Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

domingo, 24 de julio de 2011

FAUNA DE GIMNASIO

Hermanos, hermanas:


Hace 11 años estuve en la capital del imperio: New York. Hubo dos cosas que me impactaron sobremanera durante la primera impresión que tuve de la gente de allí. La primera, que las niñas de 11 ó 12 años iban maquilladas como las adultas. La segunda, que todos los tíos que se me cruzaban por la calle estaban petados. Ambas tendencias llegaron al poco tiempo a España, de manera que al mozalbete de 18 años - acostumbrado a que todo maromo paseante es un puto Capitán América - que lea esto podrá parecerle una tontería; pero que sepa, que no hace mucho tiempo, todos los que pasábamos por la calle eramos enclenques, o lo que viene siendo normales.

En la última década el gimnasio ha sido el negocio más rentable de los barrios. De cualquier barrio. Si sales a la calle a comprar pan te cruzarás con unos cuantos petaditos sin cuello, bajitos pero de cuerpo cuadrado como Bob Esponja, cabeza pequeña y crestita, marcando bajo una camisetita de talla S.

Todo hijo de vecino que se precie necesita estar petado. Es un criterio mínimo para ser atendido por las pijas de sitios de moda, además del de no saber leer. No dedican tiempo a la cultura. Tampoco dedican esfuerzo al cuidado interior. Pero para marcar el triceps estos tíos se parten el espinazo a muerte. Van a saco. En las fábricas hedonistas podréis satisfacer vuestra curiosidad taxonómica intentando clasificar las subespecies sumamente interesantes que se encuentran en dicho ecosistema:

El dueño del gym: Este tipo es buena gente, está preocupado por el negocio, porque vaya bien. Intenta en la medida de las posibilidades ser educado y moderadamente simpático con la gente. Está, como no, cuadrado, para predicar con el ejemplo. Todo dueño de gym ha sido en su día campeón de España de algo (kickboxing, fitness, o lo que sea). Cuando el gym no es tal, sino que se trata de una tapadera, se nota porque aparece poco por allí.

El encargado animoso: Este espécimen me encanta. Se cree el alma de la fiesta. Liga con las clientas descaradamente, que por supuesto le hacen caso. Te anima con palabras como "campeón" o "máquina". El cargo de encargado es sólo una cuestión lingüística porque suele pasar de cuidar el cotarro más allá de cambiar el canal de la tele con el mando o explotar su complejo de relaciones públicas frustrado. Complementa sus ingresos trabajando como gorila de discoteca los fines de semana por la noche.

La profesora de aerobic: Esta tía, depende cómo la mires, a veces no sabes si es macho o hembra. Las hay buenorras, no te digo yo que no, pero suelen estar duras como piedras, y a veces tienen pectorales. Gritan como condenadas frente a los espejos.

El entendío: Se trata de un fulano abundante en esta comunidad. No acabó el PCPI de chapa y pintura pero sus años de experiencia en la sala de musculación le han doctorado en la vida, o eso cree él. Se acerca y te dice lo que tienes que hacer, la dieta que tienes que llevar, y los botes de colacao de protéinas que tienes que comprar: "Mira, aquí me haces unas superseries, y allí le vas aumentando kilos... me comes 10 comidas al día a base de atún y pollo que eso es proteína pura... vamos, que te vas a poner que no te va a conocer ni tu señora madre, campeón". Su máxima es llegar a opositar para policia local, pero es sólo un sueño. Al pasar por delante de uno de los numerosos espejos del gimnasio, se admira complacido.

El gordito con aspiraciones: Es un pobre hombre, simpático para ocultar el complejo, que sólo hace cinta andadora. El primer día. El segundo no ha ido.

Las tías hipoactivas: Maquilladas y vestidas para no arrugarse, de sport pero divinas, no hacen nada. Esperan la hora del aerobic pero no entran a la sala. Su misión es hablar con los maromos, pavonearse ante el encargado y aceptar sus piropos mientras bailan sinuosamente las piezas clásicas de Máxima FM. Tienen una vida muy tonta cuya función es ser admiradas. El por qué están buenorras es un misterio porque no es debido a la acción eoróbica ni anaeróbica; muchos lo explican por la constitución suertuda y el metabolismo joven que aún poseen.

