Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

domingo, 17 de julio de 2011

DE NEGRITOS Y CONDICIONAMIENTO OPERANTE (1 de 2)



Hermanos, hermanas...

De pequeños, cuando intentábamos dejar en el plato algo de condumio - así de estrangis - del potaje que no nos gustaba, siempre hemos escuchado alguna vez la voz en off, de algún adulto o algún niño resabido diciendo: "No dejes nada ¿no te dan pena los negritos?". Y ahí tenemos una de esas ocasiones en las que por lo bajini te van instaurando ese sentimiento tan útil en instancias superiores para el control remoto del panoli: El sentimiento de culpa.

Acto seguido a uno se le aparece el fansatasma de Don Miguel Jackson aún negro, Lionel Richie, Bono o Boy George en el video de We are the children, todos unidos contra el hambre en esos megaconciertos por la causa africana, y toda la parafernalia del Domund de tu clase de 4º de EGB en la que las madres echaban una cantidad notable para no ser menos solidaria y acabar tachada de cicatera. Uno al final, acaba tragándose esto como lo de que después de morir se sube al cielo. No caes siendo un crío en que las penurias como las de la foto pueden deberse a la magnánima y siempre bienintencionada mano de la explotación occidental y de los juegos de niños de los reyezuelos y dictadores negratas que emprenden guerras civiles por el bien de su pueblo. Africa no se independizó jamás; lo que hubo fue una descolonización de la tierra aunque no de los recursos. Africa debe aún mandar a tomar por culo a sus principitos hijos de mil padres, a las multinacionales que intentan venderse allí, y a los sicarios económicos mandados por los gobiernos de aquí.

Luego uno, dejando al lado el pensamiento políticamente correcto, se pregunta para qué va a mandar allí una campaña de juguetes (a niños que con cinco años se ocupan de hermanos de dos, hacen todos los trabajos domésticos, cargan kilómetros con tanques de agua, o le han apuntado alguna vez con el arma de un puto guerrillero hasta el culo de heroína, mientras nuestros niños con 40 años no saben hacer la O con un canuto, apollardados y afuncionales), o millones de paquetes de garbanzos de la operación Kilo (se sabe que el negro y la legumbre se llevan del carajo). Toda aquella campaña pro Africa que aún hoy existe, parecía más bien una forma de desviar la atención de los espectadores de la Guerra Fría hacia un mal común sin supervillano identificable: trabajemos juntos por estos desgraciados. Pero lo que es culpable, claro que había. Los mismos que nos invitaban a ayudar con tanto garbanzo y tanta hostia, como si la culpa la tuviera yo, que soy tan esclavo de estos políticos como lo eran estos negritos cuando sus reyes yorubas los vendían a americanos y portugueses.

Ningún gobierno cayó en la cosa de que en vez de alquilarles a estos tipos la caña de pescar a cambio del 95% de su pesca, se podrían simplemente dejar a ellos sus propios recursos. Imaginemos el caso de Senegal: todo el pescado que cogen esos benditos, en vez de quedárselo Japón, Holanda y España, ¿por qué no se les deja que los productos que pillen de su tierra y de su mar sean suyos y lo gestionen ellos y punto? Si se hiciera eso (al Cesar lo que es del Cesar, sus recursos para ellos en vez de robarles para mantener nuestra abundancia abominable y caprichosa) estos tíos tendrían un nivel tecnológico y social como el nuestro en menos de un siglo, sólo que con mejor educación y acabando con sus dictadores que tanto nos convienen aquí.

A ver... perdón, me hablan por el pinganillo... ¿si? Si, si... que se acaba el chollo... ¿que el estado de bienestar qué? Que nos vamos a freír puñetas porque en vez de un Infinity, un Peugeot 206? Hostia... Perdón, perdón. Nada, no he dicho nada... Si es que me pierde la parla, me voy por el boquino; un día de estos me voy a condenar. Si, si, disculpen, cierto es. Perdón. Me callo.

Continuará...


Podéis ir en paz.

1 comentario:

  1. Recuerdo toda la campaña pro-africana de los ochentas que se terminó cuando comenzó el tema del SIDA. Sólo véias niños famélicos con los ojos comidos de moscas y que no eran capaces ni de tragar aquellas gachas que les daban. La imagen daba que pensar que en el mundo había hambre y que más crudo se lo come el lobo, pero por aquella época me daba por pensar que también debía de haber negritos que fueran unos hijos de puta y que evidentemente no estarían tan famélicos. El tiempo me dejó las cosas claras y la información sobre las dictaduras y el reparto de los bienes (incluso los que llegaban de manera solidaria) era tan enfermiza, que daba como resultado aquella impactantes imágenes.

    Lo que siempre me ha sorprendido de ese imaginario usado para inculcar el sentimiento de culpa es que nunca se acudiera a lo local. Hay muchísima gente que pasa hambre y que duermen en cartones en la calle y por aquel entonces también, pero sospecho que si te decían "no dejes las espinacas que hay gente que daría lo que fuera por ellas" podría existir la posibilidad de que fueras a ver a esa persona y le dieras un tupper con las putas espinacas. Si hubiera pasado esto por aquel entonces la consecuencia hubiera sido un par de hostias de tu padre (o algún alpargatazo de tu madre) por dos motivos: el primero por regalar comida cuando no sobra, y el segundo por dársela a un hombre que vendió hasta la peluca de su madre a cambio de tres dosis que se chuta entre los cartones donde duerme.

    ¿Hipocresía? no lo creo, más bien un sentido común que nos dice "la gente está mal porque es mala" y a partir de ahí si quieres concreta y especifica lo que te salga de los cojones (que si el malo es el gobierno y los que sufren las consecuencias son el resto, que los malos son malos porque no les queda más remedio, que si los malos son así por naturaleza…).

    El caso es que comprar un paquete de garbanzos no va a hacer que la situación mejore porque seguramente llenen las barrigas de las personas malas, y por supuesto ese paquete de garbanzos no hará que una persona mala se plantee cambiar de hábitos.

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