Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

martes, 30 de agosto de 2011

EL DINERO SÍ HACE LA FELICIDAD

Hermanos, hermanas...


¿Qué significa esa mierda de que el dinero no hace la felicidad? ¿Es acaso una broma de esta vida cínica, o el comentario de un puto burgués desagradecido al que nunca le faltó un billete de 500 para desayunar?


La felicidad no es un estado al que llegar, sino un nivel de conciencia de equilibrio de recursos, necesidades, deseos trascendentes y realización; y como tal hay diversas formas de sentirla. Pero cada vez que escucho a un capullo acudir a la frase hecha me entran ganas de poner a prueba, cual dios improvisado, al personal. ¿El dinero no te está haciendo feliz? Pues se te retira y ya está. A ver si eres más feliz sin él, imbécil. Anda que no hay cosas que hacer con pasta: viajar, estudiar, dedicarse a las aficiones... deshacerse del curro para poder hacer lo anterior...


Porque no se engañen, hermanos; con el dinero lo que se compra no son bienes materiales. Con el dinero lo que compras es el tiempo. El tiempo de tu vida que se llevan el trabajo y las preocupaciones (es decir, más de media vida que puedes invertir en lo que te salga del papo). Por eso los cabrones que conocemos que viven de la renta han pasado a un nivel superior en el que su preocupación existencial máxima es de qué color van a mandar pintar la habitación.


Véase el donhaire y relax con que un ricachón cualquiera - acudamos a la idea de "pijo" de toda la vida - afronta la vida, el desapego con que habla a los demás, la falta de miedo por el qué pasará conmigo y mi familia de aquí a tres meses, y la falta de pasión al recibir el Porsche de regalo en su cumpleaños como algo que deben tener de pleno derecho. Esa es la característica desgana de la felicidad del rico: parécese a esa apática e insolente demasía de poder que presentan los dioses grecolatinos. Esa es su felicidad, que nosotros los pobres, podemos transformar en comentarios internos del tipo "Sí, pero no disfruta las cosas porque no las trabaja" o "Sí, pero ignora el valor de lo que tiene" o "no es más rico el que más tiene sino el que..." y chorradas varias pertenecientes a los mecanismos de defensa más freudianos y a las disonancias cognitivas más clásicas.


Si este ricachón me coge una depresión teniendo dinero ilimitado: o miente... o es un grandísimo gilipollas de dimensiones mitológicas.


Claro que el dinero hace la felicidad. Es cláramente un camino rápido a la misma. Y los que siempre han manejado los hilos lo saben y nunca han redundado en tonterías para trincarlo y someter al que sea. Si a nosotros - la mayoría de clase media y baja - nos dieran, como se suele decir, mil millones de millones, y aún así nos tomaramos la libertad de sentirnos asqueados de esta vida, la culpa sería únicamente nuestra, por tontos del culo. Mereceríamos pues que nos retirasen esa guita y se la dieran a otro que fuese feliz con él; darle el pañuelo a quien tiene mocos. Admírense de las mongolidades que la gente llega a hacer o creer por dinero, malbuscando la felicidad. Un tonto con dinero no deja de ser un tonto.




Afortunadamente soy feliz sin dinero a día de hoy. No he sido feliz siempre. Cuando me faltó hubiese sido muy feliz con él. Antes, en la pasión de la juventud, uno dice cosas como que si le tocase la lotería seguiría trabajando (por eso de la dignidad y la realización social)... Al carajo. Si me tocara la primitiva iba a trabajar el Tato aguantando tonterías de la gentuza de esta, nuestra gloriosa nación. A más edad, menos tonterías y las cosas más claras. ¿Que el dinero no hace la felicidad? Y una mierda.


Mientras nos toca a cada hermano/a una lotería, seguiremos siendo felices con nuestras pequeñas cosas, esas que los imbéciles que no aprendieron a ser felices con el dinero, desconocen: Invitar a un amigo a merendar, dar con un buen libro, pasear tempranito, coger las vacaciones, sentarte en la playa cuando refresca, visitar a tu gente, volver a un sitio de antes, llamar a uno que andaba perdido, salir a correr, comerte un bollo tierno, ponerte musiquita, charlar, planear gratis,... descargar el cubo de basura en un blog donde reirte de la vida con tus amigos...


