Entre los seres humanos están los que son observadores, curiosos y buscadores de respuestas, y por otro lado el subgrupo de los de me importa todo un carajo (nada más que copular y comer), siendo el primer grupo más escaso en proporción, y el segundo tan numeroso que podría decirse que define sin paliativos a la población mundial.
Al grupo elevado debemos todo lo que en la humanidad ha sido progreso y avance. Al segundo no le debemos nada (bueno si: bajunez, chabacanería y telebasura). Esta introducción es debida a que me gustaría hablarles de un acontecimiento del que fui testigo este fin de semana y que viene a ilustrar el caso.
Al grupo elevado debemos todo lo que en la humanidad ha sido progreso y avance. Al segundo no le debemos nada (bueno si: bajunez, chabacanería y telebasura). Esta introducción es debida a que me gustaría hablarles de un acontecimiento del que fui testigo este fin de semana y que viene a ilustrar el caso.
Disfrutaba de una magnífica jornada en la sierra, en mitad de un campo que libremente pueden transitar los senderistas, y en el que personas y animales pueden cruzarse andando por ahí sin ningún problema. Conviviendo y esas cosas. De buen rollo. En la esquina de una esplanada verde, terminaba desapercibido de comerme el condumio, cuando veo aparecer por la izquierda a lo lejos, una pequeña familia de cerdos de granja que pastaban libres. Casualidades del destino, aparecen por la derecha del paisaje un par de familias de homo sapiens (o así se hacían llamar), de estos que han ido al Decatlón a equiparse con vestimenta de élite , porque ellos no son menos que nadie, para pasar el único día que han venido en sus vidas a la montaña y luego fardar de naturales. Así que lo vi claro: he aquí el experimento, la oportunidad, he aquí el encuentro interespecies. Y yo, como observador oculto, me quedé a comprobar lo que derivaba de aquel choque biológico y relacional, aún sabiendo ya en un 90% cual de las dos especies animales saldría del lance con mayor dignidad.
En el rincón de la izquierda, con 150 kilos de peso y en pelotas, un cerdo y su pobre familia destinada a lo que ya sabemos y ellos no. En la esquina de la derecha, con 90 kilos de peso y disfrazado del Coronel Tapioca y mochila Quechua, un tío con dos mujeres, un cuñado y 4 niños equipados con bastones de andar y gafas de sol la ostia de caras. A un asalto.
Miro, expectante…
Miro, expectante…
Los niños reparan en los bichos gordos que pastan a lo suyo. Se suben a una piedra y se advierten de que más vale no asustarlos, no se vayan a poner farrucos por proteger a las crías y manden a todo Cristo al Purgatorio en un arrebato. Hasta ahí bien, parecen niños sensatos. De entre la jauría homínida salta destacado el padre en postura gorilácea, riendo y gritando, que se adelanta a los niños y empieza a perseguir a los cerdos. Los animales ante tamaño susto surrealista optan por las de Villadiego y corren acojonados por sus vidas. El humanoide no lo deja en un simple susto, y de entre el repertorio posible de opciones, escoge la más degradante para su propia especie: seguir y seguir corriendo tras la familia porcina (que no entiende nada y prefiere huir de un loco antes que preguntarle qué desea sacar de todo esto). En la foto: especímenes de Sus Scrofa Doméstica, los póbrecitos míos.
Al mirar la escena, mientras blasfemo en sumerio, no se si lo que veo es un hombre o al Hommer Simpson ese de las reposiciones de Antena 3. Lo que está claro es que sí es un Padre de Familia. Cuando se cansa, se detiene, respira y sigue la persecución infame, fascista y antizoóica, partiéndose de risa, por lo que los niños (que antes guardaron sabia prudencia) ahora se apuntan a la caza del jamón. Juro que así pasó y así lo he contado.
Vemos el enésimo ejemplo de cómo los padres educan a los idiotas y a los imbéciles presentes y futuros de nuestra comunidad. No entiendo Señor, tu dilación en mandarnos las plagas de Egipto, y masacrar a todo primogénito mastuerzo susceptible de fabricar la siguiente generación de tontos. Tontos sin necesidad de entrenar, por mucho que se me recorten la perillita, luzcan Rayban y hallan llegado a la sierra en Audi.
