Resulta insultante ese empeño del sistema por hacer involucionar al hombre hacia la imbecilidad más obtusa. Aprecien y valoren, hermanos, este anuncio de infame fármaco diseñado para idiotizar. ¿Su niño no le come? Psss… no pasa nada. Don´t worry. Dele esta píldora, que tiene todas las proteínas que hay que ingerir para hipervitaminarse y supermineralizarse y olvídese de broncas con el niño, sofocos, soponcios y mecagoentusmuelas varios. No vaya a herniarse educando a su vástago para que coma como un omnívoro normal, no vale la pena, déjele al pobre, y piense en su comodidad de usted, que para dos días que tenemos , disfrútelos en Eurodisney.
La pastilla se ha erigido en símbolo del bienestar. Las amas de casa cincuentonas se empastillan porque antes de enfrentarse a la realidad y coger el toro por los cuernos, es más fácil “endrogarse” con la gragea de la felicidad efímera, para continuar tomándose el cafelito con las amigas hablando de la Campanario, sin solucionar sus vidas de mierda. El niño no me come… dame una pastilla, doctor. El niño no me duerme… dame otra. A estas yonkis se les ha olvidado que criar niños es difícil, y que cuesta trabajo, más allá de que quedaba bonito tener un bebé rechoncho un año después de la boda. Potoma!
Lo de la píldora publicitada es sólo un ejemplo de cómo maleduca el sistema embustero al personal, y estos ignorantes a su vez, a sus hijos. Pero qué me dicen de la puta cuchara fuu, el tenedor fuu, y la madre que los parió a los dos. Para el que no lo conozca, es una genial idea de diseño cuya finalidad es que el fulano que se quiere hincar la sopa no se queme, porque la cuchara ella sola te sopla la sopa. Vamos, que no maltrates al niño, no le hagas soplar al angelito que se va a hiperventilar y eso es trabajo, joder. Para qué soplar si te puede soplar un robot. Ya lo decía la profecía: de aquí a nada, todos gilipollas. Así salen los niños ahora. Si le pones el Sálvame te hablan como marujonas, y si les das la cucharita fuu te salen con lengua vaga y no te hablan hasta los 7 años.
Luego te mandan a casa el catálogo de juguetes del Hipercor con el inquietante Bob Esponja en la portada (ahí, a traición, para que tus niños lo vean y empiecen a tener ideas diabólicas), en el que aparecen los típicos triciclos estos que tienen un mango para que el padre vaya empujando al niño ya de edad contundente que monta el vehículo sin dar pedales. Es lógico, para cuando el niño se canse, el adulto apechuga; igual que pasa en la ESO. Es pasear por el paseo marítimo viendo una escena de estas, en la que el niño apoltronado en su trono arrea a su padre para que empuje, mientras que el adulto siembra la simiente de un futuro imbécil juntaletras, y el niño hace oposiciones para inhabilitar de por vida las piernas que Dios, nuestro Señor, le ha regalado con generosidad infinita.
La pastilla se ha erigido en símbolo del bienestar. Las amas de casa cincuentonas se empastillan porque antes de enfrentarse a la realidad y coger el toro por los cuernos, es más fácil “endrogarse” con la gragea de la felicidad efímera, para continuar tomándose el cafelito con las amigas hablando de la Campanario, sin solucionar sus vidas de mierda. El niño no me come… dame una pastilla, doctor. El niño no me duerme… dame otra. A estas yonkis se les ha olvidado que criar niños es difícil, y que cuesta trabajo, más allá de que quedaba bonito tener un bebé rechoncho un año después de la boda. Potoma!
Lo de la píldora publicitada es sólo un ejemplo de cómo maleduca el sistema embustero al personal, y estos ignorantes a su vez, a sus hijos. Pero qué me dicen de la puta cuchara fuu, el tenedor fuu, y la madre que los parió a los dos. Para el que no lo conozca, es una genial idea de diseño cuya finalidad es que el fulano que se quiere hincar la sopa no se queme, porque la cuchara ella sola te sopla la sopa. Vamos, que no maltrates al niño, no le hagas soplar al angelito que se va a hiperventilar y eso es trabajo, joder. Para qué soplar si te puede soplar un robot. Ya lo decía la profecía: de aquí a nada, todos gilipollas. Así salen los niños ahora. Si le pones el Sálvame te hablan como marujonas, y si les das la cucharita fuu te salen con lengua vaga y no te hablan hasta los 7 años.
Luego te mandan a casa el catálogo de juguetes del Hipercor con el inquietante Bob Esponja en la portada (ahí, a traición, para que tus niños lo vean y empiecen a tener ideas diabólicas), en el que aparecen los típicos triciclos estos que tienen un mango para que el padre vaya empujando al niño ya de edad contundente que monta el vehículo sin dar pedales. Es lógico, para cuando el niño se canse, el adulto apechuga; igual que pasa en la ESO. Es pasear por el paseo marítimo viendo una escena de estas, en la que el niño apoltronado en su trono arrea a su padre para que empuje, mientras que el adulto siembra la simiente de un futuro imbécil juntaletras, y el niño hace oposiciones para inhabilitar de por vida las piernas que Dios, nuestro Señor, le ha regalado con generosidad infinita.