Podéis ir en paz.

martes, 23 de agosto de 2011

LA MIEL EN LA BOCA DEL ASNO

Hermanos, hermanas...

El otro día tuve la oportunidad de disfrutar del más que digno Museo del Jurásico Asturiano. Se trata de un museo que brinda una experiencia muy agradable, didáctica y bien organizada. Tuve también el gran error de ir el miércoles – día de entrada gratuita -, por lo que pude vivir, sin pretenderlo, dos experiencias sumamente divulgativas y paleoantropológicas, debido a que esa misma mañana la mayor marabunta jamás vista de turistas patrios (esos de los que hablamos hace un año en esta parroquia), teniendo la misma mediocre idea que un servidor, acudió a este magnífico museo para culturizarse.

La primera experiencia es con la que me quedo: en definitiva un paseo delicioso por el mesozoico, en un edificio original y perfecto para brindar un aprendizaje significativo a adultos y niños.

La segunda, no menos interesante aunque más brutal y garrula, fue el recorrido por los diferentes estratos y desniveles culturales de las regiones de la madre patria España, con su diversidad de acentos usados para acuchillar la cultura y la ciencia, y el gracejo ibérico, que ya sea del sur o del norte, cada vez tiene menos gracia y da más vergüenza ajena. Y aunque no he traído retratos de los especímenes en cuestión, no está de más hacerles mención:

La diva: esta era una zagala de estas de “Hombres y mujeres y viceversa”, anoréxica, con dos centímetros de grosor de maquillaje, vestida entera de leopardo y con tacones de boda. Acompañada iba de una jauría de amigas que intentaban asemejarse a la hembra reina sin poder, ya sea por la gordura o por lo hortera de la ropa discotequera. Aún así, no le iban a la zaga en montarla y llamar la atención. Su máximo objetivo era hacerse fotos con los esqueletos, con todo el que estuviera entero, mientras se ponía ante la cámara con la cara en tres cuartos y sacando morros en gesto forzado. Durante la sesión de fotos largó interrogantes profundas que albergaba su persona: “Cuando los cavernícolas cogían un dinozario de estos tendrían carne para dos años ¿no?”. La tipa pensaría que los dinosaurios se extinguieron poco antes del 94, cuando ella nació. Gracias a Dios, su paseo por el recinto fue corto debido al aburrimiento que sintió y su emergencia por llegar a la playa.

La familia Hooligan: serían como once o doce – en España somos familieros y si no viajamos todos no viaja ni Dios – de bañador y chanclas: ahí, con glamour de clase. Al cabeza de familia (camisa abierta, cordón de oro y uñas de los pies como mejillones), le faltó preguntar por el chiringuito. Los vástagos gritaban pero más lo hacían las que parecían ser sus madres y tías, ya se sabe que de tal palo tal astilla la mayoría de las veces. Los niños iban tocando y pulsando los carteles donde salían ilustraciones y textos sobres los fósiles, no pudiendo diferenciar entre lo que es un simple rótulo y lo que esperaban que fuera una pantalla táctil de las que tienen su casa inundada (animalillos…). Tampoco durarían mucho, ante la orden sin réplica del macho dominante por salir de allí, puesto que se conoce que habiéndose cansado de emitir chistes en alto sobre la sexualidad de los bichos prehistóricos, se le habían antojado unas fabes y allí no ponían ni una triste cerveza.

La madre estimuladora: quizás en un acto noble aunque sin preparación, esta mujer cogía al hijo, pseudohiperactivo ante el impacto de los saurios, y le echaba unos discursos científicos ante las piezas que el niño de tres años ignoraba para salir corriendo cuando pudiera en pos del triceratops que juguete de la entrada. No me hubiese fijado en este fenómeno si la madre no hubiese lanzado mentiras infames, dándole lo mismo ocho que ochenta, del tipo: “mira Aitor, ¿ves eso? pues es un huevo de elefante” o “fíjate, cariño, mi cielo, ese dinosaurio tenía pinchos para protejerse de los tigres".

