
Esta semana cumple esta parroquia un año. Gracias por acudir a estos humildes sermones en contra de los pecadores y bellacos de la Tierra. Para conmemorar el hecho, haremos un breve resumen de lo hablado este año, explicando brevemente la relación entre las ideas expuestas y el por qué, sobre todo para los que se hayan incorporado tarde a esta labor evangelizadora, y culminaré con una profecía.
Resumen explicativo:
Ejemplifiquemos con el estudio de caso de la hipotética ciudadana Mari Pili. Nació en una familia que la trajo al mundo por presión de la abuela, que quería una nieta ya, y por la urgencia que sentía su madre ante el hecho de que todas sus amigas estrenaban bombo y ella no. La madre la llevó en el carrito hasta los 6 años y le daba las cosas por no oirla llorar. Como era niña, le enseñaron cosas que creían esenciales en el género femenino: quejarse, chillar, imitar a la maruja del 5º, y asimilar las enseñanzas de Barbie (no repetir modelito, fiesta-fiesta, necesidad de novio con posibles que la mantenga, y maquillaje a puntapala). Si hubiese sido niño, fútbol a tutiplen y menesteres machotes (nada de complicaciones). En la escuela le intentaron enseñar las cuatro reglas, leer y escribir; pero cuando la niña llegaba a casa armándola para no trabajar, la madre (que no quería problemas porque prefería centrarse en su nuevo novio joven, y en el cafelito con las amigas de después del gimnasio que paga para no envejecer) corrió a amenazar a la profesora con denunciarla si no le adaptaba los contenidos por su hiperactividad y la aprovaba por la cara. Un numerito en la Delegación de Educación bastó para ello.
En su adolescencia, recorrió los centros comerciales dejándose engañar por los espejos inclinados del Zara y la música de Lady Gaga, que en el interior del probador le aseguraban el éxito efímero de una noche de farra con Johnni, el Chori. Exprimiendo la tarjeta de su padre, el separado, al que usa para el consumo, y sin ser capaz de mantener un trabajo por inepta para financiarse, no sospecha que si hubiese aprendido a leer, quizás no ignoraría que de gente llamada Darwin, Cristo, Einstein, Buda, Cervantes... podría haber aprendido la verdad y la necesidad de la rebelión contra la esclavitud de la conciencia, la que ahora mismo le obliga a meterse un top de la talla 36 sin complejos de los 20 kilos de lorzas que le sobran por dejadez y vida sedentaria frente a la tele y al móvil.
Se casará con el pringao que le pase por delante con las tragaderas suficientes después de haberse follado al chori y a cuarenta de su calaña sin satisfacción por ello. Repetirá el buen hacer de sus padres. Al formar su familia creerá que lo hace porque quiere, y no porque le convenga a Zara, La Caixa, Renault, o hacienda, que la tendrá controlada a ella y a sus engendros como unidad básica de consumo y sustentadora de bancos y estados. No votará en las elecciones porque estará en la playa, aunque sabe que si lo hace, hay un partido que se llama PSOE y otro PP. A los 18 votó a la Falange porque le gustaba el logo.
Cuando hable el presidente, se tragará lo que diga si ese día está guapo, y si no, despotricará pero se le olvidará a la media hora en cuanto salga la Esteban por la tele. Nunca sabrá que el estado dirije la polla de los bancos a su culo y al de sus hijos. Nunca sabrá que las hipotecas y los anuncios por los que se autoobliga a comprar cosas para tener la felicidad que nunca tendrá están ahí para que se endeude y pague constantemente, ni que las 12 horas que echaba en la caja del Lidl por 600 euros eran para que siempre estuviera endeudada sin salir del toyo. Mari Pili no es feliz ni lo será en su puta vida por mucho que lo intente. Ella no lo sabe, pero los conglomerados financieros sí. La burbuja ilusoria de Mari Pili está hecha de anuncios molones, MTV, inmediatez, cubatas, concursos televisivos de tíos petados buscando el amor enseñando abdominales entre tías buenas, y de todas esas cosas que a ella le gusta y la protegen psicológicamente del vacío. Mientras, unos tipos poderosos se revuelcan en su adicción al poder, inmunes porque la justicia del estado está en nómina. Mafia legal, determinista y globalizada.
PROFECÍA:
Quizás la felicidad es el poder dar sentido a la cosas y a la vida. Para experimentar eso quizás haya que ser libre. La libertad implica la capacidad para elegir (no la ilusión de la multitud de opciones falsas que llevan a lo mismo), y de apechugar con lo elegido. Aprender de los errores y corregir. Ser consecuente y responsable. No es ésta la idea de libertad que nos vendieron; por ello la gente teme la verdadera libertad y anteponen a ella la seguridad, o lo que es lo mismo, el valor que siempre usaron junto con el miedo, para someternos.

Nosotros nunca seremos libres. Nosotros moriremos esclavos.
Pero hoy, hay algo que se me ha puesto a mí en los cojones:
¡MI TATARANIETO, NACERÁ LIBRE!
Que el Señor esté con vosotros.
Podéis ir en paz.