Pero los idiotizadores no sólo desproveen al hombre de sus capacidades física, intelectual y volitiva, sino que preparan al futuro consumista, esclavo ciego y clasista del sistema de producción y mamporrero de los bancos. Véase el ejemplo del descapotable infantil de 300 napos con el minipijo dentro, paseando a su mininovia (en una relación pensamos aún casta) y conduciendo él, por supuesto, el macho… como debe ser. Menos mal que estamos aquí con la finalidad de criar tontos.
Resumiendo, que en poco tiempo, o por herencia o por selección artificial, nuestros futuros nietos, si no lo son ya, estimamos que presenten las siguientes características: Comerán mcdonalds y píldoras farmacéuticas, tendrán la boca floja, sin dientes y la lengua chica y flácida (igual que la picha), unas aletillas inservibles en vez de piernas, se trasladarán en carritos de marca y coches pepineros, y usarán robots que les limpien el culo.
Que el Señor nos coja confesados.
Podéis ir en paz.
Resumiendo, que en poco tiempo, o por herencia o por selección artificial, nuestros futuros nietos, si no lo son ya, estimamos que presenten las siguientes características: Comerán mcdonalds y píldoras farmacéuticas, tendrán la boca floja, sin dientes y la lengua chica y flácida (igual que la picha), unas aletillas inservibles en vez de piernas, se trasladarán en carritos de marca y coches pepineros, y usarán robots que les limpien el culo.
Que el Señor nos coja confesados.
Podéis ir en paz.
Dios mío of my life. He reído mucho con su sermón predicador, pero después me he acojonado súbitamente porque es la pura verdad descifrada en palabras.
ResponderEliminarRecuerdo que antes de la puñetera cuchara flu flu, la misma marca sacó un tenedor llamado "rolling gallo" que consistía en un artilugio que enrollaba los espaguetis. Y es que es verdad, no olvidemos que antes de este genial invento los niños llenaban las salas de los ambulatorios porque los angelitos se partían las muñecas de tanto trajín. Seguro que algún padre demandó a Italia por tan diabólico invento culinario. Malditos italianos, todo el mundo sabe que las muñecas están para hacerse pajillas coño, o en todo caso para hacerle un corte de manga a mamá porque me pone un potaje de garbanzos.
Y es que el que está acostumbrado a bregar con infantes sabe que un gran porcentaje de ellos está idiotizado, alienado/a hasta la médula por la flojedad y que son tan conformistas que asusta ver en ellos esa mirada ausente como el que no es capaz de esperar otra vida. Qué miseria, que mediocridad hermanos.
¿ Y qué de las botellitas de agua en las aulas? pero me cagontó, si es que al niño se le va a resecar la garganta porque no para de hablar y gritar en clase, criaturita, dejémosle.
Ahora estoy sufriendo un colapso mental y no me acuerdo de todas las tonterías que incapacitan mental y motrizmente a los niños, pero sé que son muchas y de todos los tamaños y colores.
Además hermanos tengo hambre y me tengo que duchar sin la ayuda de nadie y de nada. Yo solito lo haré. Reivindico para mí la medalla al mérito.
Dios, es verdad. Ahora todos los niños tienen en el pupitre, además de los avíos escolares, botellas de agua mineral que se traen de casa... es cierto, no había caído. Y además se les deja ir al baño en mitad de clase. Está claro que la raza decae. En menos de una hora que dura una clase les puede reventar la vejiga o morir de sed. Si es que comparados con estos, los niños de nuestra época parecíamos M.A. Barracus.
ResponderEliminarEn el intento del ser humano por crearse comodidades hemos llegado a una posible involución de la especie. Lo más irritante del caso no es que los productos estén creados sino en la imposición de la necesidad. El doctor ya no esperan a que la madre pida la pastilla y los niños no saben de dónde coño viene la leche, pero en ambos casos los padres tiran por la vía fácil porque demasiado duro es ya haber renunciado a los botellones y a los porros en público pro culpa del nene.
ResponderEliminarNo hay que ser muy inteligente para ver que la mayoría de las cosas que se compran no son necesarias y que si hiciéramos limpieza se iban a quedar nuestros armarios y alacenas tiritando, pero hay productos y productos… y sobre todo hay personas y personas.
Es interesante ver el peligroso paralelismo entre el mundo del niño caprichoso y el adulto elitista. Ambos tienen sus juguetes y te podrían jurar por lo más sagrado que lo necesitan para vivir, el problema es que en ambos casos no hay un adulto responsable que les mida el lomo como es debido.