Hermanos, hermanas...
¡Adolescentes pavos, arrepentíos de vuestros pecados! Arderéis justamente en el Infierno por vuestras faltas. Anótese para la posteridad y la historia universal el fenómeno tan difundido actualmente de las muchachas grabándose en la webcam como su madre las trajo, o esos efébos de musculado y transitorio palmito que se fotografían en el espejo del baño a lo Cristiano para mandarse a sus pretendientas.
Hace poco, un padre muy enfadado denunciaba a los amigos (o más própiamente "follamigos") de su hija de 14 años, la inocente y virginal, la cual había sido grabada durante una noche etílica mientras le trabajaba el pilón a uno de la pandilla, para regocijo de los allí presentes, de ella misma, y de las tropecientasmil visitas que tuvo el video. Que lo de la denuncia está bien... ¿pero tu niña que hace bebiendo como un ciquitraque y dejándose grabar en pleno climax y dándolo todo a cámara? Por mucha denuncia que pongas tú eres uno de los culpables (por mindundi) y tu hija otra. Aquí sólo hay culpables. No se salva ni Dios.
La susodicha ya había colgado varios videos desvistiéndose a ritmo de reggeton y moviendo el culo como una perra, evidenciando su galopante ninfomanía y algún que otro trastorno de personalidad, remitiéndolos al novio. Mala gestión de las calenturas adolescentes, malutilizando los recursos de las nuevas tecnologías, supongo. También algunas fotillos de baño con cara en tres cuartos, morritos asiliconados, maquillaje barbie y objetivo en picado para pillar escote (muy original). La chica pensaría que las fotos que se echan por la red, una vez vistos se autodestruyen o algo así; o creería que seguro que los actos que ella perpetra y ejecuta en el mundo, al igual que en su casa, no tienen consecuencias. Pues no, bonita: la vida ahí fuera es real, y los efectos tienen causas. Bienvenida.
Al novio, al cual llamarán por su apodo hasta en su casa, si le seguimos la pista, encontraremos entre los archivos fotográficos del portatil tuneado que le trajeron los Reyes Magos, fotos que se hace marcando las abdominales con esfuerzo indudable hasta casi hacerse de vientre (porque el gimnasio hay que amortizarlo y las hembras tienen que acudir al reclamo). Pero el verdadero pecado no es la foto de su desnudo musculado en slip marcapaquete con rosario fosforito al cuello... el pecado es el fondo de la foto: desnudo con cabeza cortada o cara de psicópata sobre pared de gotelé, cuadro de marina rococó al fondo, mueble-bar de la abuela con platos de porcelana de la Cartuja y cubertería de Nochebuena, almanaque de la Once, florero inclasificable y flamenca sobre la tele.
¡Adolescentes pavos, arrepentíos de vuestros pecados! Arderéis justamente en el Infierno por vuestras faltas. Anótese para la posteridad y la historia universal el fenómeno tan difundido actualmente de las muchachas grabándose en la webcam como su madre las trajo, o esos efébos de musculado y transitorio palmito que se fotografían en el espejo del baño a lo Cristiano para mandarse a sus pretendientas.
Hace poco, un padre muy enfadado denunciaba a los amigos (o más própiamente "follamigos") de su hija de 14 años, la inocente y virginal, la cual había sido grabada durante una noche etílica mientras le trabajaba el pilón a uno de la pandilla, para regocijo de los allí presentes, de ella misma, y de las tropecientasmil visitas que tuvo el video. Que lo de la denuncia está bien... ¿pero tu niña que hace bebiendo como un ciquitraque y dejándose grabar en pleno climax y dándolo todo a cámara? Por mucha denuncia que pongas tú eres uno de los culpables (por mindundi) y tu hija otra. Aquí sólo hay culpables. No se salva ni Dios.
La susodicha ya había colgado varios videos desvistiéndose a ritmo de reggeton y moviendo el culo como una perra, evidenciando su galopante ninfomanía y algún que otro trastorno de personalidad, remitiéndolos al novio. Mala gestión de las calenturas adolescentes, malutilizando los recursos de las nuevas tecnologías, supongo. También algunas fotillos de baño con cara en tres cuartos, morritos asiliconados, maquillaje barbie y objetivo en picado para pillar escote (muy original). La chica pensaría que las fotos que se echan por la red, una vez vistos se autodestruyen o algo así; o creería que seguro que los actos que ella perpetra y ejecuta en el mundo, al igual que en su casa, no tienen consecuencias. Pues no, bonita: la vida ahí fuera es real, y los efectos tienen causas. Bienvenida.
Al novio, al cual llamarán por su apodo hasta en su casa, si le seguimos la pista, encontraremos entre los archivos fotográficos del portatil tuneado que le trajeron los Reyes Magos, fotos que se hace marcando las abdominales con esfuerzo indudable hasta casi hacerse de vientre (porque el gimnasio hay que amortizarlo y las hembras tienen que acudir al reclamo). Pero el verdadero pecado no es la foto de su desnudo musculado en slip marcapaquete con rosario fosforito al cuello... el pecado es el fondo de la foto: desnudo con cabeza cortada o cara de psicópata sobre pared de gotelé, cuadro de marina rococó al fondo, mueble-bar de la abuela con platos de porcelana de la Cartuja y cubertería de Nochebuena, almanaque de la Once, florero inclasificable y flamenca sobre la tele.
Y pienso que vuestro pecado es perseguir un glamour para el que estáis incapacitados de por vida. Porque compadre, si quieres aparecer en plan Hugh Jackman para las parientas y consigues que alguna chavala se alivie con la foto pues mira, ahí esta tu aportación a la humanidad (que poco más podrás hacer), pero por Dios... asesorate antes y escoje un fondo menos hortera. Cretino.
Podéis ir en paz.
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