Sed bienvenidos...

... los que estáis asqueados de toda la Tontería que nos rodea, los que estáis hasta los cojones/ovarios de aguantar imbéciles e incompetentes, los que tenéis que reventar y no podéis porque vuestra castrante moral judeocristiana os lo prohibe, los que sufríais de pequeños las mofas de seres inferiores, los que esforzándoos no obtenéis recompensa, los que vivís en un mundo que no es para vosotros, los que sabéis parte de la verdad pero os toman por locos, los que necesitáis opinar sin ser juzgados por ignorantes, los que pudiendo cambiar las cosas aún dormimos.

domingo, 22 de abril de 2012

LAS PIJORRAS EN EL WC

Hermanos, hermanas...

Se echa de menos aquellos tiempos en que las gentes, por lo menos los de cierta categoría, eran coherentes tanto en la estampa que daban al exterior como en la intimidad escatológica del vater. El que aparentaba educación y finura era cortés y caballero en el trato, y el garrulo se vanagloriaba de los ultrapedos que se tieraba en público. Ahora este aspecto se ha trastocado.

Con la democratización del lujo, el hedonismo, y el autoenamoramiento, mezclado con esa necesidad de llamar la atención o desaparecer en las nieblas de la impopularidad, salen a la luz todos los Tony Maneros y las Barbies modernos de sus casas dispuestos a liarla en la salida con los amigos y venderse barato al público haciendo lo que sea menester para trascender. Miremos el ejemplo de las pijas más pimpinas del universo, aquellas que emulan el estilo gossip estadounidense de la zona Miami, como por ejemplo Elena Tablada y meretrices de este tipo.

La tipa sale de fiesta, como cada día, "arreglada", con tres centímetros de grosor en el maquillaje, su peluquería, su manicura hortera con dibujitos y brillantes, sus trapitos nuevos que jubilará cuando vuelva a casa, su bolso de 3000 euros enganchado en el codo, y evitando rozarse con la gente, no vaya a ser que se despeine. Sale después de 3 horas en el baño y 2 en el vestidor, trabajando su perfecta estética. Es el momento de que entremos en el baño y analicemos. Es un infierno para la chacha ecuatoriana de la familia. Es un pozo de inmundicia, encharcado, embarrado, con matojos de pelo de la cabeza y de otros sitios espesando el lavabo, los restos del afeite de piernas y perfil de tanga atascando la bañera, los potingues y cremas desparramados, las bragas con palomino tiradas en el sitio donde hayan caído y el vater atestado de papel higiénico.

Nadie se enterará nunca de esto. Sólo la chacha (o la madre de la pija si esta es pobre), que nunca hablará de esto, porque se le paga o por vergüenza, dejando inmaculada la imagen y la honra de la niña, que como todo el mundo sabe, ni caga, ni mea, y si se tira peos... huelen a flores.

La pijas se encuentran en estos momentos en un pub de sábado tarde donde preparan la cogorza para la noche, escuchando con sus amigos las rumbas de Siempre Así, mientras se cantan las letras a la cara unas a otras, cubata en mano y creyéndolo un momento especial. A Cuca le entran ganas de hacer pipí. No de mear. Pide la colaboración de una amiga (la que esté hoy más receptiva). Van al WC, donde se vuelven a maquillar mientras despellejan gratuitamente a Pochola, que era antes de ayer, la mejor amiga de todos los tiempos. Mean fuera del tiesto literalmente, intentando no tocar con las nalgas la tapa infecta del vater. El meao lo invade todo menos el interior. Pillan medio rollo de papel para limpiarse su coño pijo, y el otro medio para después del rayazo de coca. Caundo vuelven a la reunión, en el WC hay que entrar con machete y lanzallamas, y aquí no ha pasado nada porque la responsabilidad se diluye entre las noventa tías que han entrado hoy en el baño, y la guarra ha sido la Pochola.



Esta hipocresía estética de nuestro tiempo está all around. La estética viste, da un glamour momentaneo mientras no se descubra que eres un puto guarro y un inmaduro. El mensaje es que para estar bien adaptado a este mundo no hay que ser, sino parecer. Maquillaje, ropita güena y gimnasio... y si no triunfas en telecinco, lo mismo lo hacer en el botellón de los pisos der Migue.

Sepulcros blanqueados... cánones de belleza actual podridos por dentro. Cáscaras de ídolos sexuales sin principios ni valores. Sólo imágen engañosa, sólo putas y chulos. El glamour falso y los baños de las casas señalando como en un Dorian Gray, la podredumbre interior de estos narcisistas gilipollas. Si es que aunque la mona se vista de seda...

Podéis ir en paz.

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