La BBC (bodas, bautizos, comuniones) es sólo un subconjunto de ritos tradicionales encaminados a parapetar al ser humano en un lugar concreto del mundo. Por supuesto, no tengo nada en contra de aquellos que los ejecutan por convencimiento firme. La cuestión es que 9 de cada 10 hijos de vecino monta todas estas parafernalias sin pensar.
Ejemplifíquese con el documental de tipo antropológico de La 2, en el que la tribu de los Mondongo cubren a un tipo del clan vestido de fallera, con montones de cerdos y cientos de kilos de papaya, y luego danzan en pelotas alrededor para acabar metiéndose entre pecho y espalda todo lo traído, que no es más que toda la producción del mes a riesgo de pasar hambruna durante el resto del año. Tras ello, se considera que el tipo disfrazado de pavo real ya no es mozalbete, y puede participar de la élite social haciendo las chorradas que sean menester. Er Moi y la Sara ven dicho documental en casa de los padres de ella atiborrándose de doritos mientras se parten de risa a costa de los Mondongo, entre pedorretas de superioridad y comentarios del tipo “qué gente más gilipollas hay en la selva”.
Lo que er Moi y la Sara desconocen es que ellos son aún más idiotas, y sin vivir en la selva. Más tarde volveremos a este momento.
Ejemplifíquese con el documental de tipo antropológico de La 2, en el que la tribu de los Mondongo cubren a un tipo del clan vestido de fallera, con montones de cerdos y cientos de kilos de papaya, y luego danzan en pelotas alrededor para acabar metiéndose entre pecho y espalda todo lo traído, que no es más que toda la producción del mes a riesgo de pasar hambruna durante el resto del año. Tras ello, se considera que el tipo disfrazado de pavo real ya no es mozalbete, y puede participar de la élite social haciendo las chorradas que sean menester. Er Moi y la Sara ven dicho documental en casa de los padres de ella atiborrándose de doritos mientras se parten de risa a costa de los Mondongo, entre pedorretas de superioridad y comentarios del tipo “qué gente más gilipollas hay en la selva”.
Lo que er Moi y la Sara desconocen es que ellos son aún más idiotas, y sin vivir en la selva. Más tarde volveremos a este momento.
En la más tierna infancia de er Moi, este fue bautizado por la Iglesia (parecerá una obviedad, pero es que ahora se han puesto de moda los bautizos civiles, invento progre, imbécil e incoherente, perpetrado por los mismos que, resentidos con lo religioso, inventaron la chorrada suprema de felicitar la Navidad con “Felices fiestas de solsticio”, por aquello de lo políticamente correcto). A la familia de nuestro héroe, si le preguntas por qué procedió al ungimiento del molondro de su hijo con agua por un sacerdote, pondrá cara de no entender por qué lo preguntas. Ellos sólo saben que eso hay que hacerlo cuando el niño es chico, y que después hay copitas y jamón para todos. Ahí empiezan los ritos en la vida de er Moi.
Siete años después, la niña Sara se está calzando en el probador de la tienda un vestido de princesa de 1000 euros como el de la Cenicienta, entre gritos de la madre, la tía y la abuela, todas sujetando la cortina cual gitanas en celo, y las palabrotas precoces de Sarita (mamá, gilipollas, que cierres, que no te enteras carajota!), que se prepara para recibir al Niño Jesús en su corazón. La familia entiende que la retoña por tal mérito merece un viaje a Eurodisney, porque la niña no puede ser menos que el niño de la Paqui del quinto, que va de almirante aunque su padre sea peón de albañil (no como los demás vulgares, de marineritos) y va a poner castillo hinchable en el convite. La Sara pasa un gran día de su Primera Comunión, entre abuelas obligando a niños a comer langostinos por cojones, familiares disfrazados de Tony Manero intentando pillar, y reuniones de machos patriarcas repitiendo sin cesar que ellos no creen en los curas porque tienen mucha riqueza y fornican mucho (vamos, envidia).
Volvemos al momento de los doritos frente al documental de los Mondongo. Er Moi y la Sara planean su boda.
