
Hay algo tan infame como las pandillas de frikis reunidos gritando en el Fnac sobre cosas que creen que el resto no sabemos, en japonés. Las marujas cafeteras. Son un producto y a la vez una causa de la decadencia general. Son en todo caso, una muestra social representativa e inquietante. Reunen las características más mastuerzas de nuestra comunidad, y a la vez un conjunto de procesos psicológicos realmente interesantes.
Para conocer a estas pecadoras, baste con seguirlas en un día rutinario de los suyos. Nuestro grupo de estudio está compuesto por una población de marujas de edad diversa. y con glamour. Tres de ellas visten con pantalón de chandal y una parte de arriba indeterminada escotada y estampada en leopardo, o con abrigo de mediopieles, ora operadas de tetamen, ora recien retocadas de labios a lo Jolie. Una de ellas planea su segunda liposucción. Las otras tres son consideradas maduras (de edad, que no de mente, de las que se empiezan a pelar cortito), visten chandal del mercadillo con zapatos de salir, camiseta publicitaria y peinado de peluquería Charini´s.

Al terminar sus veinte minutos de paseo deportivo aprovechado para comprar ropa en el Primark, se apalancan en el bar del barrio, donde desayunar por tercera vez, cafelito y bollería industrial, lo comido por lo servido, reponerse y eso. aprovechan para arreglar el mundo. Lo bueno que está el camarero de la marisquería (una de ellas se anima a intentarlo), lo hijaputa que es la maestra del niño que le manda deberes al pobrecito, que va a llevar a la Jenny chica al psiquiatra porque no obedece y eso es que es imperastiva fijo, lo sinvergüenza que es Zapatero que le ha recortado la paga que tiene la bendita mujer por rascarse el coño... Y otros temas de interés.
Antes de irse, desyunan por cuarta vez, y tras quedar recogen a sus vástagos del cole, donde inventan un motivo para bronquear a la maestra por negligente y deshogarse con ella, y vuelven a casa, que ya ha sido debidamente arreglada por Elisabeth González, a la que el marido paga un par de euros la hora para que la señora no se tenga que doblar el espinazo con trabajos de la chusma. Si la comida no está, la señora calienta una conserva, y si la Jenny chica protesta se le ponen patatas fritas que es lo que le gusta, y santas pascuas.

En definitiva, como se ve, son personas útiles para la comunidad, son imprescindibles, cumplen una función esencial. Yo aún no se cual es... pero alguna será. Por lo cual debemos proteger esta especie humana. Así que hagamos una reserva natural bien acotada, y mandémoslas allí.
Podéis ir en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.