Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

viernes, 1 de junio de 2012

CATETOS CON PRETENSIONES MÍSTICAS


Hermanos, hermanas...
Los pecadores del sermón de hoy son los catetos del subgénero “por la iglesia”. Es decir, los grupos de individuos que no teniendo ni puñetera idea de comportarse en un templo, ni la decencia de vestirse correctamente para la ocasión, ni conocer un carajo de la liturgia de la celebración de turno y además vanagloriarse de ello, deciden con prudencia sobrehumana y dos cojones celebrar la boda, la comunión o lo que se tercie, por la iglesia.

Estos pecadores tienen doble ración de insensatez y poca vergüenza, puesto que no pisando una iglesia en su patética vida de beodos ni para admirar el barroco del siglo XVII, tienen la cara de profanar para su lúdica festividad grupal nada menos que la jodida y sagrada Casa del Señor.

Cuando uno está en mitad de una misa, por ejemplo, tiene dos opciones. O conocer la ceremonia y seguirla con respeto, o no tener ni pajolera idea y seguirla también con respeto. Cualquiera de las dos alternativas es correcta. Pero hay cosas que los catetos de templo hacen en la boda/comunión del pariente, que no lo son, véase: Ir vestida de prostituta, ir vestido de mafioso cani, subir al altar a hacer una foto y hablar con la novia mientras habla el sacerdote, no levantarse cuando se dice “Oremos”, charlar por los codos alto y bajuno como si se estuviera en la sala de espera del ambulatorio (donde tampoco se debe), pasearse con el niño llorón por las capillas, cagarse en Dios en plena iglesia porque se odia a los curas que-tienen-muchos-oros-y-no-lo-comparten (igualito que uno), blasfemar ante la idea de que no se ve la llegada de la hora de la pitanza en la hacienda de Joselito el Corralero. Casi la totalidad no sabe qué es la comunión, más allá de vestir a la niña de Nancy Princesa de barrio y poner una cuenta bancaria para que los invitados metan pasta para el viaje a Eurodisney.

La puta madre de todos estos. A uno no le queda otra cosa que sentir una vergüenza ajena de dimensiones cósmicas y achacarlo a dos características nucleares de estos mentecatos: la incultura y la imprudencia. Y con incultura no me estoy refiriendo a clase socioeconómica humilde, porque he conocido tiempos en que un pobre hombre de campo cualquiera no sabía ni leer, pero tenía prudencia, y eso le hacía sabio del tirón, y sobre todo le daba un saber estar en cualquier lado. Así que la demagogia barata sea metida por el ojete de los que se apresuran a argumentar con ideas trilladas. Actualmente, el que no sabe estar es porque no quiere, o porque es un puto maleducado. La gente no sabe arreglarse ni para fin de año, cuánto menos para algo con protocolo. Lo que es querer, y no poder por necio. Si no estás a la altura, abstente y quédate en tu nicho, porque no se pueden escalar niveles sin unos mínimos de preparación y respeto. De cualquier forma no se va a cualquier lado.

Además pregúntesele a alguno de estos por qué pudiendo casarse por lo civil, elige la iglesia. Muchos no lo saben, simplemente. Otros alegan ser católicos no practicantes. ¿Mande? ¿Católico qué? ¿Qué coño significa no practicante? Seguramente será algo parecido a ser un simpático no practicante (es decir, un buena gente hijo de perra), o bombero no practicante, bombero que pasa de apagar fuegos (o que lo mismo está en paro). O quizás se refiera más bien a otras aficiones que comparten, como ser futbolero no practicante (y de ahí tanto gordaco seboso por la calle disfrazado con la equipación de la roja, viendo mucho pero jugando nada), o entendido no practicante (se y entiendo de todo pero no estudiado nada desde que nací).

Estos catetos de templo osan entrar a las iglesias a desperdigar su mierda, pero en verdad os digo que jamás los veréis hacer lo mismo en una mezquita, porque simplemente, con los moros, no hay cojones. Eso es muy español; atreverse con el que se tiene confianza. De una mezquita iban a salir con una manta de palos y la furia de Aláh en lo alto, nada más que por entrar con las calzonas del Betis.

¡Necios, pecadores! La próxima vez que oséis profanar la Casa del Señor, tomad este consejo como bueno y saldréis con dignidad del lance: quedaos quietecitos en vuestro sitio y con el boquino cerrado.

Podéis ir en paz.

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