los médicos y enfermeros? Debería ser más coherente y enfadarse usted consigo misma por ser una puta mierda de madre, permisiva y sobreprotectora que ha fabricado un tontolhaba con denominación de origen.

Su hijo, cuando le dice que los cigarrillos se los estaba guardando a su amigo y usted se lo cree, es que usted tiene un cociente intelectual por debajo del de su hijo, que ya es bajo de por sí, fijo. Cuando se pone a buscar un culpable al que increpar por la influencia nociva que ejercen hacia el niño, con vicios y malos comportamientos, mírese al espejo y ahorre tiempo. Deje de quejarse de que su hijo no lee; ¿usted lee? Pues cállese.

No se trata de que los vecinos, los profesores o los demás niños no sepan tratar a su hijo (como usted dice), y que les falte psicología para con él, es que ustedes en su casa le han hecho tan especial y tan tontito que ahora no se sabe relacionar con nadie, es inseguro, dependiente y meapilas, o agresivo y tirano, pero de bueno nada. No es el mundo quien se tiene que adaptar a su puñetero niño, sino su puñetero niño al mundo. Si no, cuando usted falte, o se lo comerán vivo, o será un depresivo-ansiógeno-cabrón, o habrá aprendido a exprimir a otros a base de dar penita o de someterlos por la fuerza.

¿Qué pasa? ¿Que su hijo fue muy querido y deseado? ¿Que debe ser especial porque su madre lucha por serlo ella, fracasando en el intento? Su hijo es un niño como cualquier otro; come, caga, mea, duerme e intenta sacar provecho de todo como cualquier bicho, como usted misma. Así que póngale ya los jodidos límites antes de que la raza humana llegue a niveles de subnormalidad apocalípticos.

La culpa es suya, querida. Acéptelo. Y jódase.

Podéis ir en paz.