Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

jueves, 28 de octubre de 2010

GAFAPASTAS

Hermanos, hermanas...

Lo prometido es deuda. Hoy es un gran día para hacer una crítica y una confesión al mismo tiempo. Primero la una y luego la otra. No quiero invertir mucho tiempo en la descripción de este subgénero de freaky adulto, porque supongo que el menos versado en el asunto se hará una idea. Gafapastas los hay con y sin gafas; es más bien una aptitud, como el pijo. Desde tiempos ancestrales ha habitado entre nosotros el “snob” o fantasma, tan abundante en las películas de Allen como en la vida misma.

Pero qué tentación hermanos… citar a Kiarostami o a Won Kar Wai en lugar de cualquier otro de la parrilla comercial y populachera. Te hace parecer una persona cultivada, con inquietudes, más elevada que tu interlocutor (que tendrá como mucho la ESO). Porque hermanos, el snob gafapastero piensa que mientras él leía a Chejov y se fumaba las películas de Winterbotton, los demás nos rascábamos el escroto y perpetrábamos botellones. Pero la pena de todo esto es la automentira: de Kiarostami vio una película y un tráiler, y de Kar Wai te cita un par de frases de Isabel Coixet que se leyó en un blog de cine y ya parece que no le puede toser ni Dios.

Se saben al dedillo el viejo truco de cuando te preguntan por un grupo de música que no has escuchado nada pero tienes que hacer ver que sí a como de lugar. Basta con decir “psss, es una mierda, me gustaban más los primeros discos”. Tú le dices eso a uno que te toca las pelotas y el tío se calla para toda la vida (acabas de dejar claro que sí lo conoces, que te sabes su trayectoria, que evalúas con conocimiento de causa, de paso mientes como un bellaco, sientas cátedra, y dime algo más que te disparo un par de grupos del panorama underground que te hundo aquí mismo de vergüenza pa los restos).

Estos pecadores, que se revuelcan en la cochambre de la soberbia y la envidia, no dejan de ser unas fashion victims como otras cualquiera. Sólo que sus directrices onanistas están encaminadas, más concretamente, a renegar de todo lo que corra un riesgo de ponerse en boga, porque lo realmente cool es marcar tendencias y ser el primero en conocer al último director novel que ha hecho un corto que prometa, aunque este sea una mierda supina y megalítica, porque para eso ya lo justificas con que “es conceptual”. Y si no, que el director se haga un performance y listo… a la gloria directa.

Sin ir más lejos, el otro día veo un performance de una tía que lo estaba petando en el underground de internet, en el que abre una lata de conservas (hm, me suena), y se mea en ella. Los gafapastas allí concurridos, con cara de haber visto al Santísimo, empiezan con su labor hermenéutica hiperforzada a descifrar aquello como obra de arte anticonsumista en un mundo vacío y a la deriva, y a encumbrar a la pseudoartista al olimpo de la quintaesencia del arte, sintiéndose evangelizados por semejante mierda escatológica, y escupiendo en el neocapitalismo. No obstante, todos soñaban en aquel instante con bienvivir en Manhattan, asistir a pubs selectos y megacaros de artistillas efímeros, y tomarse un café solo en compañía de otros gafapastas en un local de la 5ª avenida mientras escuchan Russian Red (hasta que Russian Red se lo escuchen nombrar al vecino, y larguen las de San Pedro).

Ellos saben a ciencia cierta que son en realidad unos gilipollas de tomo y lomo. Prueba de ello es que podréis comprobar que un gafapasta no soporta escuchar las mismas pedanterías que diría él, en boca de otro gafapasta. Producto de ello son los continuos debates de besugo en los que se intenta rizar el rizo del frikismo cultureta, con consecuente y progresivo abandono del lugar de todos los que allí estaban. Simplemente ignórenlos; si les llevan la contraria, les retiraran la amistad, el respeto y le pondrán a parir a sus espaldas por iletrado y donnadie del vulgo. Que esa es otra, hermanos: investiguen los éxitos del gafapasta y verán que son en su mayoría unos fracasados mantenidos por sus progenitores (de ahí todo ese tiempo libre). Aunque existen sus excepciones, como el subtipo “lesbiana-catalana-artista-hippiepija con gafas y sin deficiencia ocular”.

A mí la masturbación cultural no me parece mal, es más, me pone. Lo que merece tormento y martirio es el desprecio que estos imitadores de miope procesan hacia todo ser humano que no sienta la necesidad de exponer su chorradas exclusivistas, dando por hecho que el prójimo es como poco retrasado mental; sin duda debe tratarse de algún trastorno de la personalidad encaminado a delirar con la idea de que uno es alternativo y marginal. ¿Alternativo a qué? Hay tanta gente en lo alternativo que muchas veces lo alternativo es comerse dos huevos con papas. ¿Y marginal? Todavía no he visto a ninguno de estos pichafloja en las Tres Mil Viviendas, o en las Barranquillas… eso si que es marginal; a cambiar el mundo ahí, con dos cojones, y a meterse esa visión pesimista pero tan cool por donde tengan a bien.

La infancia del snob debió ser dura, supongo. Esa falta de habilidades sociales y esa actitud evitativa debió enfrikarles demasiado en el cómic y el youtube durante largas noches. Entiendo, amigos frikis, el huir de la gente – porque para qué negarlo – la gente es casi toda un conjunto mundial de imbéciles… pero cobardes habéis sido como nadie, y eso os ha hecho analfabetos sociales, y pedantes de medalla de honor.