Er Moi es idiota pero no tanto como para no sentir un susurro psicológico tras la oreja que le avisa de la inminente pérdida de su libertad, por lo que empieza a sospechar de la gran intensidad e ilusión de la Sara en todo esto. Pero ha sido educado para no pensar, e ignora todo lo que en su cabeza pueda ser raciocinio y sigue hacia adelante. No ha pasado nada, sólo un momento de lucidez en la eternidad. La Sara, que pincha y corta desde que nació, exige otro vestido de princesa alegando que será el día más féliz de su vida (vete tú a saber por qué). Tarjetas para los invitados, que echan para atrás una y otra vez a la imprenta porque aún no han quedado suficientemente kitsch, elección del menú que tiene que quedar como si lo pusiera Adriá pero valiendo tres duros, encuéntrame la orquesta, un DJ y una chirigota que yo no soy menos que nadie. La Sara quiere un coche antiguo para ir a la iglesia, a la que no va nunca por eso de lo de los golpes de pecho que ella dice, quiere un fotógrafo que le haga fotos pero de estas diferentes (que ella salga como una modelo de estas guapas, aunque esté como una foca), también necesita un viaje romántico a las Islas Griegas o al Caribe (que no sabe situarlos en el mapa) porque ya que no ha salido de la provincia quiere que sea a lo grande. Er Moi se tiene que vestir como lo diga ella, y colocarse en el sitio de la mesa que diga la suegra de él.
A los invitados, junto con la invitación, les llega el cobro del IPB (Impuesto por Pringar en Boda) a ingresar en una cuenta corriente para lucro del matrimonio, que tiene que ganar porque si no el negocio no sale. Que digo yo que entonces ¿por qué llaman invitación a esto?. El banquete se llena de desconocidos, clientes del padre, tías galácticas, primos perdidos… que durante la ceremonia no tenían ni puta idea de comportarse (y ante la ignorancia ya sabemos que el español tiende a carcajearse y montarla). Los novios conocen sólo a los amigos, que vienen a pillar el coma etílico como experiencia trascendental, y a las amigas que, tras menearle la cebolleta al gogó en la despedida de soltera, hoy aparecen vestidas de caramelo psicodélico con pamela a lo Alatriste comprada en los chinos, compitiendo entre ellas, con cara de nosotros somos respetables y unas ganas de trincar a un desdichado que no veas. Más tarde la pareja irá por las mesas (que no se a quién se le ocurrió ver esta costumbre como estilosa) repartiendo la quintaesencia de la boda, el puro. Todo es subrealista aunque no lo parece porque no se ve a través de un documental de La 2.
Un extraterrestre diría que una boda es un lugar donde se juntan a comer y le cortan la corbata a un tipo, después de echarle arroz por encima (nadie de los que lo hace saben por qué lo hacen pero es probable que sea por un pensamiento mágico y compulsivo tendente a creer que los cónyuges tendrán bonanza económica...???)
La respetabilidad se muestra a la hora en que ponen a los novios una tarta en forma de falo con sus respectivos, o visten al novio de Papá Noël y lo sacan por la Puerta del Príncipe. Lo mejor son las bromas de tipo sexual en público; es el medidor perfecto de la chabacanería de las familias. La última etapa del bodorrio se celebra con todos los canis, que se quitaron la chaqueta por el calor, con cara de estar como un ciquitraque echándose fotos con flash sobre fondo negro (muy artísticas) y las hembras gritando tonterías y reboleadas por el suelo. Coronarán todo con una danza tribal llamada Paquito “the Chocolat-maker” consistente en echar la pelvis hacia adelante, premonizando inconscientemente lo que toca hoy por la noche, aunque Er Moi y la Sara ya estén más rodados que un trompo. El alcohol ayudará en esta empresa.
