Sí, corred. Corred a los bancos a sacar vuestra pasta. A ver qué conseguís con eso. El pánico bancario es un fenómeno en el que cada fulano, corre raudo a extraer sus cuartos para acto seguido usar la inteligente estrategia de guardar bajo el colchón. Ahora se ha convertido en deporte griego (llevan las olimpiadas en la sangre y se nota). Este acto se basa en la creencia de que el banco de uno podría llegar a ser insolvente. Lo que los pecadores no saben es que todos los bancos son de hecho, insolventes.
Tu banco no tiene más que un 1% del dinero que maneja. La seguridad de tu pasta en el banco es mayor que bajo la piltra en tu casa precisamente por eso… porque el dinero no está en el banco. No existe. Es sólo una cifra digital. Un concepto matemático que ellos manejan en abstracto pero que tú sí debes pagarles en papel y metal. Ese es el juego. Pero como no se lee, ni investiga, ni pollas en vinagre, correr a los bancos a sacar la pasta es tan inútil como plantearse si ante la caída de un meteorito de 10 kilómetros, debe uno salir huyendo para la derecha o para la izquierda.
Los fondos de garantía de depósitos (que responden hasta la cantidad de cien mil euros) esperan para ayudar por si quiebran uno o dos bancos. Pero la estampida sacaperras a todos los bancos sólo provocaría un petardazo como los ya conocidos del pasado, de los que no quiero ni hablar. Como vimos en el post sobre Robin Hood, a todos nos putea que el gobierno apoye a un banco, lo avale, o lo que toque. A mí el primero. Pero no deja de ser una trampa capitalista por las que se tiene al personal cogido por los cataplines, y la asunción del gobierno como accionista mayoritario es el único camino. Como se ve, las cosas no son blancas o negras, sino la hostia de complejas.
Id a sacar la pasta y seguid la estela de los griegos. Stavros Papadopoulos, que duerme con 20.000 euros bajo la almohada, orgulloso de su arrojo y cojones, se levantará un sábado en una Grecia outsider con dracma retornado, y sus veinte mil (estén o no en el banco) serán ahora un puñado de billetes devaluados con los que no podrá comprarse ni un puto cartón de leche. El meteorito sobre su cabeza está ahí haga lo que haga.
En una sociedad informada no haría falta hablar de que el "coge-el-dinero-y-corre" no es una opción. El peligro sería menor. Pero en una tierra en la que la masa es estúpida e impulsiva, y además las previsiones económicas podría hacerlas un mono señalando un número, todo es posible, caballeros. Yo, en el futuro, metido quizás a ladrón albanokosovar de pisos y dúplex, tentado por los millones bajo las almohadas, me pasaré casa por casa a pedir unas limosnas pipa en mano, porque de ahí sacaré más que yendo a un banco.
Podéis ir en paz.
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