Hermanos, hermanas…
Observen con atención este despropósito, para posteriormente analizar la cuestión.
A ver. Vamos a ver. ¿Esto qué es? ¡¡¡PERO ESTO QUÉ COÑO ES!!!!!
Entre los hermanos hay andaluces de muchas provincias, hay madrileños, extremeños, valencianos… que podrán juzgar, discrepar y opinar lo que quieran. Pero yo, en mi condición de andaluz, debo salir al encuentro de tal afrenta, que seguro, ha sido perpetrada por compatriotas sureños.
A un tipo que estudió en alguna facultad sevillita de audiovisuales, se le apareció el concepto del anuncio mientras se escaqueaba del tajo para meterse unas tapitas con unos amigos en una tasca de estas fashion en las que te echan serrín en el suelo, y vió el fulano que aquello era bueno. “¡Illo´mpare, que se m´ha ocurrío un anunsio ahín to chulo con traveling y contraluse y musiquita de peli…!” El tío acaba haciendo para Cruzcampo un clip a lo Michael Bay (que por cierto, mejor que vuelva a hacerle los videoclips a Meat Loaf, porque no ha hecho nunca otra cosa más que vomitar zurullos cinematográficos) y ponerle una BSO que le da igual lo que sea pero que suene a Gladiator por la gloria de tu madre, que eso a la gente le convence tela y acaba bebiéndose el zumo de cebada a como dé lugar.
Lejos quedan los tiempos pretéritos de la leyenda de Tharsis y la gloria de Al Andalus. Lejos esos andaluces, que junto a los extremeños eramos los putos Indiana Jones del mundo, capaces de meterse en una cáscara de nuez en mitad del océano y explorar selvas con monstruos desconocidos y bichos de esos de los que te pican en los cojoncillos. Ahora el andaluz no es más que un jodido vago autocomplaciente, etnocéntrico y endogámico. Que sí, que gente así… en todos los sitios, de acuerdo, y que no todos son así, también. Pero la mayoría de los que veo no son más que acomodados que aspiran a quedarse en su pueblo, trabajando en su pueblo, casarse en su pueblo y morir en su barrio. Patético. Por eso piensan que el mundo es la localidad propia, y que si vas más allá hay un abismo vacío y monstruos.
Admiro de Andalucía la cultura y la historia pasadas, la gastronomía y los paisajes. Pero pregunto al andaluz “de pro” encantado de haberse conocido: De estos bosques de pinsapos, este litoral de arenas saharianas que te estás cargando, esta Alhambra y esta Giralda, esta luz, estos langostinos y este jamón, este pasado en que Córdoba era la capital del planeta… de todo esto, andaluz actual… ¿cuántas cosas son méritos tuyos? Eh? ¡Ninguno mamón!
No hay más que ver la vergüenza ajena que le da a la persona sensata el andaluz ejerciendo de tal, sobreactuando la extroversión e impostando el acento hasta lo jartible. Que triste.
Analicemos este horrible spot de topicazos del que me consta, la población andaluza al uso, está orgullosa:
Andalucía es donde empieza Europa: empezará aquí, pero los recursos, la educación, el civismo y la pasta se los han llevado los demás; así que me importa un carajo dónde empiece.
El andaluz no es un acento, es un castellano entre amigos: ah, joder… claro, como el asturiano, igual, ya lo entiendo. El andaluz es un bonito dialecto que para que conste, la mayoría de los andaluces habla como el culo, las cosas como son, tantos tabúes… Pues yo he visto el andaluz profanado mucho y bien para despellejar por detrás al amigo, eso sí.
Las rubias vienen con tapa: eso es Andalucía Oriental, porque en la occidental la tapa sí que viene con rubias, con monedas de oro que valen.
El tomate no nos lo comemos, nos lo bebemos: alucína con el mérito de esto. Yo me bebo las naranjas, y en China esos tíos bajitos comen escorpiones, con dos cojones.
Nuestros partidos tienen 3º tiempo: Jojo, qué agudo, ¿lo han pillado, hermanos? Se refieren a la fiestaca de después… igual que en Madrid y Cataluña. Para mí que hasta los argentinos lo hacen. Copiones de mierda.
Donde se inició el Nuevo Mundo: lo que pasa es que tuvo que venir un italiano con los arrestos necesarios para ir arreando, porque aquí, y eso lo saben mis compatriotas, de boquilla todo pero de acto nada. Y luego para dar la primera vuelta al mundo desde Sanlúcar de Barrameda, tuvieron que venir a hacerla un vasco y un portugués, porque aquí seguían sin haber bemoles. Ay, tanto rajar de los vascos en vez de aprender de ellos.
No nos dan miedo los cuernos (no, desde luego), los toreamos. Aquí lo que tenemos de los toros son los huevazos que nos pesan sobremanera para hacer lo que sea menester para cambiar las cosas y dejarnos dar por los políticos; otra vez nos pierde la boquilla, y los cuernos.
No somos exagerados, los demás se quedan cortos: me voy a callar. Una vez más “las cosas no son como las ven los demás, son como las veo YO”. El mismo etnocentrismo que nos lleva a ver el Coliseo y decir que como la parroquia de tu pueblo nada.
Nos partimos la camisa: eso no lo entiendo. No veo la relación entre andaluz y gitano; será porque estudié.
Pero la mentira que me saca de quicio hasta límites insospechados es:
Amamos la amistad. No me refiero a los hermanos, que son personal escogido. El andaluz generalizado va de extrovertido y divertido, vendiendo su gracejo y desparpajo esperando oir risas como respuesta, pero no se engañen los forasteros, el andaluz medio más allá de esto no te va a meter en su grupo de amigos ni de coña. Los grupos de amigos andaluces suelen ser herméticos, cerrados y endogámicos, además de superficiales. Se cagan de miedo ante una dificultad real del pobre amigo necesitado, pero responden raudos ante una invitación a la “servesita en la plasita” o la juerga padre.
De las ferias y del politeísmo andaluz hablaremos con total seguridad en el momento propicio. Porque este tema es para dos o tres post exlusivos y partirnos la caja torácica del todo.
Muchos andaluces se podrán sentir ofendidos. Espero ofender sólo a los que he descrito, nada más. Me tacharán de traidor y amargao pensando que odio Andalucia y no valoro la vitalidad de la gracia andaluza superior a las otras culturas. Me importa un mojón, los respeto en su error y su estrechez de miras, y me cago en ellos. Pecadores. Me crucificarán, como hicieron con nuestro Señor.
A los hermanos andaluces:
seguid siendo los andaluces que sois, porque esta tierra, si merece ser salvada, además de por su pasado, es por vosotros, los herederos de ese enorme y bonito mestizaje.
¡Andalucía ha muerto. Viva Andalucía!
Podéis ir en paz.