El púber del carrito: Era realmente casi un púber, le calculo unos 5 o 6 años, e iba sentado en su carrito de bebé. El niño era más grande que el carro. Empujaba el padre con un hervor de menos, que para no aguantar la tortura del niño jartible y consentido por él, le ha dado la cámara (una Canon de 1200 euros con teleobjetivo como para retratar a Nadal sacando mientras guiña el ojo) para que el infante haga sus fotillos a lo que le parezca. Hace el amago de cogerle la cámara y ante la protesta del niño, el padre recula y hocica como buen súbdito.



(En la foto: a la izquierda, un gigante, a la derecha un tonto del culo o ciudadano español promedio).

Entonces, fue igualmente interesante mi recorrido improvisado por la catetura hispana, por el museo de la vergüenza, por el centro de interpretación de la perpetua decadencia cañí. Aunque a día de hoy, cualquier rincón puede pasar por observatorio fiable de estas cuestiones. Un ejemplo más de la margarita para los cerdos. Hay que leer. No todos somos genios ni debemos serlo, pero coño, por lo menos leer hay que saber. La mayoría no somos más que tontos del culo con mayor o menor gradación. Pero a diferencia de los dinosaurios que gobernaron el planeta por derecho y méritos biológicos, ahora por desgracia, los monos más idiotas de la actualidad reinarán sobre la Tierra.

Que la furia de los reptiles sea con todos ellos. Fin.




Podéis ir en paz.

jueves, 11 de agosto de 2011

SUPERVIVENCIA DEL MÁS PENCO

Hermanos, hermanas…
Adviértase la pasmosa facilidad con la que el necio común se reproduce y provóquenos miedo por lo inquietante del asunto. ¿Nos ha abandonado la selección natural? ¿O somos víctimas de la selección estúpidamente artificial? Me explico:

La selección natural siempre ha favorecido a los más aptos (no sólo al más fuerte, sino también al más inteligente, al más rápido, al más capaz de conseguir recursos en definitiva). Siempre hemos tenido la idea – muy extendida entre la clase media honrada – de que había que prepararse para el futuro y para el mundo. Es un mensaje que recibimos de nuestros padres (se bueno, estudia, esfuérzate, respeta al otro, haz las cosas por tí mismo, se listo y adáptate). Pero en algún momento nos dio por confundir la acumulación de cultura y conocimientos, la tolerancia y la asertividad con armas de adaptación. Desde entonces, el proceso de selección nos da por el culo.



Ejemplo: A raíz de la entrada anterior, vienen a mi mente numerosas situaciones que son el pan nuestro, en la que el Homo Zafius es descaradamente favorecido, no sólo por el proceso natural, sino por el artificial también. El otro día tuve que llevar a una persona a urgencias. En urgencias hay una serie de normas muy bien puestas (no hablar por móvil, sólo entra un familiar con el paciente, no se hace ruido… coño, lo básico). Estas normas son para todo el mundo menos para los gitanos. Ellos no tienen que respetar nada. Al parecer la tolerancia panoli que se le exige al español medio para con lo romaní nos obliga a dejarles hacer lo que les salga del aparato reproductor. Y de ahí no sólo parece salirles los caprichos que quieran, sino que también les salen engendros a punta pala. No tienen que pagar impuestos, la sanidad se la aportamos nosotros gratis, a parte de los robos y hurtos crónicos a los que tienes que contestar con una sonrisa porque si le partes la crisma a uno de estos simios, pagas tú encima. Aunque el ejemplo sea con gitanos, no son ellos los únicos orangutanes de esta sociedad. De todo hay en la viña.

