En tiempos de nuestro Señor Jesucristo, los recaudadores de impuestos eran una casta peor vista que las meretrices o los esclavos, más despreciados que la guardia del imperio, y que los chuchos inmundos que olían los meados en las calles. Todo ese raciocinio se ha perdido, y ahora vemos normal y lícito el respeto a esta profesión, e incluso somos amigos de los banqueros , aseguradores, y otros prestamistas/usureros /especuladores. En definitiva somos más tontos que antes: más pusilánimes, en definitiva, panolis a la máxima potencia. Con esto no quiero decir que no quiera colaborar a mejorar los servicios públicos (no va el asunto por ahí, hermanos); me refiero más bien al fraude que Hacienda lleva a cabo durante estos años de crisis y que no he visto a nadie señalar aún.
Para empezar no se me ocurrirá llamar a esta organización de recaudadores nada parecido a “hijos de la grandísima puta”, ni “cabrones redomados”, ni “negreros fraudulentos vástagos de mil padres”… Dios me libre. Sobre todo porque la cosa funciona sólo unilateralmente: ellos pueden engañarte, saquearte y dejarte listo de papeles, pero a tí, es mejor que no se te ocurra siquiera mentarles a la madre, porque ahí pagas fijo.
Expongo la experiencia reciente, y ustedes llegan a la conclusión que tengan a bien:
Mi pareja es una diplomada universitaria ochocientoeurista (porque eso de ser mileurista es ya cosa de ricos, y yo me doy entonces con un canto en los dientes). Le viene el borrador de la Agencia Tributaria especificando que tiene que devolver antes de julio 800 napos. Evidentemente, aplicando la justicia absoluta, no es de recibo, pero aplicando cualquier otra, tampoco. En los últimos años, uno ha cometido el error de pseudo-confiar en el borrador que le venía y confirmarlo, aún viendo que cada vez te devolvían menos pasta de la robada durante el año, hasta que llega el año en que además tienes que pagar un pastón formidable. Mal hecho.
En tiempos de crisis hay que desconfiar de todo, y más del estado y de los organismos que manejan viruta. Decidimos que nos llevaba oliendo el asunto muy mal desde hace años y sospechábamos que se quedaban con nosotros (que somos honrados trabajadores y 100 euros supone una gran pérdida… da igual, al carajo… a ellos eso les importa un pepino alemán), por lo que decidimos ponerlo en manos de un gestor de confianza (quizás el único economista ético que conozco). Encontró múltiples errores, todos a favor de ellos, invisibles a un ojo profano, pero evidentes para un profesional. Corrigió el borrador y resulta que ahora el dinero a devolver es CERO (o sea, un circulito, vamos, como una cicunferencia pelá y mondá, ya sabéis, el número ese que inventaron los árabes, que significa nasti de plasti, ausencia, nanai…).
Vaya pandilla de mangantes. Las sospechas se confirmaron. Sé que otros muchos han hecho lo mismo (nosotros nos basamos en ellos) y les ha pasado igual; que les querían robar en toda la jeta, oiga. A recaudar así por las buenas, cagándose en la buena fe de los que se fían y confirman dándole inocentemente a la tecla de la web de la Agencia Tributaria, pensando que Hacienda somos todos (se refieren a todos los pringaos que no son ellos, a los que exprimen para sanear las cuentas del estado engañando). Y ahora toma tú represalias… mejor te comes un mojón y sales ganando. Realmente hay clases: las que quedan impunes y las que no. Ladrones, pecadores. Evidentemente, antes pasará el camello por el ojo de la aguja. Alegarán que se han equivocado (millones de veces y en beneficio propio) y te pedirán la otra mejilla. A estos pecadores: ni agua, hermanos. El primer moroso es siempre la Administración.
Sí. El anuncio de la tele os quedó muy bien, los paisajes de acantilado gallego, impresionante. La chavala con su carpetita saliendo de hacienda feliz de haber desembolsado, y pensando en el bien social que hará su dinero para comprar pisos a gitanos subvencionados, muy mona. El dinamismo del montaje del spot, un poco trillado (cambiadlo el año que viene por algo más dinámico, que la gente se os aburre y cambia a Telecinco). Quillo, que sí: que Hacienda somos todos, lo que ustedes digáis.
Pero el dinero de vuestra victima ochocientoeurista, este año, no os lo lleváis por la gloria de madre.
¡Ladrones!
Podéis ir en paz.
Para empezar no se me ocurrirá llamar a esta organización de recaudadores nada parecido a “hijos de la grandísima puta”, ni “cabrones redomados”, ni “negreros fraudulentos vástagos de mil padres”… Dios me libre. Sobre todo porque la cosa funciona sólo unilateralmente: ellos pueden engañarte, saquearte y dejarte listo de papeles, pero a tí, es mejor que no se te ocurra siquiera mentarles a la madre, porque ahí pagas fijo.
Expongo la experiencia reciente, y ustedes llegan a la conclusión que tengan a bien:
Mi pareja es una diplomada universitaria ochocientoeurista (porque eso de ser mileurista es ya cosa de ricos, y yo me doy entonces con un canto en los dientes). Le viene el borrador de la Agencia Tributaria especificando que tiene que devolver antes de julio 800 napos. Evidentemente, aplicando la justicia absoluta, no es de recibo, pero aplicando cualquier otra, tampoco. En los últimos años, uno ha cometido el error de pseudo-confiar en el borrador que le venía y confirmarlo, aún viendo que cada vez te devolvían menos pasta de la robada durante el año, hasta que llega el año en que además tienes que pagar un pastón formidable. Mal hecho.
