Hermanos, hermanas...El espíritu de la Navidad mola cantidad. Eso está claro. Como experiencia del mismo, relato esta vivencia sin igual de cualquier mortal con un dedo de frente, condenada a repetirse por toda la eternidad:
Cuando la gente dice (por lo menos en Andalucía) "vamos a la navidad", se refieren a que vamos a los centros comerciales a comprar a mansalva. Adquirir objetos suntuarios a alto coste, envolverlos en papel con dibujos estampados y tomarse cafés entre tienda y tienda es sin duda, el espíritu ese. Obligado por la convención social y la amenaza de ser un enfermo hijueputa de no cumplirla, nuestro héroe esquiva zombis a contracorriente por la calle céntrica. Codazos y empujones de muertos vivientes que no miran por donde van porque la tortícolis les obliga a clavar los ojos en los escaparates; se paran de sopetón porque les trae al pairo que tú vayas detrás y luego se molestan porque les empetas el trasero. Van en busca de una colonia para la madre y de una tablet con todos sus avíos para el novio que comprarán con la paga que les da esa madre. Entra en el centro comercial, tipo Corte Inglés.
Los humanos allí congregados buscan entre artículos repetidos en serie algo exclusivo con lo que sorprender. Se siente mareado entre gente yendo y viniendo, gritos y villancicos crooners que insertan entre el "Campanas de Belén" para dar estilo. El tío que pasa con los turrones para que la gente pique está disfrazado de Santa Claus; debajo de la barba postiza se le ve descaradamente la barba de náufrago a lo cutre, y la espuma del cojín que usa como barriga postiza por 300 pavos al mes. La tía buena en dos dimensiones que anuncia la Coca-Cola desde su cartel le invita a comprar el brebaje en postura insinuante, y aprovechando que el niño Dios ha nacido, se estire comprando un pack de latas. Esquiva a tres zombis. Llega al estante del jamón serrano, donde compra un selecto tarro extremadamente cool diseñado por Vittorio y Lucchino con algunas lonchas y le cobran 40 euros. Es el regalo acordado entre toda la familia para el primo Paco. Nuestro fulano recorre el pasillo de la informática, pensando que el presente para el primo es muy elegante, muy sofisticado y muy caro, que les va a hacer quedar estupendamente, pero sabe que Paco (lejos del glamour aconsejado para tal obsequio) se comerá el jamón cool metido en una telera, viendo el fútbol y rascándose el paquete en su cuarto inundado de mierda hasta el picaporte. Porca miseria...
Bin Crosby canta por los altavoces I´m dreaming of a white christmas aludiendo a un hogar con abuela haciendo punto en la estufita, colacao calentito y gato rechoncho mientras nieva fuera; pero fulano está agoviado de calefacción a tope, niñas monas de escotes generosos pasando frío voluntariamente portando grandes bolsas, y comerciales que le abordan por la cara en los pasillos para decirle:
- ¿Conoces la tarjeta de puntos de JohnnieYonkie?
- No
- Te informo de las ventajas...
- No, por favor.
- ¿Seguro?
- Sí
- Entonces es que ya la has probado...
- Sí (mentira dicha para que le dejen en paz)
- Entonces ya sabes lo que te estás perdiendo.
- Sí.
- A ver, venga, dímelo.
- ¡Que te den por culo!
Se deshace del hombre lapa. Esquiva el codazo de un zombie. Por la megafonía se escucha a una bajuna impostando la voz mientras come chicle, diciendo que los padres de las niñas Noa y Zoe vengan a recogerlas, que las han encontrado atiborrándose de papas fritas sin la supervisión paterna. Posteriormente un nuevo mensaje: "Ven a nuestras tiendas, tenemos todos tus sueños". No jodas - piensa fulano - tienen un vale por el perdón de la hipoteca y no lo sabía... volveré mañana.
Cuando la gente dice (por lo menos en Andalucía) "vamos a la navidad", se refieren a que vamos a los centros comerciales a comprar a mansalva. Adquirir objetos suntuarios a alto coste, envolverlos en papel con dibujos estampados y tomarse cafés entre tienda y tienda es sin duda, el espíritu ese. Obligado por la convención social y la amenaza de ser un enfermo hijueputa de no cumplirla, nuestro héroe esquiva zombis a contracorriente por la calle céntrica. Codazos y empujones de muertos vivientes que no miran por donde van porque la tortícolis les obliga a clavar los ojos en los escaparates; se paran de sopetón porque les trae al pairo que tú vayas detrás y luego se molestan porque les empetas el trasero. Van en busca de una colonia para la madre y de una tablet con todos sus avíos para el novio que comprarán con la paga que les da esa madre. Entra en el centro comercial, tipo Corte Inglés.
