Aún intento discernir si Warhol me parece un genio, un tremendísimo gilipollas chiflado, o las dos cosas. Pero acertó en algunas cosas que escupió, y entre ellas hay una sentencia que me sobrecoge en grado sumo. Me refiero a la famosa frase que soltó en 1968: "In the future, everyone will be world-famous for 15 minutes." Que se ha venido traduciendo con cierta licencia al castellano desde entonces como "en el futuro todo el mundo tendrá sus 15 minutos de gloria".
Los medios, ante el desgaste de lo excelente, refundaron la oferta basándose en esta premisa, de pura potra. Originado quizás en los programas basura centroamericanos de entrevistas rápidas al vulgo (que contaba sus miserias y sus peleas con la nuera) y continuado con los realities de toda gama, el mediocre vió ahí su gran oportunidad de mear el territorio.
Para triunfar hoy no hay que ser el mejor, sino diferente (distinto a la masa y crear un impacto). Siendo esta premisa real, y entendida antes que nadie por la subespecie garrula, hordas de gentuza se echó a las televisiones y demás industrias a probar suerte. En una sociedad como la actual en la que el más penco es siempre el mejor adaptado, si un millón de gilipollas hacen un casting, algo sale de ahí (la calidad es lo de menos). Recuerdo hace muchos años, algo antes de que se estrenara el histórico y fatídico programa Crónicas Marcianas, Javier Sardá en rueda de prensa sentenciando lo siguiente: "Esto va a ser una nueva televisión. Si tú eres tonto, explota que eres tonto". Grande y mortífera premonición.
Nuestros padres decían que había que ser el mejor para salir adelante. La gran mayoría de los que seguimos aquel criterio, fracasamos. El mearruedas del momento, sin pensar si quiera, se va al casting de Telecinco acompañado de su primo, el Cabesa, y una telera de mortadela para aguantar la fila compuesta de otros maromos de gimnasio con camisetas de la talla S y pelo duro por el fijador de fuerza 5, y tías aspirante a putas asistidas de sus madres adoptivas, examigas ponecuernos y cibernovios, que les ayudarán a montar las historieta de hoy en el Diario de Patricia, donde tendrán 15 minutos para venderse (quizás menos). A ver quien es más original. Y entre tanta mediocridad, aplauso dirigido y hostia verbal de Mejide, uno más que asco siente pena y compasión de estos seres que piensan que serán diferentes con una historia trillada y chillando mucho.
Su casting aconteció de la siguiente forma:
- Hola Jose Luis.
- Llamadme Toño.
- Muy bien Toño, ¿qué nos ofreces para el programa?
- Pues mucho cachondeo y mucha marcha. Yo soy el rey de la fiesta allí donde voy, la lío en todas partes y soy el centro de atención.
- Descríbete a tí mismo.
- Pues soy divertido, estoy loco-loco, todo el mundo me conoce, soy amigo de mis amigos, me gusta ir de copas, y a mí nadie me puede cambiar porque yo soy así de original, y al que no le guste que mire para otro lado.
- ¿Por qué deberíamos elegirte a tí?
- Porque soy único, no hay nadie como yo. Además entrar en la casa es mi sueño. Y además voy de frente. Y al que no le guste...
- Si, si... que mire para otro lado. Ok, Toño, ya te llamaremos.
Y le llamaron.
Su casting aconteció de la siguiente forma:
- Hola Jose Luis.
- Llamadme Toño.
- Muy bien Toño, ¿qué nos ofreces para el programa?
- Pues mucho cachondeo y mucha marcha. Yo soy el rey de la fiesta allí donde voy, la lío en todas partes y soy el centro de atención.
- Descríbete a tí mismo.
- Pues soy divertido, estoy loco-loco, todo el mundo me conoce, soy amigo de mis amigos, me gusta ir de copas, y a mí nadie me puede cambiar porque yo soy así de original, y al que no le guste que mire para otro lado.
- ¿Por qué deberíamos elegirte a tí?
- Porque soy único, no hay nadie como yo. Además entrar en la casa es mi sueño. Y además voy de frente. Y al que no le guste...
- Si, si... que mire para otro lado. Ok, Toño, ya te llamaremos.
Y le llamaron.
Entre todos surge un tipo que cae en gracia sin hacer nada especial: parece que es guapito y además se quitó la camiseta como quien se hace de rogar para enseñar el six pack que se trabajó para la ocasión (algo forzado). Se le da un programilla con montaje sexual con una de Gran Hermano y los 15 minutos se hacen prorrogables a un mes recorriendo corrillos de contertulios trasnochados y esnifadores de coca. Cuando se acaba la chicha, intenta liarla o reivindicarse en algún reality donde humillen a las viejas glorias por algo de pasta. Cuando ya no sirva ni para estar escondido, recorrerá los pueblos de provincia haciendo bolos con glamour kitch (anuncios de la discoteca en los que sale despelotado de cintura para arriba: Esta noche, Toño, de Hombres y Mujeres y Viceversa, y copas gratis para las chicas) y tirándose a la Saray y a su prima la gorda entre cubatas. Este es el momento en que los 15 minutos acaban en la misma cuesta hacia abajo que experimentaron Culkin, Lohan o Joselito.
Podéis ir en paz.
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