Las familias taradas (de las que hablábamos en la entrada anterior) existen y pueblan barrios enteros. Son productos del paternalismo y del gobierno buenista y defensor de los malos. Estos tienen claro su lema del que no llora no mama. Todos con enfermedades inventadas y adobados con un buen fajo de billetes al mes por no hacer nada. Ahí entra la selección artificial del Homo Concejalis de nuestro tiempo, maleducador de mearruedas y aprietabancos. Es un tema ya sacado muchas veces en este púlpito; la pregunta es… Darwin, Darwin… ¿por qué nos has abandonado? O quizás nunca nos abandonaste, sino que nosotros por nuestro puto etnocentrismo nos hemos creído los más aptos cuando, la evolución depende siempre de mutaciones injustas que no llegamos a comprender porque están más allá de la moral humana. Lo entiendo. Pero qué putada, amigo.

Si alguna de las personas de bien quiere perpetuar su especie (Homo Sapiens), frente a las ramificaciones homínidas necias y estúpidas que están siendo favorecidas en la actualidad, que coma con la boca abierta y haga ruido al masticar, que se tatúe la polla, que haga el caballito con la moto, que beba hasta el coma (que ya le curarán los médicos mientras me hacen esperar a mi en sala de urgencias), que deje el colegio, que se meta a puta, que le pegue a sus padres, que invierta su tiempo en probar todos los bancos de las plazas, que no lea, que gruña en vez de hablar, que no salude al cruzarse al vecino, que busque pelea en los botellones, que se haga dibujitos en el corte de pelo, que se pedorree en público, y sobre todo, que folle como un conejo con todo bicho viviente y vaya al ayuntamiento a chillar mientras pone la mano para pedir.

A mí Darwin me parece una bestia parda de científico. Es uno de mis ídolos. Pero me gustaría que por la supervivencia de los Hermanos, se equivocara esta vez, en favor de Piotr Kropotkin y su teoría del Apoyo Mutuo, en la que se describe cómo poblaciones de individuos en muchas especies tienden a unirse en una ayuda recíproca y funcionar como un solo organismo potente y apto para sobrevivir. (A la izquierda, Darwin. A la derecha, Kropotkin. ¿Son primos hermanos? Pues la verdad es que no).





Así fue como sobrevivimos nosotros, y los neandertales (bien adaptados) se extinguieron. Nosotros y nuestra capacidad social y lingüística nos hizo unos sobrados a la hora de hacernos con los recursos. Pero si no volvemos a unirnos frente a esta pandilla de hijos de puta (individualistas, como un servidor, la verdad) egoístas y embusteros, y contra estos gobiernos paternalistas y pusilánimes, nos vamos al carajo pero ya.

Que el Señor os ilumine en la batalla que está por librar.

Podéis ir en paz.

martes, 9 de agosto de 2011

LAS S.S.

Véase un día normalito, al azar, en la difícil labor de los organismos de Bienestar Social (Servicios Sociales) de un barrio cualquiera de por aquí, en una experiencia verídica y contrastada:

La asistente social, que estudió la carrera porque pensaba que aquello sería chachipiruli y que salvaría a muchas familias inocentes del ostracismo, llega a casa de los Sánchez. La madre le abre la puerta. Va vestida con una especie de camisón que nunca se quita por ser la única prenda capaz de abarcar semejante bola de sebo. Con los ojos semiabiertos y moño a lo Winehouse, da paso con cara de asco a la asistente, que va tras la matriarca que se balancea de lado a lado dando con los kilos en las paredes del pasillo.

Sra. Sánchez: Ay hija, menos mal que habéis venido. Mira, que yo no puedo con el niño chico, eh... de verdad, mi arma. Llevárselo, llevárselo a un colegio de esos de niños de la Junta, que a mí me va a matar. Y mira, que la subvención esa que me dais por invalidez es que no me da para nada... y a mi niño el mediano, a ver si le encontráis un trabajito o algo, al pobre...
Asistente: Señora, vamos a ver, vamos por partes, que esto no es tan fácil. (La asistente repara en una moto de cross que está literalmente aparcada en el salón, quizás en un intento cultureta de alguno de la casa por emular a Buñuel. Pero no.) Dios santo ¿Pero eso qué es?.


Señora: ay hija, eso es lo que le han echado los Reyes al chico.


Asistente: Coño... tiene que haber sacado unas notazas...