La pregunta clave a los contrayentes: ¿por qué os habéis casado?. Es una pregunta harto peligrosa ya que no lo saben. Han organizado algo enorme y gastado millones pero muy pocos te pondrán en pie el por qué lo hicieron. En la primitiva mente de la mayoría de estos primates aparece la frase “porque tocaba”. Lo más devastador es que también tendrán hijos porque tocará o porque la Jenni ya está de dos meses y yo aún no. Y aunque nada tenga sentido, todo lo harán a lo grande porque así es como se hace y porque yo no soy menos.
Recuerdo al miembro Mondongo disfrazado y su tribu bailando en bolas, y estos dos caricatos mofándose de estos salvajes selváticos, pero… yo me parto de ellos y no del Mondongo.
El hipotético extraterrestre verá otras cosas sorprendentes en la culturilla de aquí: los padres comprarán a la pareja un piso y les librarán de hipoteca de por vida, les comprarán un coche a cada uno, les pagarán ese viaje al Caribe, les amueblarán la casa, y se quedarán con el retoño cuantas veces quiera la pareja. Harán de todo con tal de que sus hijos lo tengan todo solucionado, en vez de invitarles a que aprendan a vivir y esforzarse por sí mismos; así perpetuarán la eterna dependencia padres-hijos que hay aquí en el sur. (Véase Club del Libro y Generación de Padres Gilipollas). Qué chorrada, máxime cuando va a haber que deshacerlo todo para el divorcio dentro de dos años, cuando empiecen a echarse la culpa de que el niño no deja dormir, de que la casa no la arreglan los duendecillos, y de que eso de la fidelidad era un poquillo complicado en mamíferos polígamos. Er Moi domina esta última lógica para no hacer la cama (porque tiene que usarla esta noche) pero no lo aplica para cosas mayores, como se ve.
El consejo de hoy, hermanos: sabed qué razones están en el motor de vuestras acciones.
Podéis ir en paz.
Bienvenido Sr Predicador...no tengo más que apoyar cada una de las vocales y consonantes con las que nos deleita desde su púlpito. Vivimos en el pais de la inercia, es decir, las cosas se hacen por que las circunstancias (la edad, los familiares y amigos) nos llevan a cometer todos y cada uno de los actos que deben de escenificarse en una vida "normal" de una familia "normal"...según la moral del "pepino". Hacemos las cosas por que "toca", como automatas.
ResponderEliminarDe todas formas vivir a tu manera y sin entrar en el "rol" de la "normalidad" es como nadar contra una corriente muy fuerte... pero...Quien dijo que ser feliz fuera facil? yo prefiero nadar y patalear contra esa corriente de subnormales infelices, por que mi grandeza como persona se basa en mi individualidad e independencia, o sea, "hago lo que me sale de las pelotas", y no participo de ninguno de los ritos estúpidos inventados por borrachos o libros milenarios.
Hasta la próxima.
Ah hermano, cuán difícil navegar contracorriente en una civilización donde plantearse cualquier camino de los miles que hay alternativos te declara de por vida como bichejo extraño.
ResponderEliminarHabla en mitad de una reunión al uso de cualquier pensamiento medio elaborado y escucha a continuación las risas de los monos que hacen chistes acerca de tus rayaduras y paranoias varias, y espera el inminente mote.
También pruebe usted plantear alguna cuestión peliaguda en el cara a cara, y observar el colapso mental ajeno, que revela el esfuerzo por reprimir la conciencia sobre las acciones absurdas y los errores cometidos por hacer "tó sin pensá".
Oh amigos, qué días más atroces corren para los catecúmenos (yo no lo soy). La gran masa y su habilidad para quitarle el sentido a las cosas,acaba de ilustrarnos con una de sus más recientes creaciones. las comuniones civiles (por no llamarla "la primera, única y última comunión"). ¿Pero es que habrá cosa más contradictoria? Deberían llamarla por su nombre, como los americanos, una puesta en largo infantil. En éstas, los padres ignorantes conmemorarían el final de la infancia del niño para dar paso ,sin freno de pedal o de mano,a la época catastrófica de la motito, del fumeteo, el no me rayes, el nihilismo supremo, el paro,etc. Pobres padres, dejemos que celebren el último día de la supuesta felicidad del desgraciado/a con su puta familia.