Y no crean que la hembra humana quedaba atrás en sapiencia y raciocinio. En vez de cagarse en los difuntos del inútil del padre (que son su familia política) sólo se le ocurre decir que “dejadlos ya, que no van a estar bien para navidades”. Valiente educadora, vaya forma de defender a los inocentes. Inocentes, que por cierto demuestran mayor inteligencia, puesto que el cerdícola ¿qué hizo al correr sino adaptarse al medio? No queda sino correr cuando una fiera del frenopático te persigue, sepas lo que pretende o no lo sepas. Sin embargo, el fulano, con su actitud ¿qué pretendió? No se si alguna razón espiritual más elevada se me escapa al entendimiento y estoy yo aquí poniendo a parir al pobre hombre injustamente. Pues mira, no creo. La pregunta que queda en la recencia es ¿Cuál de los dos es el berraco?
Hora de repartir leña; administremos la penitencia para éstos: Lléveseles a una pradera abierta y hágaseles encontrar con una familia de elefantes, rinocerontes, o criaturas por el estilo, que decidan exprimirles corriendo perseguidos para salvar sus patéticas vidas de urbanización chaletera. Posteriormente, sean sodomizados por dichas bestias.
Consejo para los hermanos: sigan disfrutando de la naturaleza y de lo realmente puro que este planeta - habitado por esa puta plaga humana de mierda - puede aún ofrecerles, a ustedes y a sus hijos de ustedes. Como me decía la hermana Pandora; es una suerte que aún podamos caminar por sitios salvajes, convivir con animales y plantas, y disfrutar de ese respeto mutuo que nos debemos todos los seres que compartimos esa complejidad en común: la Vida.
Podéis ir en paz.
Podéis ir en paz.
Soy por infortunio un ser que ha encontrado tardíamente la pasión por la naturaleza. Ahora vivo en o junto a ella y eso hace que los días se dilaten en la estética y la contemplación.
ResponderEliminarHe tenido que aprender a vivir en este medio y sigo conociendo poco a poco sus códigos porque soy por desgracia un cateto de ciudad que con el tiempo aprende a sacar el ser primitivo que todos llevamos dentro. Entendiendo por primitivo la capacidad primigenia del hombre para conocer la alfabetización de la naturaleza que desvela los secretos de un bosque, un llano o la montaña. Es aquí donde todos podemos recordar cualquier película de western donde el apache guía a los lechosos gracias a su habilidad en el medio, como hacía Dersu Uzala, maravillosa película por cierto de Akira Kurosawa.
Gracias a los astros, permítame señor predicador esta desliz profano, no me cruzado con demasiados idiotas de estos. Pero es verdad que cuando los hay , uno los advierte desde lejos. No tienen sino un único registro, que es el de no pasar desapercibidos vayan por donde vayan, como el turista patrio del que usted ya nos ilustró.
Gritan en medio de los senderos, y claro está, desperdician toda oportunidad de disfrutar de los cantos de las aves. Pero tanto mejor, ya que serán incapaces de valorar este regalo sin igual. A ellos sólo se las ponen duras los motores de las motos del circuito de Jerez.
Ensucian con sus porquerías plastificadas allá por donde pisan y sin ningún tipo de pudor, para después detenerse en alguna higuera con el propósito de escribir sus nombres, iniciales y fechas con la llave de su puto piso de la ciudad.
Allá os quedéis “peazo” de mamones si es que no sabéis respetar lo único bueno que queda en esta cochambre planetaria.
Regresar a la ciudad significa que no se vive en el campo. El hombre, como pecador reincidente que es, oh señor grande y sabio, fue castigado al destierro del asfalto y el cemento urbano para bien de las criaturas del bosque. Es allí donde ha de seguir mientras sea incapaz, por estrechez de espíritu y amplitud de mediocridad, de apreciar la belleza de la espesura que abraza un encinar, una sombra alargada de un quejigo, la soledad de una loma en la campiña, la corporeidad de las nubes, el viento que peina un trigal y de toda la infinita grandeza de vida que se manifiesta en una sola y minúscula bellota.
A menudo siento curiosidad por meterme en la cabeza de estos energúmenos y visulizar el panorama de su esquema de valores. E investigar cómo uno puede llegar a ser tan imbécil. Es una sensación parecida a la que siento cuando yendo en el coche, veo que el de al lado, parado en el atasco, abre tranquilamente una caja de cigarrillos, pilla el último, abre con parsimonia la ventanilla, y sacando medio brazo fuera, tira la cajetilla en mitad de la carretera, coronando una secuencia de movimientos premeditada y guarra, además de irresponsable, y que además se la suda sobremanera.