Señora: 9 cates, más el recreo. Pero es que le tienen manía ¿sabé usted? Me lo tienen expulsaíto todo el rato.


Asistente: Expulsado ¿por qué?


Señora: Ay hija, porque no le gusta la maestra, y entonces se aburre y le dice "hija de puta", y empieza a repartir leña a los compañeros.


Asistente: Señora, se tiene usted que imponer, si no, su hijo un día de estos le va a dar a usted, pero con el cuchillo del jamón.


Señora: Si yo lo se, mi arma, pero es que me da mucha pena de mi niño.


Asistente: Usted verá lo que hace. Bueno... nos ha solicitado en los servicios para encontrar trabajo a su hijo mayor, el de 36 años. Venía a que me contara. ¿Puedo hablar con él?


Señora: No niña, ahora no se puede.


Asistente: Claro, estará buscando trabajo como un loco.


Señora: Está durmiendo.


Asistente: ¿Cómo? ¿A las 12,30 de la tarde?


Señora: Se levanta para comer, a las tres.


Asistente: Tiene cojones... vamos a ver, ¿su hijo qué trabajos ha realizado hasta ahora?


Señora: Desde que dejó la ESO, ha estado un mes trabajando en la empresa del vecino cargando cajas pero no le gustaba y se fue. Al pobre le echan de todos los sitios, porque no puede llegar a la hora, todos los sitios abren muy temprano. Ya hace como dos años que no hace nada y está desmotivado... (erupta bestialmente, y sigue hablando como si no hubiese pasado nada)... Lo último fue en el bar de copas del Migue pero yo qué se lo que pasó, hija.


Asistente: Su hijo es un vago que no está acostumbrado al mínimo esfuerzo, señora. Los servicios sociales no estamos para eso. No puede acudir a nosotros para cosas que pueden hacer ustedes y no hacen porque no quieren.


Señora: Chiquilla, pero si es que la cosa está muy mal, y mi marido con la discapacidad. (Entra en escena un niño con crestita y pendientes, moreno como un tizón de hacer vida en la calle, mira a la asistente, le dice "puta guarra" y se va por otra puerta). Qué desgraciaítos somos, señorita.


Asistente: En los papeles consta que usted recibe una paga de 1500 al mes por una invalidez con diagnóstico de fibromialgia...


Señora: Ay sí hija... me duele todo el cuerpo. (Se come un bollilandia de dos bocados en el acto).


Asistente: Su marido, una paga de 2600 al mes por discapacidad en la pierna izquierda que le incapacita para su labor, su hijo mayor recibe la paga de los 400 euros y el mediano cobra el paro. Con el menor le dan una beca por trastorno atencional. Coño, señora, cuántas taras tiene su familia... Joder con la familia taraíta ¿Qué ayuda nos pide?


Señora: Pues mira niña, a mí el dinero no me dura nada. La Play y la moto del chico, la Wii del mediano, el grande que se acaba de comprar un coche nuevo porque el otro no le gustaba... aburriíta me tienen. No me llega ni para los libros del colegio. No podemos ni pagar la contribución.


Asistente: Lo que tenemos que hacer es enterarnos ya de que los coches, las motos y los caprichos son lujos y no necesidades... Están subvencionados por todos lados.


Señora: Ay niña, ¿y de qué quieres que coma yo?



La asistente social mira para abajo, mentando por lo bajini a toda la casta de la señora y a la madre que la parió, reconociendo que con ranas gigantes es imposible entenderse y calmándose antes de defenestrar a la obesa por la ventana - si cupiera -. Al alzar la mirada ve salir de un cuarto a un maromo de gimnasio con cara de dormido rascándose la cebolleta bajo el slip con el escudo de superman que usa como única ropa. Al percatarse el simio de la presencia de la asistente, se mete en el cuarto a toda velocidad. Un ruído desde el interior delata que ha cerrado por dentro con pestillo.



Asistente: Señora, coja inmediatamente a su hijo el mayor y sáquelo de ahí, que lo vamos a llevar a la oficina de empleo ahora mismo.


