Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

viernes, 15 de octubre de 2010

EL ZAPATO DE CRISTAL

Hermanos, hermanas...

Todos en la villa se parten la cara por calzarse el zapato de cristal.
Pero en esa pelea barriobajera del pueblo en la que luchan por encajar el pinrel, no es casualidad que sea en un 50% el más garrulo el que gane, y en otro 50% el menos escrupuloso (que en gran medida tienden a coincidir).

Es lógico: pongan a una persona decente, cabal y honesta a competir en un pueblo por el bastón de alcalde o por un puesto en la lista cercano al Gran Kajuna, contra la fauna que se suele presentar para tal efecto:

Tendremos al analfabeto con más cara que espalda, que vio demasiadas películas bolcheviques los domingos por la tarde y que cuenta con innumerables contactos y enchufes en la administración (en la que tiene algún primo o hermano, vamos, gente como él). Tendremos también al presidente de la mancomunidad de vecinos, que en el ejercicio de su labor aprendió algunos términos como “llamamiento”, “conciliación” y “convenio” y decide utilizarlas para crear un discurso que haga pensar al pueblo llano que dice algo (y lo consigue, por supuesto: el problema suele estar en el receptor, más que en el emisor; estos ponen vestido de limpio a su propia madre en toda la cara si hace falta). Tendremos a la militante hippie de ONGs que venía con ideas de las que se le ocurrieron en 1º de Bachillerato cuando estudió historia y se pensó la más culta del pueblo, y que se corromperá en la casa consistorial más que un filete en cocacola. También el liberado sindical que no ha trabajado en su puta vida ni piensa hacerlo y que maneja la jerga como nadie, sobre todo si lo que se dice se dice con la vena en el cuello, en tono de dictador sudaca y lanzando algunos "compañeros y compañeras (y compañeres)". O el empresario estirado de la villa, que pone un porcentaje de su riqueza en campaña para desde el sillón seguir exprimiendo a los demás, no ya como clientes o trabajadores, sino ahora también como “súbditos”.

Imaginen la pelea de perros. O no la imaginen; recuérdenla de cuando tienen que votar en sus municipios, y verán que de toda esa masa garrula, sin formación ni educación y con la valentía de los ignorantes se dan de ostias dialécticas, se llaman de cabrón para arriba, se acusan de genocidas, y una vez en el cargo chupan pasta para los suyos mientras les resbala lo que les digan (porque estando yo caliente, ríase la gente). Verán al concejal de turno, el analfabeto, firmar con una X los documentos que más beneficien a su clan con tu dinero, pero no se dejen engañar; que no sepa ni escribir no quita que sea más listo que su puta madre (que lo es). De repente la hija del alcalde tiene un 4x4, la cuñada que no estudió tiene trabajo ampliamente remunerado aunque tenga una baja vitalicia, y empiezan a salir deportivos de los sueldos de estos huelebraguetas.

Es normal que los honestos huyan de estos bajunos infraestimulados y fácilmente corrompibles. Nadie de bien querrá mezclarse nunca con esta chusma. Los buenos que prueban un tiempo, salen escopetados del asco o a patadas.

Todo lo dicho es una evidencia, no hay nada nuevo. Lo que quisiera manifestar es mi hartazgo referido a ver una y otra vez en los municipios a un montón de cerdos calzándose los zapatos de cristal (y se los calzan, por cojones, pero se los calzan).

Algún día, ojalá, podamos ver que los zapatos se los ponen los que los merecen, los que pueden llevarlos con dignidad, y hacer algo con ellos. Sobre los cerdos… de momento: al Tártaro con estos mamones. ¡Y viva el VOTO EN BLANCO!

Que el Señor esté con vosotros.

Podéis ir en paz.

2 comentarios:

  1. Bien es sabido que, así como el mezquino finge ser tonto para que no lo linchen, el mediocre se hace político para trincar lo que pueda.

    Últimamente meterse en política es como presentarse a las oposiciones sin estudiar o directamente intentar ganar la lotería. Uno hace su apuesta, asiente con la cabeza y si está de Dios acabas trincando en algún puesto durante una legislatura, que será cuando otro enchufado te de el relevo.

    Evidentemente nadie quiere meterse en mierda hasta las cejas y que su imagen pública quede al descubierto para recibir las críticas de todo un pueblo, pero lo que queda claro es que el que lo hace es porque está quemando sus últimos cartuchos.

    Hoy en día la democracia es un juego entre inútiles: los que votan y los votados, y para salir de esta situación habría que elegir un equipo gobierno a punta de pistola porque, a día de hoy, el que es inteligente da un paso atrás cuando huele a política.

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  2. ¡Ah, hermano! Cuántas historias rocambolescas aunque verosímiles habremos escuchado en aquel pueblo (casi ciudad-estado) en el que crecimos, acerca de su insigne ayuntamiento.
    Como aquella en la que dos concejales (por llamarles de alguna forma) de gobierno y oposición se quedaron pegados cual perros tras copular secretamente en las dependencias municipales, y húboles que sacar bajo sábanas que salvaguardaran sus identidades.
    O aquella vez en que un edil sobornó a un goriláceo de la oposición para que se "transfugara" y le hizo firmar la recogida del dinero y de varios jamones... (jajaja). Claro está, tras coger la pasta y la manduca, vióse el concejal con la prueba firmada y denunció al alcalde (me quedo con el soborno y te quito pa ponerme yo: si en verdad tan tontos no son).
    ¡Ah, hermano! "estas historias de mastuerzos, y este pueblo de la infancia".

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