ResponderEliminarPermítaseme el chiste fácil, pero yo prefiero la NBC (No Bodas, Bautizos, Comuniones), en vez de la BBC.
¿y las bodas? Magnífica sea nuestra España y Dios conserve en aceite de oliva y durante milenios estas nuestras celebraciones. Aunque para bodas catetas y vomitivas , las bodas turcas.
En mi tierra, lugar cateto de pro, mis padres o alguien cercano me contó que pudo disfrutar ,en pleno banquete de bodas, de un espectáculo de doma de caballo cual escuela ecuestre de jerez en un cajón con albero de pequeñas dimensiones preparado especialmente para la ocasión. Seguro que los amigos del novio estarían esperando como agua de Mayo a que el equino hiciera de vientre para reir y no parar al ver el zurullo sobredimensionado. Eso, o rezar a la virgen para que el animal se empalmara en ristre delante de la selecta sala de celebraciones.
¡Menos diarrea mental y más pensamiento propio y elaborado!
"¿Y ustedes, para cuándo?" es la pregunta que te hacen en estos eventos, y que te da la medida de cuán lejos está el ver natural otros caminos o formas de proceder en la vida.
ResponderEliminarQue me dejen de chorradas; la mayoría de las parejas se casan porque quieren una fiestaca de tres pares, botellón de 24.000 machacantes con viaje por la patilla para fardar, extra de dinerito fácil, ser el centro de atención una vez más con el vestido de princesa fondona de barrio... y porque ven que todos lo hacen y les da penita existencial que ellos aún no le entran al quite y para cuándo los hijos; que de todos es sabido que sin casarse no se pueden tener niños (función biológica y cultural solapadas, como Dios manda).
Lógicamente, estos seres que aún son inmaduros para esto, toman la decisión errónea, y al pasar los 2 ó 3 años de rigor que marca la naturaleza para que macho y hembra se atraigan con pasional atracción, no han construido todavía una relación de amistad, respeto, complicidad, proyecto común y por supuesto amor... ¡ahí te quiero ver, pájaro; en el divorcio! A repartir, que tú te quedas al niño que te sangre la vida, y tú a apoquinar la mitad de tu sueldo de mierda como manutención. Claro que esto, casándose y sin casarse, que para eso quieren que formemos familias, unidades controlables y colectivas de consumo masivo).
¡Ay... La morte, is supra nos. Penitenciagite!
Está claro que me debí de poner al día hace tiempo. Creo que ya está todo dicho. Yo personalmente veo que este tipo de eventos vanos se producen por dos motivos: Como inversión o como sacrificio.
ResponderEliminarComo inversión calculando los costes y los regalos para sacar un beneficio que (tradicionalmente) propulse la vida en pareja de los cónyuges. Esto evidentemente tiene un sentido si el matrimonio es concertado o la pareja se tiene que comer los mocos a diario, pero en una sociedad en la que es tan complicado morirse de hambre no tiene más sentido que el de lucrarse para conseguir lujos.
El otro motivo es el del sacrificio, y se produce cuando los cónyuges no cuentan con casarse pero las circunstancias hacen que se produzca. Es el clásico caso del traje de bodas prenatal o el también clásico mi familia es muy creyente.
En cualquiera de los casos el acto en sí está vacío, pero mientras están casándose no están en la droga ¿no?.
Caminando hoy por el centro de la ciudad, afloraba una caterva de féminas disfrazadas de "charlestón" unas y con pamelas y raso brillante otras. Por un momento, imbuido por un espíritu de glamour, me creí partícipe de un picnic de categoría en algún lugar de Ascot, Hampshire o algún sitio de la campiña inglesa. Oh, por favor, cuanta clase, cuanto style...
ResponderEliminarVolví de golpe a la realidad del sur de España cuando una chabala, con sus tacones, su vestido chic y su pamela aristocrática me devolvió la conciencia al escucharle gritar: "¡Mari, que no llegamo, chocho gordo!