Señora: Uy, ni loca, tú no sabes cómo se pone cuando se le obliga. (Llega a la casa el paterfamilia, con 8 cervezas en el cuerpo y andando perfectamente).


Padre: Niña, esta quién es.


Señora: La asistenta, Antonio, que no nos quiere dar nada, la malahe.


Padre: ¿Cómo? (dirigiéndose a la asistente y fingiendo un par de cojetadas como para meter la oreja en un charco) Tú lo que eres... es una nasi.


Asistente: ¿Perdón?


Padre: Unos nasis, toh ustedes.


Asistente: ¿Nazi yo?


Padre: Que no me queréis dar nada porque soy gitanito, racistas. Lo que os falta ya es crucificarnos, que mira cómo me tenéis, que el otro día me tuve que ir a urgencias por el disgusto de que a mi hijo no le dais trabajo (recordar que el tipo no paga los impuestos pero tiene acceso a una sanidad eficaz).


Asistente: ¡Me cago en Dios y en la Virgen del Carmen! (la asistente social coje el cuchillo clavado en la paletilla de ibérico de la cocina y lo usa para exterminar/fumigar a toda la puta familia de una forma justa y atroz).



La última línea es mentira, la he puesto yo. Pero no me diréis que no es de recibo.



Podéis ir en paz.



lunes, 1 de agosto de 2011

LAS CANCIONES DE AMOR SON UNA MIERDA

Las canciones de amor son una mierda. Y los que las componen y cantan son unos cabrones. No se vio jamás tal sarta de mentiras y comedura de coco que las encubiertas tras estas manifestaciones pseudoartísticas, ni mayor daño a la humanidad a nivel afectivo.

Estas expresiones nocivas nos llegan en forma de canciones y de películas, principalmente, y en forma de reglas no escritas transmitidas por tradición oral y supersticiosa, en modo sutil. Subliminalmente, son parte de la cultura que nos ha taladrado para persistir en el comportamiento gregario. Son las culpables de que las mujeres, por mucha edad que tengan, sigan creyendo en el príncipe azul como el que cree en los Reyes Magos, o que los hombres huyan de las órdenes de la madre para ser mandoneados por la novia.

El príncipe azul es un concepto harto jodido. Se trata de una idea utópica de hombre que aglomera las siguientes virtudes: atento y solícito ante los desplantes, comprensivo ante los reproches, paciente ante los episodios surrealistas de la menstruación que solventará con amor y chocolate, cariñoso ante las ofensas, que se parta los cuernos por hacer los cambios en su personalidad que la novia quiera, máquina sexual con planta de hijo de puta por fuera pero blandito por dentro para ser cuidado, escuchador durante horas de las paranoias más variopintas, y que ponga a parir a los enemigos de la susodicha cuando esta se sienta ofendida aunque estos tengan razón. Es decir, un híbrido entre una super amiga especial en la época antes de ser desterrada por falsa, y un panoli-pusilánime. Difícil, pero alguna lo encuentra.

Lo que tienen muchas de las mujeres es un hombre cervecero, futbolero, jugador de Play, con flotador abdominal, que se comunica con eruptos, que alardea de una talla de pene que no se puede demostrar, y que se lava de higos a brevas. “Es que antes no era así”. Pues claro, es que estás amamoná. Antes quería follarte. Te trabajaba y ponía velitas en la cena pedida a los chinos para ver si te conservaba en el bote. Además es uno de esos hombres en realidad dependiente y madrero que necesita novia sí o sí, sobre todo para que cuiden de él porque es discapacitado funcional. Vamos, que tienes lo que te mereces. Igualito que los tíos de las historias de Take That que escuchabas mientras lo flipabas con tus fantasías con el Chino y una puesta de sol que se te aparecía siempre con esa música en la que se escuchaban frases tópicas de relleno como “I´ll be there, the power of love, o together forever”. Seguramente, si tu novio es un típico, también tenía sus frases de relleno como "no puedo vivir sin tí", te llamaba "princesa" porque lo vió en La Vida es Bella, y te contó penurias y jodiendas de su vida pasada por las que sólo tú podías ayudarle y sentirte útil. Por Dios, qué barato.