La acomplejada: Es como el gordito pero sufre más. Su mirada al entrar al gimnasio es aprensiva. Los ojos y comentarios crueles por lo bajini de las hipoactivas se le clavan en la nuca como banderillas. No habla allí, pero el resto del día raja por doquier de lo hijaputas que son las zorras del gimnasio. En un 50% tiene razón, en otro 50% es por envidia.



A mí todos estos tíos me caen bien, en serio. Aunque pecadores, me resultan simpáticos. No tienen la culpa de ser así (o por lo menos no en gran porcentaje); son productos, pobre gente que quiere tener el canon que se impone, que se mata por él, por ese canon que es una de sus aspiraciones trascendentales (como ir de copas y tirarse a las más guarrillas). Son carne de cañon para el Gran Hermano y programas de Telecinco por el estilo. Es más, estoy seguro que la cadena hace los castings en los gimnasios.

Todo esto lo digo para informar a los que en verano quieran modelarse, sobre lo que encontrarán. Y a los petaitos, decirles que dejen de tomarse los colacaos esos que se toman y... cabrones... dejad de compraros ya las tallitas chicas de las tiendas para magnificar la petaura, que son las únicas que me sirven a mí, y al final sólo quedan las camisas para vestir a Hulk, que son las vuestras. Mariconas.


Podéis ir en paz.

4 comentarios:

  1. Recuerdo ciertas jornadas de gimnasio para luchar contra una subida de peso que luego resultó ser hormonal y que reafirmó mi sensación de que acudía a una sala de tortura con alta tolerancia olor del metal empapado en sudor.

    Hay actitudes que se me quedaron grabadas como el grupo de habituales que se quedaban clavados a la moqueta de segunda mano frente a la única pantalla en la que televisaban un partido de Furgo y rogaban al encargado que quitaran la música y pusiera el audio del partido (sigo sin entenderlo). Ante la negativa lo insultaban entre risa potenciando los clásicos insultos wenahente poníendolos en femenino y resolvían que se iban a hacer unas cuantas series y se iban antes de que empezara la segunda parte.

    Otro personaje que pululaba por allí era la "joven promesa", amigo forzoso del encargado y que "competía profesionalmente" en cualquier disciplina chorra. Se juntaba con un coro que le seguía los pasos y lo podías detectar desde cualquier punto del gimnasio porque hacía las series con exceso de carga y se escuchaba un "uUUUH!" en cada repetición seguido de un "BIEEE AHÍ!" del encargado. para la gente era algo normal, pero a mi me parecía lo más cercano al canto del macho alfa marcando su terreno y esto se veía claramente en la actitud de las ladys de gimnasio a las que se le hacía el pepe agüita de limón.

    Otra figura que recuerdo era el viejo de gimnasio. Un señor muy muy moreno, con el pelo cano y mayas que hacía las series en silencio y sólo reaccionaba a dos estímulos: El saludo y la respuesta de gimnasio (Ej. pregunta -saludo: Aay Zarvadó! Respuesta-saludo: Aha-quí) y al zarandeo de gimnasio (el habitual lo toma por el hombro y lo agita o le da dos golpes en los abdominales con la consiguiente reacción de endurecimiento de la zona y la risa de ambos). Comportamientos aún más sospechosos cuando veías que siempre salía de los vestuarios duchadito fueras a la hora que fueras al puto gimnasio.

    Un personaje femenino que me fascinó es la niña-fitness que es esa chica que va a los maratones de fittnes de 10 horas con unas mayas chillonas o inverosímiles (en mi caso fue una tía con unas mayas de Spiderman 2 la película) que se da rallos, tiene el pelo muerto, la piel de una octogenaria y el cuerpo de un señor de 20. Esa chica que todos dicen por lo bajini que se la follaban poniéndole una bandera de España en la cara y con la que sólo comparten un saludo de cabeza, pero no por la vergüenza, sino porque se sienten intimidados ante semejante poder físico.

    Otra perla es el monitor de artes marciales que va siempre rodeado de un halo de misterio y un rebaño de mongolos que te aseguran que aprenden a pegar hostias como panes, pero que lo usarían sólo en el marco deportivo y como defensa personal. Luego los que ves en una discoteca buscando pelea y cuando la encuentran se ponen en posición de ataque dejando clara su formación.