ResponderEliminarEvidentemente goza de los mismos centímetros cúbicos de cebrero que tú y que yo, pero picha... que mal aprovechaíto. Y qué poca educación. Y qué poca vergüenza. Y qué de subnormales.
Lamentablemente el ser humano, autoproclamado rey de la creación,en raras ocasiones trata con respeto a los demás seres con los que comparte la Tierra. Con demasiada frecuencia se observa la impiedad que practican "los seres racionales" contra criaturas indefensas. Cuando los excursionistas invaden el campo es "normal" verlos patear hormigueros, aplastar arañas, reventar reptiles, apedrear pájaros o asustar al ganado; improntando a sus hijos de corta edad y,por tanto, condenándolos a repetir esa infame conducta. El currículo oculto, o quizás habría que decir descarado, es demoledor, ya que sería necesario un lavado de cerebro para extirpar fobias, incompetencias y comportamientos obtusos.
ResponderEliminarQueridos hermanos y hermanas...
ResponderEliminarTras mucho tiempo peregrinando por distintos talleres de chapa y pintura para reparar los desperfectos ocasionado en nuestro Citroën 2CV, me hallo nuevamente ante vosotros. Desperfectos debidos al atropello fortuito (perdóname Señor) de algún juez corrupto, poligonera embutida, viajero de los mundos de Disney, borrego futbolístico y algún que otro trepa laboral. En ocasiones me fallan los frenos...
Los cerdos y los niños reaccionaron de forma instintiva evitando cualquier tipo de enfrentamiento o molestia hacia la especie que tenían frente a ellos. Pero algo debe haber sucedido en el proceso evolutivo de los adultos, una involución. Cuando ves actuar a este tipo de dominguero mamarracho joiamierda, ya te puedes imaginar el tipo de persona que puede ser y la cantidad de gilipolleces que debe soltar por su boca desde que se levanta hasta que se acuesta, sin hacer una parada a la hora de comer para ser gilipollas. El que es gilipollas lo es a tiempo completo.
Y yo, por ser mujer, me avergüenzo aún más al comprobar que el dicho de “los que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición”. Es decir, una pareja de gilipollas en la que ella le ríe las gracias a él, pobrecita.
De donde no hay no se puede sacar...
Albricias. El Señor ha bendecido esta humilde casa con la visita de los hermanos Mirlo y Sor Citroen y sus siempre bienvenidos sermones, de los que no disfrutabamos tiempo ha. En efecto, hermanos... ¿estaremos ante una involución "biológica"? Porque lo que es "cultural"... seguro. ¿Para esto sirve el don de la racionalidad? ¿Para ser infravalorado y usado como papel higiénico?. Ah, hermanos y hermanas: la esperanza está en vosotros.
ResponderEliminarJusto en esta entrada comienza mi remontada de la más ibérica de las formas quedé maravillado de semejante situación.
ResponderEliminarEstá clara que en semejante escenario queda claro que la naturaleza es sabia y el humano medio no tanto. ¡Tantos genes en común y tan poca empatía!
Llegados a este punto es interesante si estamos en una generación de barbecho y que en el futuro la humanidad será una raza maravillosa. En este caso habrá que apechugar con el canistreo y la mediocridad esperando que pague religiosamente sus impuestos y que nos costeen unas jugosas pensiones en compensación.
Hola hermanos y hermanas, tienen hueco para una pecadora arrepentida que ha dejado los malos hábitos y se está desintoxicando de la bazofia de este mundo?? He quedado maravillada ante tal descubrimento, esto es, el Blog "del Predicador" que me ha abierto los ojos y la mente ante la verdad; no me habia reido tanto en tanto tiempo con tal inspirada prosa, y gracia en la expresión escrita, y no había sido tan iluminda con tantas verdades juntas; y por supuesto con las opiniones de estos hermanos, que tanto aportan con sus experiencias. Soy Ahothep, y espero aceptación y mi penitencia por mi arrepentimiento, gecias señor por haber visto la luz.
ResponderEliminarHermana, estamos encantados de hallarla en esta humilde parroquia. Me congratula el hecho de que le haya servido su visita y me enorgullece que existan sinceros conversos como usted, que son los que harán mejor este mundo. Nuestros saludos a la 17ª dinastía.
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