Veamos un caso concreto de una letra mortífera de Carlos Baute, y apliquémosle el cuento a él mismo:

“Quién te da lo que tu pides”: tú dale a una tía todo lo que te pida, y tú y tu visa os quedáis secos en cero coma.

“Quién te da el desayuno en la cama y te hace sentir una dama”: Baute nunca fue muy bueno haciendo letras, pero Boyz II Men tampoco se diferencia demasiado. He ahí el romanticismo barato del que todo garrulo hace gala en el noviazgo y que luego se transforma en exigencia a la que no se puede llegar porque ahora el fútbol es más importante.

“Quién entiende tus días de cambio”: Amigos, este comentario agudo se refiere a la regla. El tipo piensa que soportar las bipolaridades de la regla femenina es pan comido, pero lo que se va a comer es un mojón al ver que nada de lo que haga o diga estará bien. Y empiece a decir frases como “¿y yo qué he hecho ahora?, ¿es por algo que he hecho?, ¿O es por algo que no he dicho?...” entrando en una dinámica enfermiza y ansiógena de cojones, eso sí, la mar de romántica.

“Quién te escucha tus penas”: Esto a Baute le pareció muy paternal y de novio atento, pero cuando la parienta le obligaba a escuchar los discursos de tres horas a cerca de “has cambiado, pasas de mí, estoy hecha una ballena…”, al hombre empieza a írsele la líbido al carajo (quiero decir al quinto pino) y comienza a fijarse en otras niñas dignas de inspirar canciones de amor.

“Quién te lleva a conciertos, viajes en barco a cruzar otros mares”: La pareja que llega a fin de mes lo suele hacer ajustada, a menos que seas Baute, así que no hay para muchos lujos que enciendan la llama de la pasión exóticamente. Pero nuestro héroe, ya no está para muchos esfuerzos después de la bajada de endorfinas y serotonina que produce la erosión del “no vayas con tus amigos, quédate aquí / arréglame ese enchufe / ven para acá que te voy a quitar esos granos”.

Así que al muchacho se le va todo el sentido del glamour y manda a tomar viento fresco a la dulcinea por la que antes perdía el sentío y ahora ve como una loca que quiere arrebatarle la voluntad. Por eso, a Baute, como a casi todos estos neorománticos les duran las novietas de 3 meses a 3 años. Son adictos a lo romántico. Y lo romántico lo sienten mientras que todo es guay. Cuando la cosa se sale de lo que es el cuento de hadas… las letras de las canciones se las tienen que meter por donde les quepa. Y eso duele sólo hasta que al día siguiente encuentran otro guayabo a la que escribirle sobre amor eterno y nos vienen a predicar con el ejemplo. (En la foto, un tonto del culo al que le gusta ir de dandy, besándo la mano de su rollo de hoy como si lo fuera a hacer todos los días en el futuro).

Pero sobre todas estas cosas condeno a las comedias románticas. Chica buenorra y maromo sexy y comprensivo, perro y suegros cachondos, amigo que lleva el botijo, y situaciones jodidas que se transforman en animosas y dicharacheras. Ah, el amor… cómo es. Todas evitan contarte más allá de la boda para no tener que decirte la verdad sobre maridos aburridos y gordos, mujeres que usan a sus hombres como machacas, niños dramáticamente porculeros y sueños alternativos con una vida mejor. Las pelis realistas sobre estas cosas son calificadas directamente como tabúes, depresivas y para amargados.

Mientras, más de la mitad de la gente se separa y la otra mitad se miente a si misma. Sólo un bajo 1% por decir algo aprende a soportarse y quererse, quizás ayudados por los libros de autoayuda de John Gray o por alguna extraña mutación biopsicosocial. Asqueados, optan por celebrar la despedida de casado para dar bandazos un tiempo, antes de caer otra vez en el círculo vicioso de sentirse enamorados tras asociar a una nueva persona, otra canción de amor.

Podéis ir en paz.