En tiempos de crisis hay que desconfiar de todo, y más del estado y de los organismos que manejan viruta. Decidimos que nos llevaba oliendo el asunto muy mal desde hace años y sospechábamos que se quedaban con nosotros (que somos honrados trabajadores y 100 euros supone una gran pérdida… da igual, al carajo… a ellos eso les importa un pepino alemán), por lo que decidimos ponerlo en manos de un gestor de confianza (quizás el único economista ético que conozco). Encontró múltiples errores, todos a favor de ellos, invisibles a un ojo profano, pero evidentes para un profesional. Corrigió el borrador y resulta que ahora el dinero a devolver es CERO (o sea, un circulito, vamos, como una cicunferencia pelá y mondá, ya sabéis, el número ese que inventaron los árabes, que significa nasti de plasti, ausencia, nanai…).
Vaya pandilla de mangantes. Las sospechas se confirmaron. Sé que otros muchos han hecho lo mismo (nosotros nos basamos en ellos) y les ha pasado igual; que les querían robar en toda la jeta, oiga. A recaudar así por las buenas, cagándose en la buena fe de los que se fían y confirman dándole inocentemente a la tecla de la web de la Agencia Tributaria, pensando que Hacienda somos todos (se refieren a todos los pringaos que no son ellos, a los que exprimen para sanear las cuentas del estado engañando). Y ahora toma tú represalias… mejor te comes un mojón y sales ganando. Realmente hay clases: las que quedan impunes y las que no. Ladrones, pecadores. Evidentemente, antes pasará el camello por el ojo de la aguja. Alegarán que se han equivocado (millones de veces y en beneficio propio) y te pedirán la otra mejilla. A estos pecadores: ni agua, hermanos. El primer moroso es siempre la Administración.
Sí. El anuncio de la tele os quedó muy bien, los paisajes de acantilado gallego, impresionante. La chavala con su carpetita saliendo de hacienda feliz de haber desembolsado, y pensando en el bien social que hará su dinero para comprar pisos a gitanos subvencionados, muy mona. El dinamismo del montaje del spot, un poco trillado (cambiadlo el año que viene por algo más dinámico, que la gente se os aburre y cambia a Telecinco). Quillo, que sí: que Hacienda somos todos, lo que ustedes digáis.
Pero el dinero de vuestra victima ochocientoeurista, este año, no os lo lleváis por la gloria de madre.
¡Ladrones!
Podéis ir en paz.
En esa estamos todos, pero algunos no nos libra ni Perry. En nuestro caso hay un factor puteante: El contrato Fijo-discontinuo. Cuando la empresa de marras te dice que no hay problema y que viene a ser lo mismo que un contrato fijo pero con ciertas "lagunillas" habría que partirle la cara al mando intermedio que dice estas palabras.
ResponderEliminarCuando firmas un fijo discontinuo se supone que cobras como cualquier empleado fijo, luego te echan simbólicamente un número de meses en el que vives con el paro que supuestamente has acumulado y luego te trincan de nuevo. FANTÁSTICHEN! Pero hay que vérselas de nuevo contrato en mano delante de la declaración ya que el fisco considera que tienes dos pagadores LA EMPRESA (nómina) y EL ESTADO (el paro que has podido acumular). El resultado es que cobrando un sueldo mensual que no llega a los mil euros ni de lejos hacienda te obliga a pagar 1400 euritos (lo que viene a ser dos meses de tu sueldo).
La próxima vez que me digan que en un fijo-discontinuo se cobra lo mismo que en un fijo la hostia que voy apegar vendrá ya con el volante para el médico y la receta para la ortopedia.
Está claro que nos la meten doblá pero que no nos hagan pases mágicos y nos vistan a la mona de seda. Si hay que pagar se paga, pero no me toques los cojones que esos si que son míos y no te los vas a llevar.
Es insultante el doble rasero con el que nos tratan. Es insultante que nos vean como a gilipollas sin inteligencia al tiempo que con una sonrisa nos descerrajan un tiro en la cartera y el ánimo. La dignidad la perdieron ellos hace mucho tiempo, la dejaron abandonada junto a la honra el día que se abrieron el orto a cambio de un sueldo fijo.
ResponderEliminarImagino el momento en que ese orgulloso padre le pregunta a lo que se ha convertido el semen vago de su juventud, - Hijo, ahora que ya estás en la facultad ¿Para qué te vas a preparar? – A lo que el tuercebotas del niño responde: - Recaudador de impuestos. Hay que ser don nada, pervertido de alma innoble, tremendo complejo de inferioridad, para querer dedicarte a urgar en el esfuerzo de tus vecinos.
Todavía tenemos que agradecer a estos chupapilas la generosa deferencia que supone el que te cobren directamente de la cuenta, y no te hagan ir en persona al banco a pasar por el humillante acto de apoquinar en efectivo, encima. Mala vida les de el dinero.
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