    Otra cosa que no echo en absoluto de menos del gimnasio era el tema despreocupación. Entrabas allí con toda la fe del mundo tragándote tu orgullo y la inversión en ropa deportiva chorra que en el futuro se usaría para estar por casa y le preguntas al monitor de turno qué qué coño haces. Ellos te dicen que estés DOS MESES haciendo el mismo circuito y ya luego vendrían las especificaciones. Tu acatas las órdenes como si fueran recetas de un médico y tras dos meses acudes a él y le dices que ahora que haces y ellos pueden tomar dos actitudes: La primera te ponen un programa infernal por días que no puedes seguir si no vives en el gimnasio, y segundo la reacción de simpaticón cabrito con la expresión "doh mese ta tirao hasiendo eso? y por qué no ma preguntao? ja ja ja! tu ere siempre asín?"… "ASÍN" CÓMO, HIJO DE PUTA? GÁSTATE EL DINERO EN LIBROS Y LOGOPEDAS Y SUELTA LAS PUTAS MANCUERNAS Y LOS CICLOS SUBNORMAL!

    Con experiencias como esta y al encontrarme con semejante bestiario afirmo a día de hoy que sólo pisaré de nuevo un gimnasio por prescripción médica o a cambio de una suma de dinero interesante.

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  2. A mí, los que no me caen nada bien y a los que daría el premio a los tontos del reino, sería a los simios que andan por la calle en verano sin la camiseta puesta. Estos me parecen necios de pedigrí. Esta raza se despoja de la camiseta reglamentaria (que nos protege a los demás de tener que verles las carnes por cojones, ya sea en la calle, en una oficina de correos, o en una tienda)alegando el notable calor que se vive en el asfalto de este país. Alegan esto porque se saben trabajados en el gimnasio o en la obra, y desean ser admirados por mujeres y hombres antes de que se los coman los gusanos. Algunos gordacos inconscientes se unen a la costumbre cani. Pero lo que los civilizados vemos no es más que un puto cacho de carne con ojos y con cáncer de piel inminente, que en realidad no es más que una nenaza maricona que no es capaz de soportar los grados de temperatura que los demás enclenques soportamos estoicamente, y como machotes de primera.

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  3. Debe ser una norma no escrita pero universal la que dice: No te fíes nunca de una persona que vaya con el torso desnudo por la calle.

    Esa desnudez parcial por la justificación que sea huele mal. Huele a puñalá trapera, a olor a perrete mojado, a petición de tabaco, a "algo suelto", a primo/ompare/mano/shulo cuando no lo conoces de nada...

    Ante un torso masculino desnudo por la calle lo más sabio es HUIR.

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  4. Buen artículo, supongo que has ido en los turnos de tarde, vista la fauna que describes y porque creo que te faltan algunos especímenes y variantes como:

    -La Señorona: Señoras de >40 años que salen de la peluquería y maquilladas acuden al gimnasio para hacer el esfuerzo justo, sin sudar, solo para lucirse ante otros jubilados que pasan la mañana en el gimnasio, huyendo del frío del parque.

    -El Jubilado: Desde el día se su jubilación se compró un chándal (preferentemente azul marino) y con camisetas viejas completa un look de deportista, a pesar de no haber vivido como tal desde la más tierna infancia. Se vanagloria de ir una hora y media al gym , alternando una hora de charla con 10 minutos de cinta y algún aparato entre conversación sobre "sus tiempos","la juventud de hoy en día es peor" etc Procuran tontear e interactuar con señoronas y acomplejadas, dando consejos también al gordito y ocasionalmente interactuando como dice El otro Samu en "el viejo de gimnasio"

    -El tipo chungo: un armario con la cabeza afeitada/peinado boothead y perilla/cicatriz. Nadie sabe a que se dedica y de dónde ha salido, sólo se puede especular sobre un pasado como mercenario/genocida bosnio/presidiario...El tío levanta toneladas mientras las venas de la cabeza se dilatan al limite, en cualquier momento podrían estallar mientras pone la misma cara que un cuarentón en su primer análisis de prostata. El tipo da miedo, mucho, no acercarse. Si te lo encuentras en las duchas corre, no es momento de pensar que quizás sea buena gente, corre antes de que sea tarde...

    Por cierto, cabría decir que existe otra alternativa: los gimnasios universitarios. Allí también hay capullos pero al menos con un nivel de formación digno y en general buena gente, que va a entrenar despúes/antes de clase y no a lucirse.

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