Los humanos allí congregados buscan entre artículos repetidos en serie algo exclusivo con lo que sorprender. Se siente mareado entre gente yendo y viniendo, gritos y villancicos crooners que insertan entre el "Campanas de Belén" para dar estilo. El tío que pasa con los turrones para que la gente pique está disfrazado de Santa Claus; debajo de la barba postiza se le ve descaradamente la barba de náufrago a lo cutre, y la espuma del cojín que usa como barriga postiza por 300 pavos al mes. La tía buena en dos dimensiones que anuncia la Coca-Cola desde su cartel le invita a comprar el brebaje en postura insinuante, y aprovechando que el niño Dios ha nacido, se estire comprando un pack de latas. Esquiva a tres zombis. Llega al estante del jamón serrano, donde compra un selecto tarro extremadamente cool diseñado por Vittorio y Lucchino con algunas lonchas y le cobran 40 euros. Es el regalo acordado entre toda la familia para el primo Paco. Nuestro fulano recorre el pasillo de la informática, pensando que el presente para el primo es muy elegante, muy sofisticado y muy caro, que les va a hacer quedar estupendamente, pero sabe que Paco (lejos del glamour aconsejado para tal obsequio) se comerá el jamón cool metido en una telera, viendo el fútbol y rascándose el paquete en su cuarto inundado de mierda hasta el picaporte. Porca miseria...
Bin Crosby canta por los altavoces I´m dreaming of a white christmas aludiendo a un hogar con abuela haciendo punto en la estufita, colacao calentito y gato rechoncho mientras nieva fuera; pero fulano está agoviado de calefacción a tope, niñas monas de escotes generosos pasando frío voluntariamente portando grandes bolsas, y comerciales que le abordan por la cara en los pasillos para decirle:
- ¿Conoces la tarjeta de puntos de JohnnieYonkie?
- No
- Te informo de las ventajas...
- No, por favor.
- ¿Seguro?
- Sí
- Entonces es que ya la has probado...
- Sí (mentira dicha para que le dejen en paz)
- Entonces ya sabes lo que te estás perdiendo.
- Sí.
- A ver, venga, dímelo.
- ¡Que te den por culo!
Se deshace del hombre lapa. Esquiva el codazo de un zombie. Por la megafonía se escucha a una bajuna impostando la voz mientras come chicle, diciendo que los padres de las niñas Noa y Zoe vengan a recogerlas, que las han encontrado atiborrándose de papas fritas sin la supervisión paterna. Posteriormente un nuevo mensaje: "Ven a nuestras tiendas, tenemos todos tus sueños". No jodas - piensa fulano - tienen un vale por el perdón de la hipoteca y no lo sabía... volveré mañana.
En mitad de un pasillo hace un regate maestro a un niño loco y berreante pataleando en el suelo por no obtener los Reyes ipso facto, a la madre que lo parió, y a la abuela que solloza "ay-mi-niño-pobrecito, qué-dolor-de-él", y piensa que a Messi le pagan por esto. Se acuerda de la cena de Nochebuena y del condumio que le queda por comprar y se dirije a la parte de las carnes. Manolo Escobar deleita el ambiente con los Peces en el río. Mientras piensa en lo que debería ser la cena perfecta, cálida y nostálgica, pero sólo alcanza a predecir el cabreo de la mujer porque su suegra ha criticado los canapés que ha hecho, los chistes porno del cuñado dichos en alto con los niños delante, la sobrina endemoniada porque quiere huevos con papas en vez de pavo, el hijo adolescente dando portazos porque quiere ir al botellón con esosamigosquevanatodaspartesperoélno... y se pregunta cómo debe pasar las próximas navidades: ¿bien... o en familia?
Está puteado porque se desloma agasajando a familia y amigos aunque los rácanos sólo le regalarán unos calcetines, y lo sabe."Putos calcetines eternos; no me conocen nada después de tantos años de sacrificio y compromiso, hijos de su madre..." Disfruta del espíritu de la navidad mientras abandona el edificio infestado de zombis y se dirije al coche, donde encuentra un papelucho rosa con un regalo: multa de 96 euros por tocar el paso de cebra con la trasera, con un considerado descuento del 30% si paga sin quejarse.Nuestro héroe toma una decisión importante tras vivir el espíritu, e iluminado por el niño Jesús, decide mandar a todo cristo al carajo "y se va a por tabaco".
Podéis ir en paz.
Donde hay que ir por el vale "eliminación" de hipoteca?, joder, que "assssco de navidad"!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarPara encontrar ese vale, yo te recomendaría buscar en el ayuntamiento de tu ciudad más próxima. Hazte amigo de un concejal. Vete de putas con él y con sus amigos banqueros. Paga tú: una inversión más que rentable. No te perdonarán la hipoteca, pero te pondrán las cosas muy fáciles para deshacerte de ella y que la pague algún pringao.
ResponderEliminarPosiblemente, el camino más corto.