Mi confesión es la siguiente: yo soy un puto gafapasta cabrón. Aunque no tenga gafas. Me acuso de haber sido un snob, y de haber juzgado a la gente según su cultura (en cine, música y literatura; fíjate tú la cultura) cuando eran muchos de ellos superiores a mí en otros aspectos, y de haber sido a veces más Asperger que los de verdad. Pero mi mérito está en haberme dado cuenta de que la humildad te da paz, que hay valores como el afecto y la sencillez que otros tienen en más cantidad, y que reconocer todo esto te hace más feliz que ser un jodido pedante. Gracias, Señor, porque ahora soy un snob redimido por tu Gracia. La amplia cultura, que en muchos casos sólo te trae sufrimientos y consciencia, es algo muy bueno para uno mismo, para disfrutarla, para usarla, para hacerte libre… pero su sola exposición porque sí, es lo que decíamos antes, onanismo en público. La definición de gafapasta sería: pajillero cultureta compulsivo y vacío.

Penitencia: que sigan así, ellos mismos lo pagarán, creedme. Acabar asqueado de uno mismo es el futuro para estos pecadores. Consejo: humildad y sencillez, hermanos… humildad y sencillez.

Video Ilustrativo (Annie Hall):


El Señor esté con vosotros.

Podéis ir en paz.

7 comentarios:

  1. A ver... entiéndase que cuando nombro a los Asperger no es para mal de los afectados por este síndrome con el que, sinceramente, me siento muy identificado. Me refiero a que los frikis gafapasteros (entre los que hay la ostia de Aspergers, diga lo que diga la gente), no teniendo este trastorno están indudablemente ligados a un espectro muy similar: déficit bestial de habilidades sociales, emperramiento total con sus temas de interés, lenguaje aristocrático y pedante, colapso mental al encontrar una contradicción o un estímulo chunguillo, culturilla extensa que te hace pasar por superdotado... etc. No se ofendan los Asperger. Oféndanse los gafapastas, ya sean de letras o de ciencias.

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  2. ¡Cuánta verdad en su palabras señor predicador!. El snobismo y el gafapastismo son hijos de la misma madre, y la cura está bien clara: sinceridad. Se hace muy difícil escuchar de boca de uno de estos señores la frase "yo de eso no tengo ni puta idea".

    Entiendo (y lo digo con conocimiento de causa) que los gustos pueden llevarte por una autovía o por carreteras comarcales y que eso sólo depende de los gustos que vayas desarrollando, pero es imposible tener un conocimiento enciclopédico de todos los temas si no se mira de reojo la Wikipedia.

    La cultura y su goce en muchas ocasiones es más una carga que un placer por lo inaccesible de su naturaleza según a qué niveles y puede que ese sea el origen del gafapasta como ese ermitaño que rechaza todo contacto social.

    Hagamos un ejercicio y pongámonos en el lado del cani o el anti-gafapasta. Imaginemos que todo lo que nos gusta tiene fácil acceso y existe abundantemente. Imaginad que veis la televisión y os gusta todo lo que ponen, que encendéis la radio y escucháis siempre canciones que te ponen los pelos de punta, un ocio barato y accesible que te emociona y te hace sentir satisfecho… Yo lo que siento al hacer este ejercicio es una envidia tremenda, porque ya quisiera yo disfrutar de semejante gloria.

    El gafapasta modélico negaría tres veces esta situación, pero seguro que una cuarta no porque el gafapasta sale a escena sólo para buscar la aceptación de sus semejantes y no porque realmente disfrute de su posición.

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  4. Hermanos, posteo el video de la famosa escena del snob de Annie Hall. Ojalá la vida fuese así.

    El comentario anterior del tal guli no es una censura de un servidor: fue una prueba de comentario de una hermana. No me llamen al Santo Oficio.

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  5. Uno de esos que están cansados de esperar.2 de noviembre de 2010, 19:23

    Amén, Hermano!!! Aleluya, por que has visto la luz!!! Bendita humildad y sencillez!!
    Has clavado uno de esos géneros sacrificables, que lejos de aumentar la riqueza y diversidad humana, suponen un lastre y un debilitamiento de la especie.
    Me encanta el nombre!!! no sabes lo que me gusta!! y más aún su descripción, real y ajustada, sin eufemismos propios del mal contagioso que propagan... porque es contagioso, piénsalo, siempre delante de uno que afirma saber, acaba por ser infectado otro que no soporta reconocer que tampoco sabe, o que le importa un huevo no saber, y rebosante de orgullo, acaba por decir: "me gustaban mas los primeros discos..." Otro que se pierde para la humanidad.

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  6. Ciertamente, hermano. No sabes el gusto que me dió hocicar el día que eché el snobismo por el retrete y me atreví a decir sobre no se qué tema... "no se nada de eso; ilústrame". Qué liberación.
    Como coincidían en decir todos los grandes maestros de la historia, cuanto más sabe uno, más tiende a callarse. Cuanto menos sabe uno, más chorradas sulta por el boquino.

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  7. Podría decir muchas cosas, pero acabo de leerlas todas, genial.

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